Washington. No hay apoyo unánime a política contra Cuba, que es muy costosa y se basa en mentiras

Laura Prada

19/08/25

 

Llega La salita de Alma, el nuevo #podcast de #AlmaPlusTV

Almaplustv

Estrenamos La salita de Alma con una invitada de lujo: Johana Tablada de la Torre, Subdirectora General para Estados Unidos del MINREX, en una conversación íntima y sin tecnicismos innecesarios sobre la realidad y los desafíos en las relaciones Cuba–Estados Unidos. En este primer episodio abordamos:

  • Deportaciones y cambio de estatus preferencial para migrantes cubanos.
  • Las “letras pequeñas” en la reedición del memorando presidencial de 2017 y 2025.
  • Bloqueo, sanciones y listas: cómo entender su extraterritorialidad sin teque ni tedio.
  • El verdadero estado de las relaciones Cuba–EE.UU., perspectivas y provocaciones que buscan romper vínculos diplomáticos.
  • El papel de la comunicación y la impronta de una mujer diplomática para transmitir un tema complejo de manera clara y cercana.

La salita de Alma es un nuevo podcast de Alma Plus TV para el diálogo franco y profundo sobre política, sociedad y geopolítica, en un ambiente cálido que invita a la reflexión y la escucha.

Johana Tablada: política de EE.UU. vs Cuba es bloqueo y guerra económica

ALMA Plus Online

El podcast audiovisual «La Salita de Alma» tuvo como primera invitada a la diplomática cubana Johana Tablada. Foto: ALMA Plus Tv

Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos en la Cancillería cubana, caracterizó en el primer episodio del podcast «La salita de Alma» los mecanismos de la «guerra económica» que Washington mantiene contra la isla desde hace más de seis décadas.

Durante el diálogo con la anfitriona Laura Prada, la diplomática calificó la política estadounidense como el «sistema de medidas coercitivas unilaterales más grande y prolongado contra cualquier país».

La arquitectura de una guerra no convencional

Tablada explicó cómo Estados Unidos desarrolló una sofisticada maquinaria para sostener su política contra Cuba:

El gobierno de los Estados Unidos, con mucha seriedad y con muchos recursos, tiene laboratorios de comunicación estratégica, departamentos con muchísimo personal dedicado específicamente a fabricar los pretextos, las excusas, el relato, las narrativas que valen en favor de su política a nivel global.

La embajadora cubana detalló que el objetivo final de esta política es «derrocar un gobierno y un sistema político, económico y social que se atraviesa como un palo en una rueda en los modelos que quieren reproducir en el mundo a través del sometimiento, del control de los recursos naturales de los países».

Mecanismos de asfixia económica

Tablada desmontó minuciosamente el argumento de que el es solo un «embargo», para ello describió su carácter extraterritorial: «Dirigidos no sólo a impedir nuestra relación bilateral Cuba-Estados Unidos, sino a castigar a terceros por aproximarse a nosotros, lo mismo para comerciar, que para invertir».

Entre los ejemplos más concretos de esta guerra económica, la funcionaria citó:

– Persecución de buques petroleros: «La persecución de los barcos, empresas y armadores que traen combustible a Cuba» tiene un impacto directo en los apagones eléctricos que sufre la isla.

– Asfixia financiera: «Se gastan tantos millones cada año en aplicarlo, en perseguir a los bancos que comercian con Cuba», como es el caso del banco francés BNP Paribas.

– Guerra contra el turismo: «El gobierno de Estados Unidos está robando visitantes» al notificar a ciudadanos de 41 países que ya no califican para el ESTA (visa) si visitan Cuba.

– Bloqueo tecnológico: Persecución de empresas que venden piezas de repuesto para termoeléctricas, incluyendo motores de General Electric autorizados durante el periodo Obama.

