Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Xi-Jinping-y-Biden-20231124-0002.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_campaign=NewsletterEspa%C3%B1ol&utm_content=31 Adalberto Santana y Zhang Xiaoxu 24 noviembre 2023
Por invitación del presidente estadounidense Joe Biden a su par chino, Xi Jinping viajó a San Francisco sosteniendo una reunión cumbre entre sus Gobiernos y asistiendo a su vez a la 30ma Reunión de Líderes Económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), desde el 14 hasta el 17 de noviembre de 2023.
El mandatario de la República Popular China (RPCh) ha visitado los Estados Unidos varias veces. Hace 38 años, Xi llegó a los EE.UU. por primera vez como Secretario del Comité Central del Partido Comunista de China del Distrito de Zhengding de la provincia de Hebei.
En aquella ocasión, también visitó San Francisco, con el objetivo de investigar y conocer de cerca la experiencia de desarrollo de la mayor potencia del orbe. Cabe mencionar que en ese momento las relaciones entre ambos países se encontraban en una “luna de miel”. Para Xi, la reciente visita es la quinta en territorio estadounidense desde que fue elegido presidente de la RPCh.
Sin duda las relaciones sino-estadounidenses se ubican en un momento axial de las relaciones internacionales, especialmente cuando los conflictos bélicos en Ucrania y en Palestina, así como la tensión en el estrecho de Taiwán, muestran tiempos muy tensos y delicados.
Desde el lanzamiento de una guerra comercial contra China por la Administración de Donald Trump en el año 2018, esas relaciones se encuentran en una serie de dificultades y tensiones. Las disputas entre estos dos países no se limitan al comercio bilateral, pues temas más álgidos como la democracia doméstica, la seguridad internacional y el liderazgo mundial, también son asuntos muy controvertidos entre ambas partes.
Estas dos potencias todavía no han arribado a un acuerdo en cuestiones como los conflictos militares entre Rusia y Ucrania y en los bombardeos de Israel a Palestina. En la pasada reunión virtual (21 de noviembre) de los líderes del grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), estos demandaron “una tregua humanitaria inmediata y duradera en Gaza”.
En ese contexto Xi instó a un alto al fuego “inmediato”, a “liberar a los detenidos civiles” y a realizar lo más inmediato posible una “conferencia internacional por la paz” (La Jornada, 22/nov/23). En cierto sentido, se puede pensar que la RPCh y los EE.UU.se ubican en una encrucijada sobre hacia dónde ir. Estos asuntos reflejaron la importancia de la cumbre entre Xi Jinping y Joe Biden, dos de los dirigentes principales del mundo junto con el presidente ruso Vladimir Putin.
El presidente chino mostró una actitud positiva y sincera en la reunión con su homólogo estadounidense. Para Xi, que Beijing y Washington se den la espalda el uno al otro no es una opción. Es en gran medida una actitud irrealista. La rivalidad y la confrontación traerían insoportables consecuencias para ambas partes y para el conjunto del orden mundial hasta hoy prevaleciente.
A juicio de Xi, se supone que la Tierra es suficientemente grande, en ella caben los dos países y el éxito de un país deviene oportunidad para el otro. El mandatario oriental aconseja que China y Estados Unidos deben asumir una nueva visión y estructurar conjuntamente los cinco pilares de las relaciones bilaterales, tales como desarrollar juntos una percepción acertada, gestionar juntos las diferencias de manera efectiva, avanzar juntos en la cooperación mutuamente beneficiosa, asumir juntos las responsabilidades como grandes países y promover los intercambios pueblo a pueblo. Estas cinco sugerencias señalan la dirección a seguir en el desarrollo de las relaciones entre las dos principales potencias del mundo.
El presidente Biden ha valorado las relaciones sino-estadounidenses. Manifestó que siempre piensa que las relaciones entre los EE.UU. y la RPCh son las relaciones bilaterales más importantes del mundo, y que no es inevitable el conflicto entre los dos países. Reconoce que cuando ambas partes mantienen sus relaciones estables, previenen conflictos, gestionan diferencias, cooperan en áreas de interés compartido y estarán en mejores condiciones de abordar los problemas que enfrentan así como los desafíos comunes que les tocan librar.
Biden ha reiterado los cinco compromisos hechos en el encuentro con Xi el año pasado en la localidad indonesia de Bali, respecto a que su país no busca una nueva Guerra Fría. Apunta que no pretende cambiar el sistema económico y social de China, y no busca revitalizar las alianzas contra la gran potencia de Asia-Pacífico, no apoya la “independencia de Taiwán” y no tiene intención de escalar un conflicto con China. Obviamente, el compromiso de cinco puntos de Biden es un requisito previo para el desarrollo saludable de las relaciones bilaterales.
Aunque es imposible que en una reunión se resuelvan todos los problemas existentes, hay razones para ser cautelosamente optimistas en las relaciones sino-estadounidenses. Por un lado, ambos mandatarios tienen la intención de fortalecer su cooperación y trabajar juntos para abordar los desafíos globales. Por otro lado, nadie quiere una nueva Guerra Fría con la mentalidad de suma cero. Sin embargo, se puede pensar que contener y reprimir a China es una estrategia relevante de la Casa Blanca para mantener su hegemonía global. Por esta razón, queda un largo camino por recorrer para estabilizar y mejorar esta relación bilateral, la más importante del mundo.
En las Analectas de Confucio, se sostiene en su pensamiento ético, moral y el orden social: “escuchar lo que uno dice y luego observar sus acciones”. Ese pensamiento, bien puede aplicarse a los cinco puntos del compromiso de Biden. Veremos en un futuro cercano si el mandatario estadounidense repite en la presidencia de los EE.UU. y si realmente cumple con sus palabras.
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