Miguel Jaimes 6 de agosto de 2024 Hora: 18:01
Esto de hacerse costumbre en Venezuela que al terminar una elección después tenemos que salir a detener golpes de Estado debe terminar. Foto: @PartidoPSUV
Más vale ser culpables de grandeza que inocentes de pequeñez.
Ha comenzado el mes de agosto del año 2024. Las cuentas, cuadraturas y fechas no resultan nada bien a quienes desde Venezuela y otros en el extranjero tratan de derrocar a su gobierno legítimo.
Desde Estados Unidos de Norteamérica pretenden nombrar a un nuevo presidente sobre la República Bolivariana de Venezuela. Se hace desde un escenario oscuro, falto de diálogo y de respeto tras el avance actual de las relaciones internacionales. Pero ni en América Latina, el Caribe o en cualquier otra parte del mundo nadie estará dispuesto a aceptar tamaña locura. Pero si esto cuaja después harán lo mismo sobre cualquier parte y gobierno del mundo.
Mientras en el Estado oculto tratan de llevar adelante tantas chifladuras va siendo inminente un ataque sobre la República Islámica de Irán. Esta agresión confirma nuevamente otra guerra en contra de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Si la guerra de Ucrania disparó los precios del tonel de crudo hasta ciento treinta y cinco dólares, una vez lanzada la primera bomba sobre el Estrecho de Ormuz los precios del barril traspasarán los doscientos dólares.
La propuesta de la Federación Rusa como el líder de más peso e importancia en las Economías Emergentes —BRICS y los PLUS— tras la invitación del presidente ruso Vladimir Putin al presidente Nicolás Maduro hacia la región Kazán el 23 y 24 de agosto del 2024, es la acción geopolítica más importante de estos últimos años de conflicto mundial.
Mientras llegan las buenas noticias, otros muy torpes en su minúscula política ultraderechista, entran a un escenario de grandes problemas. Para Milei arranca el paro general de combustibles sobre toda Argentina. Ya verán en la Casa Rosada como cada vez que se da un conflicto por culpa de los hidrocarburos la suerte de una nación cambia.
El principal sindicato petrolero ha comenzado un paro indefinido. Veinte y dos mil trabajadores de la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustible —FASIPeGyBio— están de brazos caídos. El desabastecimiento comienza a ser total y todos saben lo que esto significa. Agosto 2024 es un comienzo feo en la Patagonia política.
Ahora vamos a ver si el Señor de la Podadora, a quien le encanta la liberalización, va a retroceder en sus andanadas privatizadoras tras su imposición en los Impuestos a las Ganancias.
Mientras, en el inicio de Latinoamérica un sólido Andrés Manuel López Obrador va siendo muy claro cuando se trata de fijar posición soberana y de respeto sobre Venezuela. Claramente ha señalado que no hay evidencias de fraude en las elecciones.
En la vecina e importante Colombia, Gustavo Petro no se ha quedado atrás al señalar tajantemente que ningún gobierno extranjero debe decidir sobre Venezuela. Nuestro país es muy importante pues es quien lleva entre otras cosas las negociaciones para un acuerdo de pacificación con el Ejército de Liberación Nacional. Si las negociaciones las sigue enturbiando la ultraderecha de Bogotá el ELN se levantará de la mesa.
En medio de toda está confusión Estados Unidos aprovechándose han dado un nuevo golpe a la mayoría de la oposición venezolana, suspendió indefinidamente recibir emigrantes bajo el sistema de migración Paroles. Sus mismas propuestas no se logran mantener.
Esto de hacerse costumbre en Venezuela que al terminar una elección después tenemos que salir a detener golpes de Estado debe terminar. Debe finalizar la intromisión extranjera con sus planes a medio terminar los cuales representan un atraso para buena parte de toda la región.
Muchos no han tardado en aparecer con fórmulas mágicamente imposibles. La realidad es que muchas cosas se pudieran decir, que si hubiésemos hecho esto o aquello, que si estamos o no preparados.
Pero no debemos olvidar que mientras Estados Unidos, más su secundada Europa, sigan poniéndose de acuerdo para derrocar gobiernos que no pertenecen a sus órbitas no valdrá nada así tengamos en el Palacio de Miraflores al mismísimo Jorge Mario Bergoglio —el Papa Francisco— como presidente porque también en el Vaticano se conspira constante y prolongadamente.
Por cierto, que los enemigos más enconados del Vaticano —monseñores y Cardenales— son de Estados Unidos a quienes el Papa Francisco ha tenido que destituir por conspiradores, pedófilos y corruptos.
Hasta más pronto…
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