La hipocresía del discurso anticubano

La experta en las relaciones bilaterales Cuba-EEUU destacó la contradicción entre el discurso oficial estadounidense y la realidad: «No es cierto que el plan del gobierno de Estados Unidos en este momento sea levantar el bloqueo».

Señaló que, incluso en periodos recientes de recortes presupuestarios en ayuda social y de salud global, sobre todo tras la entrada del secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, «no han tocado con el pétalo de una rosa los programas de cambio de régimen, los programas de injerencia en los asuntos internos de Cuba».

La diplomática también desmontó el ecosistema mediático anticubano: «El gobierno de Estados Unidos llama medios independientes a algunas de las emisoras de televisión o de radio y todo el clúster tóxico de medios anticubanos, cuando son exactamente lo contrario.

Son medios que dependen de la información que les ofrece el gobierno de Estados Unidos, de las líneas editoriales muy rígidas que da el Departamento de Estado.

Criminalización de la solidaridad

Uno de los aspectos más graves que denunció la diplomática es la persecución a la cooperación médica cubana: «La política de Estados Unidos contra Cuba es perseguir los programas de colaboración médica, de los cuales se salva vidas en más de 54 países, con más de 24.000 colaboradores».

Esta persecución, según explicó, tiene un objetivo claro: «Ellos saben que hay una parte de esos recursos que se invierten en el sistema de salud pública de Cuba, que es gratuito, aunque cuesta, pero lo persiguen porque saben que con eso van a deprimir nuestros servicios de salud».

El verdadero costo humano

Tablada enumeró las consecuencias concretas para la población cubana, la principal afectada con esta guerra económica:

– Deportes: Más de 80 visas denegadas a deportistas cubanos en 2025, afectaron su preparación para ciclos panamericanos y olímpicos.

– Salud: Denegación de visas humanitarias para pacientes que necesitan tratamiento especializado.

– Familia: Obstaculización de las ayudas financieras que los cubanos en el exterior envían a sus familias.

-Educación: Bloqueo de premios y reconocimientos académicos internacionales.

Resiliencia frente a la adversidad

Frente a este escenario, Tablada destacó la resistencia del pueblo cubano: «Los cubanos, a su vez, en situaciones muy adversas, siempre vamos a poner la mejor cara, y para nosotros no existe ‘el no se puede’, ‘el no vamos a salir de esto'».

La funcionaria concluyó con un mensaje claro: «Estados Unidos no manda en Cuba, y eso cada día, con mucha calma, ellos lo van comprobando en su propia interacción errática con nuestra sociedad».

La entrevista completa con Johana Tablada está disponible en el podcast «La salita de Alma» y en el portal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

Sancionar la solidaridad, castigar la humanidad: La obsesión enfermiza de Marco Rubio contra las misiones médicas cubanas

Cuba por Siempre

El Secretario de Estado Marco Rubio ha anunciado nuevas restricciones de visas contra funcionarios de países africanos (no mencionados), Granada y Brasil, acusándolos de complicidad en lo que califica como un “esquema de trabajo forzado” en las misiones médicas cubanas. Según Rubio, estas son una “estafa diplomática desmesurada” que «enriquece al gobierno cubano mientras explota a sus profesionales».

En el caso de Brasil, el Secretario de Estado apunta sobre el programa «Mais Médicos», olvidando convenientemente que Cuba dejó de participar en él desde 2018, tras la hostilidad del gobierno de Jair Bolsonaro. ¿Por qué entonces sancionar a funcionarios brasileños ahora? La respuesta es clara: estas medidas son parte de una burda campaña política, del show de la administración Trump para atacar al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, en franco respaldo al golpista Jair Bolsonaro.

Es importante señalar que durante la participación cubana en «Mais Médicos», entre 2013 y 2018, cerca de 20.000 médicos cubanos atendieron a 113 millones de pacientes en más de 3.600 municipios de Brasil, llevando atención médica a 60 millones de brasileños, donde gran parte de ellos vivían en áreas remotas. Por primera vez en la historia, más de 700 municipios brasileños contaron con un médico. Muchos de esos lugares no han contado jamás con un profesional de la salud desde la salida de los cubanos, y ningún galeno estadounidense los sustituyó.

