Fuente: http://www.afribuku.com/coronavirus-africa-gauz/ Armand “Gauz” 21 ABRIL, 2020
Para contener la pandemia de coronavirus, Europa ha optado por confinarse y África ha seguido su ejemplo. Sin embargo, el problema se plantea en términos muy diferentes, según se viva en París o en Abidyán. Es hora de que nuestros líderes demuestren independencia y originalidad y de que ofrezcan por fin una genuina educación popular.
Costa de Marfil es un país joven, al igual que todos los países africanos. Su pirámide de edad no se parece a la de los países occidentales, y cualquier reflexión sensata para la aplicación de políticas públicas debe tener esto en cuenta. «Los países con una población joven necesitan invertir más en las escuelas», nos enseñaban en la secundaria. ¡Parece que nuestros líderes se saltaron las clases!
La epidemia de coronavirus aparece en medio de este teatro. ¡Pánico general! Occidente se confina y se cierra (y no es que fuera fácil antes entrar allí). Como un perro enloquecido porque su amo se ha vuelto loco, África hace lo mismo. Con la notable excepción de Benín, todos sus líderes repiten al pie de la letra los discursos de los líderes europeos. Cuando Manu dice «con…», Sall responde «… finamiento». Cuando Angela grita «cierren…», un coro de la CEDEAO responde «… las fronteras». ¡Temblad de miedo, temblad de miedo! (Hola, Karaba.)
Pirámide de edad
Ya que el miedo se destila a través de cifras, opongámosle las cifras. A 30 de marzo, en Francia, la edad media de los que dieron positivo en las pruebas de coronavirus era de 62,5 años, la edad media en las unidades de cuidados intensivos era de 64 años y el 84% de los que fallecieron tenían 70 años o más.
Es el momento de sacar la pirámide de edad – recuerden, la que estudiamos en octavo grado – y comparar. En Francia, el 20,3% de la población tiene más de 65 años, es decir, un habitante de cada cinco. En Costa de Marfil, 3 de cada 100 habitantes pertenecen a este grupo de edad. En otras palabras, el coronavirus es una enfermedad de la pirámide de edad, y la ansiedad que vive la comuna de Chamalières no es exactamente la que vive la ciudad de Guibéroua.
El norte de Italia tiene un número récord de ancianos en Europa, por lo que el coronavirus no plantea allí los mismos problemas que en China, donde apareció el virus. ¡Así que imaginen África!
Ahí es donde empieza mi argumento. ¡Sujétense! Dada la edad de la población en Occidente, el coronavirus allí es un problema muy serio . Plantea un desafío civilizacional, cuestionando su forma de vida, su sociedad. África no se ve afectada de la misma manera por la simple razón de que, durante sesenta años, la negligencia de sus políticos, la codicia de los mercados financieros, la bazofia de los llamados planes de ajuste estructural, todas las ambiciones mezquinas de los aventureros sin ley ya han hecho su trabajo: no quedan más viejos por matar en este continente.
En África, la esperanza de vida no supera los 62 años. ¡Níger y Uganda tienen una edad media de 15 años! Sí, han leído correctamente, y pueden comprobarlo. África tiene 20 años. Cada día, su juventud es un activo que se cosecha, porque la muerte prematura es un talento continental. Un hombre de 50 años en Bouaké es un milagro vivo. En mi Babi¹ natal, desde la época de la universidad me llaman «el viejo padre Gauz». Una de las canciones que hacen bailar a las asambleas religiosas se llama Mon nom est écrit là-haut là-bas (Mi nombre está escrito allá arriba ). El tipo o la tía que hace la lista no se queda en paro. (Hola, mi pequeño Arafat.)
No es la misma guerra
“Tener que vivir en las proximidades de la propia muerte, contemplarla como una posibilidad real. Tal es, en parte, el terror que produce a muchos el confinamiento”. Leí en voz alta esta frase de Achille Mbembe a mi pandilla de artesanos en Grand-Bassam, y se rieron. Están convencidos de que el autor es galo o anglosajón, porque «vivir en las proximidades de la propia muerte» ha sido nuestro destino durante siglos. ¡Regalo de nuestros políticos!
