

La memoria histórica dice…
‘Que la cita olímpica de 1936 en Berlín, inaugurada por Hitler, sirvió para legitimar el nazismo’ o sea -toda una maquinaria de guerra y parafernalia publicista nazi aparecía sobre el estadio olímpico de Berlín- esperaba que sus atletas mostraran descendencia o sea, estirpe originaria ‘indoeuropea’ de una parte considerada por los nazis como la más pura y superior que la de otros pueblos del mundo, en una palabra, que el saludo representara la estatura exacta del líder ¡¡Heil Hitler!! Invencibles! Únicos! Impares! En el París de Macron la «alegría del deporte» ha servido para olvidar el genocidio palestino, forma de validar el gobierno criminal de Netanyahu.























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