Respecto a Granada el asunto es aún más peculiar, y sólo puede oler a una venganza mafiosa cuando atacan a una pequeña isla del Caribe que depende de los médicos cubanos para sostener su sistema de salud como afirmara el Primer Ministro Dickon Mitchell. La atacan porque públicamente frente a la gira de amedrentamiento del mismo Marco Rubio por el Caribe a comienzos de año, varios funcionarios del gobierno granadino como el ministro de salud Christopher Cornwall y el ministro de exteriores Joseph Andall aseguraron que renunciarían a su visa estadounidense si fuera necesario para sostener la cooperación con Cuba, reafirmando así el compromiso ético y moral de Granada con la defensa del derecho soberano que le asiste a decidir sus alianzas.

Pero las presiones sobre África son las que sin dudas hacen caer las caretas de los politiqueros de Washington. Desde 1963, cuando 55 profesionales de la salud llegaron a Argelia, Cuba ha enviado 56.144 cooperantes a 42 países africanos, atendiendo a poblaciones en condiciones de extrema pobreza. Durante el brote de Ébola en 2014, 255 miembros de la Brigada Henry Reeve enfrentaron la epidemia en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry, ganando el Premio Dr. Lee Jon-Wook de la OMS en 2017 por su contribución a la salud pública global. En la pandemia de COVID-19, 716 colaboradores cubanos trabajaron en 12 países africanos. Actualmente, más de 4.000 profesionales de la salud brindan servicios en ese continente, presentes en 29 naciones, muchas de ellas entre las más empobrecidas del mundo.

La retórica de Rubio sobre el supuesto “trabajo forzoso” es profundamente hipócrita. Mientras EE.UU. persigue las misiones médicas cubanas, no propone soluciones reales a los problemas de salud de esas naciones que dependen de estos servicios de salud. La pregunta inevitable es: ¿está EE.UU. dispuesto a enviar médicos a los lugares donde Cuba lo hace? ¿Llevará profesionales de la salud a los municipios más remotos de Brasil, a las aldeas de África devastadas por la pobreza, o a las pequeñas naciones del Caribe que luchan por mantener sus sistemas sanitarios? La respuesta es evidente.

Mientras Cuba ha enviado más de 605.000 trabajadores de la salud a 165 países, asistiendo a más de 2.300 millones de consultas, EE.UU. no tiene un programa comparable de cooperación médica internacional. En lugar de contribuir, prefiere castigar a quienes sí lo hacen, demostrando que su prioridad no es la humanidad ni los derechos humanos, sino la imposición de una política imperialista y prepotente.

Sin embargo, la resistencia y la dignidad de muchos países que hoy reciben y defienden los servicios médicos cubanos, permiten afirmar que pese a amenazas y chantajes Cuba continuará prestando atención médica a los pueblos del mundo, como muestra de su espíritu de cooperación y solidaridad.

 

EEUU acusa al gobierno cubano de la crisis energética mientras persigue la entrada de combustibles a Cuba

Cuba por Siempre

Con un cinismo que sobrepasa los límites de lo insultante, la «Embajada» de Estados Unidos en Cuba tuvo la osadía de declarar que el gobierno cubano, por su “mala gestión” y la supuesta “corrupción” de sus funcionarios, es el único responsable de la crisis energética que hoy sufre Cuba. Una declaración que no solo distorsiona la realidad, sino que pretende enmascarar el papel central de EE.UU. en la asfixia energética de Cuba ejecutada a través de un bloqueo económico, comercial y financiero.

