UPAL. UNRWA: la memoria viva del Nakba que el sionismo quiere borrar

Editorial de la Unión Palestina de América Latina –

UPAL                                                                                                                                16/10/25

Desde hace más de siete décadas, la UNRWA —Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo— ha sido el principal sostén humanitario, educativo y médico de millones de palestinos expulsados de su tierra. Fundada en 1949, tras la creación violenta del Estado de Israel y la expulsión forzosa de más de 750.000 palestinos, la UNRWA nació para atender una emergencia que el mundo prometió resolver de forma temporal. Pero el exilio palestino se convirtió en una herida abierta que aún sangra, y la agencia se transformó en un símbolo de resistencia y memoria.
Israel lleva años intentando destruir a la UNRWA. Su objetivo no es únicamente desmantelar una estructura humanitaria, sino eliminar el testimonio histórico de la Nakba. La UNRWA es la única institución que conserva los registros oficiales de los refugiados palestinos: nombres, lugares de origen, aldeas destruidas, familias dispersas. Es la prueba documental del crimen fundacional del sionismo.


Por eso, el poder israelí la considera peligrosa. Porque la existencia misma de la UNRWA contradice la narrativa sionista de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. En sus archivos están las pruebas vivas de lo contrario: que había un pueblo, con historia, cultura y raíces, que fue arrancado de su suelo ancestral para construir un Estado basado en la negación del otro.
Eliminar la UNRWA es, para el sionismo, un paso hacia la eliminación política y simbólica del pueblo palestino. Sin esa agencia, millones de refugiados quedarían invisibles ante la comunidad internacional; y sin ellos, el derecho al retorno —consagrado en la Resolución 194 de la ONU— perdería su base material y jurídica.
A pesar de los ataques, la UNRWA sigue educando a generaciones de niños palestinos, curando a los heridos de Gaza, alimentando a las familias sitiadas, y recordándole al mundo que Palestina no ha desaparecido. Cada aula, cada hospital, cada registro familiar es un acto de resistencia frente a la impunidad.
El sionismo le teme a la UNRWA porque teme la memoria. Porque quien conserva la memoria, conserva también la verdad. Y esa verdad —la del despojo, la del exilio, la del retorno pendiente— es indestructible.
Mientras exista un solo archivo de refugiados, un solo maestro enseñando historia en una escuela de la UNRWA, o una sola madre palestina guardando su documento de registro, la Nakba no podrá ser borrada.
La UNRWA no es solo una institución: es la conciencia del mundo frente a la injusticia que aún no ha sido reparada.
Unión Palestina de América Latina – UPAL
16 de octubre de 2025

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