Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2024/04/18/xijm-a18.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Stefan Steinberg 18/04/24
El 12 de abril, cientos de policías irrumpieron en un congreso sobre Palestina que se celebraba en Berlín para protestar contra el genocidio israelí en Gaza. En escenas parecidas a las actividades de las tropas de asalto nazis en la década de 1930, la policía cortó la electricidad del congreso, arrestó a algunos de los organizadores y clausuró la reunión solo dos horas después de que comenzara.
Uno de los principales oradores en la conferencia era el cirujano británico-palestino y rector de la Universidad de Glasgow, el Dr. Ghassan Abu-Sittah. Abu-Sittah debía informar sobre ‘Los 43 días que había pasado en los hospitales de Gaza, trabajando tanto en Shifa como en el hospital de Al Ahli.” El cirujano fue detenido inmediatamente en el aeropuerto a su llegada a Alemania e interrogado durante unas tres horas y media por la policía.
Su pasaporte fue confiscado y, según sus propias palabras, se le informó que ‘no se le permitiría entrar en suelo alemán, y que esta prohibición durará todo el mes de abril’. Además, se le advirtió que si intentaba dirigirse al congreso en Berlín por Internet o por video, estaría infringiendo la ley alemana y podría ser multado o condenado hasta con un año de prisión. Solo recibió su pasaporte en los escalones del avión, que lo llevó de regreso de Alemania. ¡Un respetado y eminente cirujano que debía informar sobre la desastrosa situación que impera en las ruinas de los hospitales de Gaza devastados por los bombardeos israelíes fue tratado como un delincuente común!
Pero esta fue sólo la expresión más extrema de la despiadada respuesta del Estado alemán a toda oposición al genocidio israelí en Gaza.
Desde hace meses, las manifestaciones en Alemania de grupos y organizaciones que protestan contra el genocidio en Gaza han sido reprimidas rutinariamente con grandes demostraciones de fuerza por parte de la policía armada. Antes de que pueda comenzar cualquier manifestación, la policía obliga a los organizadores de la protesta a leer en voz alta una larga lista de demandas que prohíben eslóganes, carteles y pancartas antiisraelíes. Además, los panfletos políticos que circulan en las protestas están cuidadosamente controlados y están sujetos a ser confiscados por la policía.
Las medidas violentas empleadas por la policía también fueron evidentes en una protesta propalestina celebrada el 29 de marzo en la principal estación de trenes de Berlín.
Sefa es una joven estudiante de Berlín que participa activamente en las protestas y asistió a la protesta en la estación de tren. Habló con el WSWS sobre lo que sucedió:
“Estuve en la protesta y entre los manifestantes que la policía trató de sacar físicamente de la estación con extrema violencia. Me agarraron y me estrangularon en el proceso. A muchos se los llevaron, entre ellos mujeres y jóvenes. Ya tengo una acusación penal por protestar. Cuando llevo un cartel ellos (la policía) intentan agarrarlo y quitármelo.
“Participé en una protesta anterior en la Universidad de las Artes de Berlín (UdK), donde los estudiantes leyeron los nombres y las edades de los niños y bebés asesinados en Gaza. Nuestra protesta fue inmediatamente atacada por los medios de comunicación y los políticos que nos denunciaron como antisemitas. Ahora es muy difícil protestar en Alemania sin ser arrestado o demonizado por los medios de comunicación’.
Además de la violencia policial, los medios de comunicación alemanes también están tomando medidas enérgicas contra las voces disidentes.
El 8 de abril, la reportera Helen Fares fue despedida sumariamente por la emisora alemana Südwestrundfunk (SWR). La reportera de origen sirio de 29 años era la presentadora del programa de entrevistas ‘MixTalk’ de la cadena de televisión local. Su despido, sin embargo, no tuvo nada que ver con su trabajo para la emisora. En cambio, a Fares se la echó por publicaciones que pedían un boicot a los productos de las empresas que apoyan la economía de Israel, en línea con la política del movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS). En otras publicaciones en su canal privado de Instagram con 100.000 seguidores, Fares describió a Israel como un ‘estado de apartheid’ que comete un ‘genocidio’.
Como es habitual ahora en Alemania, Fares fue inmediatamente víctima de una campaña coordinada de abusos y denunciada como antisemita. Negándose a dejarse intimidar por la acción arbitraria de su empleador, Fares publicó un nuevo video: “Los medios de comunicación alemanes están siendo silenciados, pero nosotros no seremos silenciados’, en el que negó implacablemente las afirmaciones de que su llamamiento al boicot equivalía a antisemitismo.
