No hubo nada preventivo en el ataque israelí contra la infraestructura y los funcionarios militares y civiles iraníes.
Un proyectil impacta en el centro de Tel Aviv, provocando una gran explosión el 13 de junio de 2025 [Captura de pantalla vía Reuters]
Al entrar el tercer día de la confrontación entre Israel y Irán, las bajas en ambos bandos aumentan. Al menos 80 personas han muerto en Irán y al menos 10 en Israel. A pesar de la letal respuesta iraní, las autoridades israelíes insisten en que los ataques contra diversas instalaciones nucleares y militares iraníes fueron necesarios.
Se han difundido ante el público israelí numerosas justificaciones, pero ninguna explica las verdaderas razones por las que el gobierno israelí decidió llevar a cabo un ataque unilateral y no provocado.
Hay un recuerdo que muchas compartimos, una especie de memoria colectiva grabada a fuego lento durante las noches de Fin de Año de nuestra infancia y adolescencia. Es el sonido de la televisión en el salón, con toda la familia reunida, esperando las campanadas entre sketches de humoristas que eran, en aquel entonces, auténticos ídolos nacionales. Figuras como Martes y Trece o Paco Arévalo marcaban el ritmo de la celebración, y sus chistes se repetían en patios de colegio y oficinas durante semanas. Hoy, sin embargo, ese recuerdo está teñido de una profunda incomodidad. Aquellas mismas bromas, vistas con los ojos del presente, resultan hirientes, violentas. Serían impensables en la televisión de máxima audiencia.
¿Qué ha cambiado en el humor español para que esto suceda? La respuesta fácil, la que resuena en tertulias y redes sociales, habla de una supuesta «cultura de la cancelación», de una «dictadura de lo políticamente correcto» que ha coartado la libertad de los cómicos. Se nos presenta un falso dilema entre la libertad de expresión sin límites y una censura impuesta por «ofendiditos». Pero este discurso es una trampa. La profunda modificación del paisaje humorístico en España no es una derrota de la libertad, sino una victoria rotunda de la dignidad. No se trata de censura, se trata de humanización. El cambio no ha venido de despachos de directivos ni de leyes restrictivas; ha surgido desde abajo, del clamor de las comunidades que, durante décadas, fueron el objeto pasivo de la burla y que hoy, por fin, han encontrado la voz para decir «basta». La idea de que «antes nos reíamos de todo» es una falacia nostálgica construida desde el privilegio. Los colectivos ridiculizados nunca se rieron; simplemente, su dolor y su protesta eran inaudibles en el monólogo cultural de la época. Lo que ha cambiado no es que la gente se ofenda más, es que ahora la ofensa de quienes históricamente fueron oprimidos tiene un altavoz.
Irán ha iniciado una nueva operación contra infraestructuras militares e energéticas israelíes. El ataque ha utilizado los últimos misiles hipersónicos Fattah-1, que tuvieron un impacto dramático en Tel Aviv y el norte de Israel.
Entre los objetivos estaba la refinería de Haifa, en el norte del país, que proporciona más del 60 por cien del combustible al ejército israelí, desde gasolina y diesel hasta queroseno de la fuerza aérea. La aviación israelí se enfrentará pronto a la escasez.
El ataque es un golpe estratégico a la infraestructura económica y militar de Israel, que guarda silencio y ha impuesto una censura estricta sobre las imágenes de la devastación.
Los documentos sobre el programa nuclear israelí obtenidos recientemente por los servicios de inteligencia iraníes, revelan una colaboración estrecha entre Tel Aviv y el director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, contra Irán.
El jueves el canal de televisión iraní en árabe, Al Alam, informó que los documentos capturados muestran que Grossicoopera estrechamente con los dirigentes israelíes y cumple sus órdenes íntegramente. Varios científicos nucleares iraníes de alto nivel fueron finalmente asesinados por Israel debido a que la OIEAdivulgó sus nombres.
Gestapo de ICE enmascarada allanando una empacadora de carne en Omaha, Nebraska, 10 de junio de 2025.
Con el golpe de Estado de Trump en marcha mediante el despliegue de tropas de la Guardia Nacional y de marines en ciudades estadounidenses, la administración fascista ha acelerado drásticamente el ritmo de los secuestros y deportaciones a cargo de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).