Es proverbial la connivencia que el PSOE ha tenido con el fascismo en general y el franquismo en concreto. Si los fascistas fueron responsables de los crímenes del antiguo régimen y de la represión en general posterior, los socialdemócratas no se han quedado atrás. Desde la mal llamada Ley de Amnistía de 1977, el mantenimiento de los mandos militares, policiales y del sistema judicial o directamente usar los entresijos de la máquina en su propio beneficio, los socialistas decidieron no luchar, sino hacerse uno con la máquina. Su estrategia es clara, si este es el estado profundo tal cual es, debe usarse como es, sin tocar o intervenir, usando los resortes que existen. Con sus reglas, defectos y virtudes. Lo hicieron con el GAL de Mr X Gonzalez, la guerra sucia contra ETA y repitieron con la Policía Política de Rubalcaba como los ejemplos más evidentes.