Entendemos muy bien a los maltrechos pueblos de Europa y América. Nos solidarizamos con ellos, y sabemos que lo superarán, ellos que durante tanto tiempo no han sabido pensar más que en sí mismos, en su bienestar material, ellos que han recorrido el mundo durante siglos y que han construido sus preciadas vidas sobre el desamparo de los demás. Van a superar esto. Tienen el material político, histórico y cultural para ello.
No estamos peleando la misma batalla, no estamos librando la misma guerra que aquellos que han trabajado tan duro para asegurar que su gente viva el máximo tiempo posible disfrutando de las ventajas de su sistema. Definitivamente, no. No hay viejos que matar aquí. ¡Pobre coronavirus!
Por lo tanto, no puede haber la misma respuesta a la epidemia en nuestro país que en Alemania o España. Sin propuestas afinadas no podemos confinar a una población, por lo demás poco amenazada, que no tiene más de dos comidas en reserva. Sin propuestas claras, no podemos confinar a un individuo que no puede conseguir comida si no sale de su casa. Sin propuestas claras, no se puede confinar a un joven de la comuna de Abobo de la misma manera que a un anciano de Múnich.
Los líderes africanos están perdiendo una gran oportunidad de demostrar inteligencia, originalidad, independencia, de elaborar un discurso sutil, de imponer una nueva higiene intelectual y sanitaria. Es el momento ideal para ofrecer una verdadera educación popular, en lugar de las mediocres y caras campañas de comunicación del gobierno.
Amateurismo de alto nivel
Política de Covid vacía, amateurismo de alto nivel. Los demás averiguarán y nosotros los seguiremos. Mientras tanto, preocupémonos de su psicosis. La realidad es que los líderes del continente tienen una reacción de clase. Clase social, grupo de edad; ellos están más cerca de los europeos que admiran que de los africanos que lideran. La edad media de un presidente africano es de 64 años y medio, lleva 11 años en el poder y dirige a chavales de 20 años que no van a pasar de los 60.
A modo de conclusión, y para que los grandes pensadores no se suban por los muritos, voy a aclarar qué cosas no dice este texto:
– No dice que Europa se lo haya merecido.
– No dice que el confinamiento sea algo malo.
– No dice que el Covid-19 no mate a los jóvenes.
– No dice que no haya enfermos de Covid-19 en Costa de Marfil.
A los que cuentan que esta crisis va a cambiar las cosas, que habrá un antes- y un después-, a los que descubrís la crítica a la sociedad de consumo y confiáis la llegada de un mañana mejor a una molécula de ARN, sólo os recuerdo esta fecha: 2008… y este proverbio malinké: el perro nunca cambia su forma impúdica de sentarse.
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¹ Abiyán.
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* Armand “Gauz” es escritor. Galardonado con diversos premios, su segunda novela, Camarade Papa, recibió en 2019 el Gran Premio Literario del África Negra. En castellano, uno de sus relatos ha sido publicado en el libro Doce relatos urbanos, doce miradas africanas, editado por Casa África.
* Este artículo fue publicado en Jeune Afrique y ha sido reproducido con permiso de su autor. Para leer el original en francés, clic aquí.
* Traducción: Ángela Rodríguez Perea.
* Sylvain Cherkaoui es un fotoperiodista basado en Dakar. Colabora asiduamente con medios internacionales como Liberation, Jeune Afrique, le Monde, Paris Match, Der Spiegel, AP, Reuters, Inrockuptibles, Nouvel Obs, La Croix o Le Point y con ONGs e instituciones como ActionAID, MSF (DWB), ALIMA, ICRC, OXFAM, UNHCR, IOM, AECID, UNICEF, WFP, CRS, Save The Children o Acción contra el Hambre. Más sobre su trabajo en su web y su cuenta de Instagram.