“Quiero dejar una cosa muy clara,” declaró. “No somos antisemitas porque estamos boicoteando productos de una empresa que apoya a un país que actualmente está siendo investigado por genocidio frente a la CIJ porque masacró a decenas de miles de personas”.
Fares continuó describiendo la forma en que SWR capituló ante las demandas de las fuerzas sionistas y de extrema derecha, que habían exigido su despido e incluso habían pedido su deportación. Su intención, señaló Fares, era expresar su solidaridad con millones de personas en todo el mundo, ‘incluidos miles y miles de judíos, y esas personas nos han pedido específicamente que hagamos todo lo posible para crear presión sobre el gobierno israelí para que detenga sus acciones en Palestina porque sus acciones están alimentando el antisemitismo debido a que las personas confunden al gobierno israelí con representantes de todo el pueblo judío”.
En la misma semana en que Fares fue despedido, la Universidad de Colonia anunció que retiraba su invitación a la filósofa judía estadounidense Nancy Fraser para que aceptara una cátedra porque había criticado a Israel.
La razón dada para dar marcha atrás a la invitación fue el apoyo de Fraser a la carta abierta ‘Filosofía para Palestina’ del pasado mes de noviembre. En la carta abierta, destacados profesores de filosofía de América del Norte, América Latina y Europa expresaron públicamente su ‘solidaridad con el pueblo palestino’ y denunciaron ‘la masacre continua y rápidamente escalada que está siendo cometida en Gaza por Israel y con el pleno apoyo financiero, material e ideológico de nuestros propios gobiernos”.
La decisión de negarle una cátedra a Fraser fue recibida de inmediato con una andanada de críticas por parte de destacados académicos, que han pedido que se cancele la retirada de la invitación de Fraser por parte de la Universidad de Colonia. Describiendo su decisión como un ataque a la libertad de pensamiento, la lista de académicos que se oponen a la retirada de la invitación incluye al destacado historiador e investigador del antisemitismo Wolfgang Benz y a otros 22 académicos prominentes, incluidos los sociólogos Stephan Lessenich y Hartmut Rosa y el filósofo Axel Honneth.
En una medida aún más severa dirigida a afianzar el apoyo al genocidio israelí y establecer una base para deportar a sus opositores, la ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser (Socialdemócratas, SPD), ha presentado propuestas para establecer nuevos criterios para determinar quiénes deberían poder adquirir la ciudadanía alemana.
Según informa la revista Der Spiegel, Faeser propone que, además de las preguntas habituales relacionadas con el derecho, la historia y la Constitución alemanas, los solicitantes de la ciudadanía deben ser capaces de responder a preguntas específicas relativas a la relación de Alemania con Israel.
Las propuestas de Faeser están en línea con la ley aprobada en diciembre de 2023 por la ministra del Interior de Sajonia-Anhalt, Tamara Zieschang (Unión Demócrata Cristiana, CDU), que pone como condición dichos criterios a los migrantes que buscan convertirse en ciudadanos alemanes en el estado. Justificando los nuevos requisitos de ciudadanía, Zieschang declaró a finales del año pasado: “El hecho de que se reconozca expresamente la especial responsabilidad de Alemania para el Estado de Israel y que también se reconozca el derecho de Israel a existir tendrá que ser confirmado por escrito por aquellos que deseen naturalizarse”.
Esta medida extraordinariamente discriminatoria está claramente dirigida contra las comunidades musulmanas en Alemania y las de países musulmanes que buscan emigrar a Alemania. Le hace el juego a la ultraderechista Alternativa para Alemania, que durante mucho tiempo ha agitado contra los inmigrantes musulmanes y está tramando en reuniones secretas la expulsión de millones de personas.
Temeroso del crecimiento de la oposición popular a la masacre que tiene lugar en Gaza y del peligro de una nueva guerra mundial, el gobierno de coalición alemán está pisoteando los derechos democráticos básicos y dando rienda suelta a su policía para abusar físicamente de los manifestantes, al tiempo que adopta medidas tradicionalmente asociadas con regímenes dictatoriales de extrema derecha.
(Artículo publicado originalmente en inglés el de abril de 2024)