Fuente: La Jornada Rosa Miriam Elizalde 10.11.22
No es nueva la idea de que estos dos provienen del mismo tronco ideológico. Hace cuatro años, después de un exabrupto de Musk –llamó pedófilo al buzo que salvó a 13 niños tailandeses atrapados en una cueva–, el periodista Bret Stephens, de The New York Times, pidió a los lectores que identificaran al personaje: “Tiende a erupciones desquiciadas en Twitter. No soporta las críticas. Abomina los medios por sus supuestas mentiras y amenaza con crear un aparato estalinista para controlarlos. Consigue que la gente le dé dinero prometiendo cosas que no puede cumplir. Es un multimillonario cuyo negocio flirtea con la bancarrota. Se ha vendido como un iconoclasta antiestablishment, pero es poco más que un estafador aventajado. Tiene legiones de fanáticos y éstos son, admitámoslo, un poco estúpidos”.





