Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cerraba el pasado sábado en Gran Canaria la llamada «etapa de escucha» de su proyecto  Sumar, con el que concurrirá a las próximas elecciones generales.

En el acto, celebrado en el Círculo Mercantil de Las Palmas de G.C., Díaz volvió a poner de manifiesto que, desde su actual posición de superioridad con respecto a Unidas Podemos, no tiene intención de responder a los desesperados reclamos de Pablo Iglesias para que permita al partido morado integrarse en su proyecto en los primeros puestos de su plancha electoral.

 

 

 «No se gana un país defendiendo una mesa camilla y hablando de listas electorales»– afirmó Díaz en una clara respuesta a Iglesias, que esa misma semana había vuelto a requerir, desde los micrófonos de la Cadena Ser, la celebración de unas “primarias”, como último recurso para intentar colocar en las listas de Sumar a las escasas dirigentes de Podemos, como la ministra Irene Montero, que aún tendrían posibilidades de mantener vivo este partido. Un tratamiento que, sin embargo, él mismo  se negó a otorgar a Izquierda Unida en los años del mayor auge de  Podemos.

 

Paradójicamente, fue el mismo Pablo Iglesias quien, tras dimitir como vicepresidente del Gobierno, designó a Yolanda Díaz, mediante una peculiar «democracia digital», como la mujer que debía liderar en su ausencia el proyecto de esta «izquierda» reformista. Decisión que sin duda Iglesias habrá tenido tiempo de lamentar, después de que Díaz no dudara en desembarazarse de una marca electoral – la de Podemos – que el propio  Pablo Iglesias se ha encargado de amortizar en un tiempo récord.

 

 

Pese al enfrentamiento abierto entre la ministra de Trabajo e Iglesias, al acto de Yolanda Díaz en Las Palmas acudieron cargos de la formación morada en las Islas; otros de Izquierda Unida; «Drago» -el proyecto electoral de Alberto Rodríguez-; Más País, o el partido Reunir, amadrinado por la ex diputada de Podemos Meri Pita Cárdenes y liderado por Emma Colao quien, hasta hace unos pocos años y aún con el nombre de Kevin Colao, militaba en las filas del derechista Partido Popular. 

 

 

PERO… ¿CUÁL ES EL PROYECTO POLÍTICO DE YOLANDA DÍAZ?

 

 Yolanda Díaz que, por las superficiales razones del marketing propias de la «política espectáculo», es una de las candidatas institucionales mejor valoradas según las encuestas, afirmó que «Sumar» cuenta ya, tras concluir su «etapa de escucha», con un proyecto de país para los próximos diez años.

 

Algunos indicios acerca de lo que Díaz considera un buen «proyecto” para el Estado español los ofrecía ella misma, en otro acto celebrado en octubre del 2022, al valorar como positivo el proyecto que en su día impulsó Felipe González que consistió- según Yolanda Díaz- «en modernizar la política y modernizar también la estructura económica del país». Una forma eufemística de referirse a lo que en su día se bautizó como «reconversión industrial» y que, en realidad, significó el desmantelamiento de la industria que sí se había desarrollado en el Estado español para convertirlo, siguiendo los dictados de las potencias dominantes en la entonces Comunidad Económica Europea, en un país dependiente del monocultivo del ladrillo y el turismo de masas.  

 

 

LA OPINIÓN DE YOLANDA DÍAZ SOBRE EL «PROYECTO DE PAÍS» DE FELIPE GONZÁLEZ (Y LOS DE SUÁREZ, AZNAR Y ZAPATERO)

 

 

Contradictoriamente a lo que implica esta valoración, Yolanda Díaz se refirió en Las Palmas a la especial dependencia turística de Canarias con algunas alusiones vagas a la necesidad de la «diversificación» económica. Pero más allá de estas  habituales declaraciones o de la promesa de promover un  «trabajo de calidad», lo cierto es que no existe una sola prueba que permita sostener, con algún fundamento, que Yolanda Díaz pueda tener para el Estado español un «proyecto» que se separe, siquiera un milímetro, del proyecto neoliberal representado por la UE y defendido por el Gobierno del que ella misma forma parte y por los grupos políticos que lo integran.

