Fuente: La Jornada/Antonio Gershenson 07/06/2020
La cantidad de combustible y aditivos que procesarán en las refinarías es fundamental. La meta urgente es revertir el perjuicio que el gobierno de Estados Unidos le ha hecho al país bolivariano. Donald Trump no pudo bloquear ninguna de las cinco remesas de crudo iraní, no porque se arrepintiera, sino porque ese gobierno tiene encima muchos más problemas que resolver en casa.
El historial del bloqueo a la petrolera PDVSA que resume Raúl Carreño, muestra, una vez más, la política del oportunismo y la dominación tecnológica a la que se sometió la empresa. Las condiciones que impuso Estados Unidos exponen la raíz del problema por las que Venezuela recurrió al apoyo de un país lejano.
En primer lugar, Nicolás Maduro es presidente de un país libre y soberano y ejerció el derecho a defender su patrimonio energético. La pregunta es ¿por qué siendo una nación con las mayores reservas petroleras del mundo, con nueve refinerías con una capacidad de producción de 400 mil litros de gasolina, se encuentra en esta situación económica?
Estas nueve refinerías pueden abastecer a 5 millones de vehículos, cinco puertos de pescadores, 26 aeropuertos y mil 676 estaciones de servicio.
La responsabilidad es, en resumen, de los gobiernos anteriores que permitieron depender totalmente de la tecnología, que se sometieron a las condiciones que les impusieron las empresas estadunidenses y que dependieron, también, de los insumos necesarios para el autoabasto y el desarrollo de los complejos petrolíferos.
La solidaridad del país islámico, pese a su lejanía, ha sido notoria, pues nunca dudó en apoyar con la cantidad de gasolina y petróleo para resolver las necesidades de combustible. Además de hacer frente, en conjunto, contra las medidas coercitivas recrudecidas contra ambos países. Las condiciones más severas las sufrieron entre 2017 y 2019.
El 28 enero de 2019 Trump anunció un bloqueo de 7 mil millones de dólares en activos petroleros y materializó el robo de Citgo.
Además, hasta la fecha, el subsidio a la gasolina ha generado que cada año el país tenga pérdidas de alrededor de 13 mil millones de dólares. Y, por otro lado, es el combustible más barato del mundo; 60 veces menos que el de Brasil, Colombia o el de México.
Se reconoce que durante los 21 años de revolución no se ha podido producir los insumos necesarios para la independencia tecnológica de la industria petrolera.
Esta dependencia tecnológica tiene, al final, fuertes consecuencias para la economía del país. Desde 2005 en Venezuela se optó por la gasolina sin plomo, que para su fabricación depende de biodiésel, el cual no se produce en esta nación. El bloqueo para el abasto de este producto ha generado problemas para la comercialización y operaciones diversas, además de limitar el manejo financiero. La consecuencia de este panorama es el riesgoso déficit de combustible.
La difícil situación de los complejos petroleros, como el de Paraguaná, que tiene las refinerías Cardón y Amuay, provocó que durante ocho años estuviera funcionando en forma intermitente, lo que limitó su producción a sólo 120 mil barriles por día, con el déficit subsecuente. Las condiciones deficientes de trabajo en estos complejos provocaron la deserción de más de 60 por ciento del personal calificado.
No sólo han sido estas limitaciones para los complejos petroleros venezolanos, sino que el bloqueo descrito se traduce en la pérdida de 100 mil millones de dólares para la economía del país.
La amenaza fue tan fuerte que el gobierno de Maduro decidió mantener una vigilancia directa para que no se atrevieran a atentar en contra de ninguno de los cinco buques tanque. El Fortune, Forest, Petunia, Faxon y Clavel lograron entregar la carga de 1.53 millones de barriles, a tiempo y a salvo. Los complejos petroquímicos, Ana María Campos, José Antonio Anzoátegui y Hugo Chávez cuentan ahora con el combustible suficiente para asegurar durante buen tiempo el desarrollo de la economía.
Con el apoyo iraní a Venezuela, da inicio una nueva etapa en la política de consumo del país sudamericano. La distribución de la gasolina entrará a un programa de racionamiento. A pesar del aumento de 50 centavos de dólar por litro, se mantiene una tarifa subsidiada de todas formas. Y no obstante tantos problemas, la gasolina venezolana sigue siendo la más barata en América.
La ambición por las reservas venezolanas se frustró. El país bolivariano buscó el apoyo de otros países porque es una nación libre y democrática. Hace dos años, Estados Unidos interrumpió la compra a Venezuela de 500 mil barriles diarios de crudo, y también PDVSA dejó de recibir de Estados Unidos 120 mil barriles diarios de petróleo liviano. Al suspender este tratado comercial, Trump declara que su ex socio es un enemigo peligroso que amenaza a la región.
Dos países distantes geográficamente, Irán con 81.8 millones de habitantes y Venezuela con 28.87, poblaciones ambas menores que la de Estados Unidos, concluyeron este pacto comercial, venciendo con ello al imperialismo.