Carlos Fazio
La agresiva escalada de presiones diplomáticas del secretario de Estado, Antony Blinken, busca explotar las vacilaciones y contradicciones de Luiz Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro. || Foto: EFE
Signada por factores geoeconómicos y geopolíticos, la crisis política postelectoral en Venezuela parece haber entrado en una nueva fase después del sábado 17 de agosto. Ese día, la líder de la extrema derecha local, María Corina Machado, había convocado a una movilización nacional e internacional denominada “Gran Protesta Mundial por Venezuela”, que estuvo muy por debajo de las expectativas iniciales.
Es más, según distintos observadores, fue un fiasco a nivel territorial, simbólico y anímico, lo que se ha traducido en una percepción de declive alrededor de quien se puso a la cabeza de la intentona golpista a la medianoche del 28 de julio pasado, con acciones de terrorismo urbano, tras la pacífica y concurrid jornada electoral.