 

Por el contrario, cualquier análisis serio del discurso de Díaz obliga a concluir que su supuesto «proyecto» se reduce, en realidad, a una reiteración de las imprecisas promesas que, elección tras elección, realizan las diferentes formaciones  de la socialdemocracia española sin que jamás éstas se lleguen a concretar en políticas prácticas.

 

Las propuestas de Yolanda Díaz, que tanto parecen encandilar a sus «yolanders», se podrían considerar como poco más que un «refrito» –algo más aguado- de las que en su día realizara el propio Pablo Iglesias tras el nacimiento de Podemos. Con la diferencia sustancial de que mientras entonces Iglesias pudo beneficiarse de la movilización popular para vender su propuesta como una novedad, hoy Yolanda Díaz parte de un justificado desencanto, que intenta paliar vendiendo una suerte de «humo rosa» en el que los argumentos sólidos y los datos, que brillan por su ausencia, son sustituidos por una dosis de discurso sobre el «amor» no aptas para diabéticos.  Una “moto averiada” para encasquetar a incautos, construida con un discurso vacuo e insufriblemente cursi.

 

 

LO QUE SÍ CONOCEMOS DE YOLANDA DÍAZ: COMPROMETIDA CON LAS GUERRAS DE LA OTAN Y APLAUDIDA POR LA PATRONAL

 

Pero la candidata de Sumar no es, como en su día sucediera con Pablo Iglesias, una recién llegada sin experiencia de Gobierno.

 

 Díaz tiene en su haber, entre otras cosas, su apoyo explícito a la participación española en la Guerra de Ucrania siguiendo los dictados de la OTAN, así como a la decisión de duplicar el gasto militar destinado al sostenimiento de esta Alianza Bélica. Un posicionamiento con el que la política procedente del PCE dejó meridianamente claro su alineamiento con el imperialismo occidental comandado por los Estados Unidos.

 

En el ámbito de lo «social» y lo «económico» – que en cualquier caso se encuentra totalmente determinado por la política belicista del Estado español– Yolanda Díaz  defiende como uno  de los principales logros de su gestión la aprobación de la última «reforma laboral».

 

 

Una reforma que, sin embargo, el propio vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor, defendió de los ataques meramente electoralistas del Partido Popular, destacando que:

 

  «extraña el rechazo del PP a una reforma que mantiene el 95% de su normativa».

 

Según recogía la agencia Europa Press, tras el acuerdo entre los sindicatos mayoritarios, la patronal y el Gobierno en torno a la reforma laboral, la propia  Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), presidida por José María Aznar avaló también:

 

 «la estrategia negociadora de la patronal CEOE en la reforma acordada con el gobierno y los sindicatos, ya que esta consolida los aspectos fundamentales de la legislación que aprobó el PP en 2012».

 

La fundación del Partido Popular celebró, concretamente, que el acuerdo:

 

   «ha mantenido los elementos fundamentales de flexibilidad interna en las empresas y consolida dos importantes novedades introducidas por aquella reforma: la reducción del coste del despido y la supresión de los salarios de tramitación».

 

 

Ante estos significativos pronunciamientos, la ministra de trabajo respondió a la pregunta de sí la nueva reforma «favorecía a los empresarios o a los trabajadores» afirmando que esa era:

 

«una forma masculina de pensar».

 

Como si la lucha de clases, y la explotación laboral que sufren millones de trabajadores en el Estado español, se pudiera suprimir de un plumazo con una presunta «forma femenina de pensar».

 

Sea como fuere, el circo electoral solo acaba de comenzar. Quedan aún por presenciar muchas sonrisas, muchas «graciñas» y muchas promesas para incautos  antes de que el telón vuelva a caer y se imponga, una vez más, la cruda realidad.

 

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