Carlos Aznarez 5 de diciembre de 2024 Hora: 02:26
El fascismo antibolivariano debe ser derrotado, por eso cada uno de los cientos de delegados y delegadas de la Internacional Antifascista se llevan para sus respectivos países la tarea no solo de enfrentar a sus enemigos locales, sino también construir la fortaleza ideológica y la praxis para defender a Venezuela y Palestina.
Dos jornadas de fuerte contenido revolucionario, anticolonial, antiimperialista y por ende, antisionista, fueron las que se vivieron entre el miércoles y jueves de esta semana, en la capital venezolana. El choque no es menor cuando se proviene de países gobernados por la extrema derecha o por tibios progresismos situados más en las posiciones B” que en decir las verdades a puño. Mucho de esto último se hizo realidad estos días en la patria de Guacaipuro, Bolívar y Hugo Chávez, la “del bravo pueblo que el yugo lanzó”, como bien dice su himno.
Ha sido importante la reunión de promotores de la Internacional Antifascista, creación necesaria en tiempos tormentosos, a la que la Revolución convocó en función de ir generando cada vez más anticuerpos para enfrentar al fascismo, al neofascismo o experiencias similares. Se trata de pequeños, medianos o grandes contingentes que así como el pueblo palestino dijo su “basta ya” el 7 de octubre del 2023, comiencen a dar pasos en función de que la prepotencia desarrollada por el capitalismo no siga actuando con la impunidad que lo hace hasta el presente. Que la carga contaminante en lo social-cultural, acompañada de represión, no encuentre el camino libre para seguir destruyendo todo lo conquistado. Pero que también quede claro, como dijeron varios delegados, y el propio presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, que también hay que enfrentar al “fuego amigo”, que en el caso venezolano está lleno de ejemplos. Son precisamente los tibios, los desradicalizados y temerosos de alguna porción de la “izquierda”, que toman caminos erróneos y terminan cuidando el gallinero del ladrón de gallinas. Son los que en épocas de cierta tranquilidad, disfrutan de la bonanza, pero cuando se viene la mala, saltan del barco y como Judas niegan lo que deberían defender. Se los descubre de lejos: hablan de “dictadura” donde sobra democracia popular, piden “actas” y coquetean con quienes son claramente autoritarios. Indiscutiblemente, sus nombres no quedarán en la historia de la dignidad de los pueblos.Como es evidente que hoy Venezuela es una patria libre y que no le teme a la confrontación con sus (nuestros) enemigos, también se da tiempo para expresar solidaridad internacionalista: si hay una causa y una preocupación que se hizo carne en todos los delegados y delegadas, se trata de lo que ocurre en Palestina ocupada, ejemplo sangrante de la perversidad del sionismo, pero también faro indiscutido de la Resistencia revolucionaria contra los ocupantes “israelíes”. Claro que también sonó fuerte, sobre todo en el discurso del presidente Nicolás Maduro, el nombre de “esa rata, con perdón de los animalitos, que es Milei”, señalizando a quien no solo está dispuesto a convertir a Argentina en un páramo tras el despojo y la entrega de su territorio a las corporaciones, sino que aplica la violencia cotidiana contra jubilados,estudiantes, trabajadores, trabajadoras, científicos, personal de salud, y muchos más sectores incluidos en el genocidio social. Uno y otro tema se adueñaron de la atención de los asistentes al encuentro antifascista, buscando abrir más las puertas de la creatividad para enfrentarlos con éxito. Para ello qué mejor ejemplo del que ponen sobre la superficie los pueblos originarios, incluídos claro está, las mujeres, los hombres y los niños y niñas de Palestina, aplicando todas las formas de lucha, poniendo el cuerpo en batallas desiguales, pero teniendo claro que se trata de “vencer o vencer”.Además, la otra preocupación por la que hay que trabajar, y asi lo expresa la declaración final de la Internacional Antifascista, es desarrollar todas las energías posibles para dar la lucha comunicacional, un terreno donde en estos últimos tiempos la extrema derecha ha sacado ventaja. Y lo ha hecho usando todas las malas artes posibles, provocando en las redes, su campo de batalla preferido, campañas de linchamiento contra quienes enfrentan el discurso y el accionar fascista y sionista. En este último caso, la suma de las ideas imperialistas (el sionismo no es otra cosa que eso) creadas por Teodoro Herzl en el siglo XIX, y la complicidad en el Siglo XX de las grandes potencias, dio por resultado el despojo al pueblo palestino de sus tierras a través de una Naqba (catástrofe) continua que llega hasta el actual genocidio que soporta el pueblo de Gaza. Por eso, es que este item no debe de ser subestimado por quienes están decididos a ponerse al hombro la lucha antifascista.En este marco de construcciones y de planificación de acciones a corto y mediano plazo, tampoco puede minimizarse el escenario venezolano de aquí a fines de enero. El 10 de ese mes, Maduro asumirá su cargo de presidente reelecto, y el 20 lo hará el aliado de las distintas variantes derechistas del continente y el mundo, Donald Trump. En ese periódo de tiempo, opositores locales, vencidos tantas y tantas veces en las urnas y en las calles, pudieran intentar algún tipo de desorden. Pero como ya ha ocurrido en otras oportunidades será esa exitosa alianza de pueblo-fuerzas armadas bolivarianas, las que los obliguen a desistir. Para ello, precisamente por estas horas, el Parlamento aprobó la Ley Libertador Simón Bolívar, herramienta indispensable para castigar a la antipatria que no deja de pedir que el imperio actúe, incluso invadiendo militarmente, contra la soberanía venezolana.En lo que hace al plano internacional, también hay zafarrancho de combate enemigo, utilizando de mascarón de proa (nunca mejor dicho) a ese fantoche llamado Humberto González Urrutia, ex integrante de escuadrones de la muerte en El Salvador. Arropado por Estados Unidos, la Unión Europea, el G7 y la comparsa fascistoide de algunos gobiernos latinoamericanos, este personaje se cree “presidente” pero pronto se le quitarán las ganas de tal desvarío.
Nacional e internacionalmente, el fascismo antibolivariano debe ser derrotado, por eso cada uno de los cientos de delegados y delegadas de la Internacional Antifascista se llevan para sus respectivos países la tarea no solo de enfrentar a sus enemigos locales, sino también construir la fortaleza ideológica y la praxis para defender a Venezuela y Palestina. De esta victoria dependerán en gran parte, la del resto de pueblos que luchan por liberarse.
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