El bloqueo no es una mera sanción; es una guerra diseñada para deprimir cada vez más las condiciones de vida en Cuba. Entre marzo de 2023 y febrero de 2024, las afectaciones al sector energético y minero alcanzaron los 388 millones 239 mil 830 dólares, según el informe oficial de Cuba a la ONU. Estas pérdidas se traducen en la imposibilidad de adquirir combustibles, repuestos y tecnologías esenciales para el sistema electroenergético nacional. La Unión Nacional Eléctrica (UNE) lucha contra un cerco que impide el mantenimiento de sus termoeléctricas, con 13 de las 15 unidades generadoras fuera de su ciclo de mantenimiento, lo que ha disparado las averías y el consumo de combustible en 319 mil toneladas adicionales en 2023, con un costo de 127 millones 800 mil dólares.

Un ejemplo flagrante es el caso de la Central Termoeléctrica Ernesto Che Guevara, de Santa Cruz del Norte en la provincia de Mayabeque, que en enero de 2024 no pudo recibir piezas de repuesto contactadas con la fábrica italiana Termomeccanica, por esta haber sido adquirida por la empresa estadounidense Trillium. Asimismo, la firma Accelleron, heredera de ABB Turbocharging, se niega a suministrar turbocargadores a Cuba para cumplir con las sanciones estadounidenses, dejando a la UNE sin acceso a tecnologías clave. Pero estas no son fallas de “mala gestión” cubana, como miente la Embajada de EE.UU., sino consecuencias directas de una política de hostigamiento que sabotea la infraestructura energética de un país soberano.

La Embajada de EE.UU. calla sobre la persecución sistemática a buques y empresas que intentan abastecer de combustible a Cuba, una táctica, no aplicada con anterioridad. Desde 2019, EE.UU. ha sancionado a 53 embarcaciones y 27 compañías, aplicando coerción extraterritorial a navieras, aseguradoras, reaseguradoras y bancos que osen comerciar con la isla. Esta cacería ha generado un efecto dominó: el miedo a sanciones ha disuadido a proveedores internacionales, encareciendo los costos y limitando el acceso al combustible necesario para la generación eléctrica.

El resultado es devastador. La salida de la patana turca Suheyla Sultan, que generaba más de 200 megavatios, se debió a impagos como se informó oportunamente, pero no por “corrupción” como acusa la Embajada, sino por las restricciones financieras impuestas por el bloqueo. Las cartas de crédito irrevocables y confirmadas, exigidas para importar combustibles, dependen de un solo banco con capacidad limitada, lo que dificulta cubrir los costos de los cargamentos mensuales. Esta asfixia financiera es un acto deliberado para privar a Cuba de energía, afectando directamente a la población.

Mientras la Embajada de EE.UU. apunta al gobierno cubano, el verdadero blanco de su política de asedio es el pueblo. Los apagones prolongados, que se intensifican en los meses de verano, han dejado a los cubanos sin agua potable, refrigeración ni cocción de alimentos, generando “estrés, agotamiento emocional y angustia”. La persecución financiera ha limitado el acceso a créditos para reparar termoeléctricas, y la falta de su mantenimiento ha llevado al colapso de unidades generadoras, exacerbando la crisis.

La declaración no solo es falsa, sino profundamente inmoral. El acto de acusar al gobierno cubano de “robar” y no pagar sus cuentas, omite que el bloqueo ha generado pérdidas acumuladas de miles de millones de dólares, durante décadas de aplicación. No es un castigo al gobierno, sino un ataque directo al pueblo, un castigo masivo, un crimen sancionado por los estatutos del derecho internacional.

EE.UU. acusa a su víctima de no querer respirar luego de atarle una roca a las piernas y lanzarla al fondo del mar. Mientras Washington señala con el dedo, sus sanciones y persecuciones son las que apagan las luces en los hogares cubanos, detienen la producción y agravan el sufrimiento. Pero de eso no hablan, porque la mentira y la crueldad conforman la estrategia que define su forma de actuar ante el mundo.

 

 

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