David BM
I-SEC fue fundada por exagentes de inteligencia israelíes y ahora vigilará las estaciones vascas.
La tarde del miércoles 30 de abril, frente a la sede de Metro Bilbao, se congregaron decenas de personas convocadas por los colectivos “Bilbo-Palestina Herri Ekimena” y “Nodo BDZ-Bizkaia” para denunciar públicamente la adjudicación del contrato de vigilancia de las instalaciones y material móvil del tramo Lutxana-Plentzia a la empresa I-SEC Aviation Security S.L., filial directa de una firma israelí con fuertes vínculos con el aparato militar del Estado de Israel.
Desde los altavoces y pancartas hasta los volantes repartidos entre las personas usuarias, la denuncia fue clara: la contratación de I-SEC “blanquea un genocidio reconocido por organismos internacionales”. Así lo afirmaba una usuaria del metro en uno de los folletos distribuidos durante la protesta:
“Como usuaria del metro, me ofende enormemente haberme enterado de que se ha contratado a una empresa israelí para realizar trabajos de seguridad en las instalaciones del METRO BILBAO. Creo que su imagen queda seriamente dañada, blanqueando un genocidio reconocido por los Organismos Internacionales.”
La adjudicación a esta empresa —por dos años, a partir del 1 de mayo de 2025— fue concedida a pesar de que I-SEC Aviation Security S.L. es una filial de ICTS International, con sede en Israel y fundada en 1982 por exmiembros del Shin Bet (Servicio de Seguridad General israelí) y antiguos agentes de seguridad de la aerolínea israelí El Al.
Actualmente, su director general es Rom Shaked, abogado israelí y exmilitar de alto rango en la Unidad 8200 de Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel, una unidad conocida por su papel central en la recolección de datos y vigilancia masiva tanto dentro como fuera de Palestina.
Una empresa con historial cuestionable
La elección de esta empresa no solo genera incomodidad por su origen y vínculos militares. También, en el ámbito laboral, diferentes sindicatos han denunciado a I-SEC por vulnerar sistemáticamente derechos laborales y atacar la libertad sindical. Ha sido contratada por el Gobierno Vasco en múltiples servicios públicos, desde la vigilancia de puertos como Ondarroa o Bermeo, hasta centros de salud mental en Zaldibar, Zamudio o el hospital de Uribe, e incluso aeropuertos como Loiu, Foronda y Hondarribia.
Para los colectivos convocantes, el contrato de Metro Bilbao no es un hecho aislado, sino parte de una larga cadena de colaboraciones institucionales con empresas directamente ligadas a la ocupación, apartheid y genocidio del pueblo palestino.
“Las instituciones vascas tienen que cortar todas las relaciones con empresas y representantes de Israel”, exigen desde Bilbo-Palestina Herri Ekimena y Nodo BDZ-Bizkaia. “No podemos tolerar que nuestro dinero vaya a parar a compañías cómplices de crímenes de guerra mediante contrataciones y adjudicaciones de cualquier tipo.”
Una conexión incómoda
El contexto no podría ser más grave. Desde octubre de 2023, la ofensiva israelí sobre Gaza ha provocado más de 35.000 muertes, cientos de miles de desplazamientos forzosos y la destrucción sistemática de hospitales, escuelas y viviendas. El asedio, reconocido por expertos como genocidio, continúa impunemente con la complicidad de gobiernos occidentales.
En este marco, la sociedad civil palestina —representada por más de 170 organizaciones— lanzó en 2005 un llamamiento global a favor de la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), inspirada en el movimiento internacional contra el apartheid sudafricano. Una de sus herramientas clave es el boicot a empresas israelíes que colaboran en la ocupación y la represión, como I-SEC.
Desde los colectivos vascos se denuncia que este tipo de contrataciones consolidan una imagen falsa de Israel como democracia occidental “normalizada”, mientras se ocultan décadas de limpieza étnica, apartheid y violaciones flagrantes del Derecho Internacional.
“Frente a este blanqueamiento de la barbarie no podemos permanecer impasibles. Mucho menos, colaborar con ello”, concluyeron durante la concentración.
fuente: Ecuador Etxea