UPAL. ¿Solidaridad con Palestina? Seamos sinceros: el mundo nos ha fallado.

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Editorial de la Unión Palestina de América Latina -UPAL

Cada 29 de noviembre, el mundo celebra el «Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino». Naciones Unidas organiza discursos, se publican declaraciones diplomáticas y los gobiernos se llenan la boca con la palabra «solidaridad». Pero seamos sinceros: ¿ha habido verdadera solidaridad con el pueblo palestino? La respuesta, dolorosa pero necesaria, es no.

1. La solidaridad no es un minuto de silencio mientras el pueblo palestino lleva 77 años gritando.
Desde 1948, el pueblo palestino ha endurecido el despojo, la ocupación militar, el apartheid, los bombardeos, los encarcelamientos masivos y la limpieza étnica sistemática.

La ONU estableció este día en memoria de la injusticia cometida contra Palestina. Pero desde entonces, ¿qué ha hecho la comunidad internacional? Ha observado. Ha lamentado. Ha archivado resoluciones. Pero no ha actuado.

2. La solidaridad sin consecuencias es una complicidad sofisticada
El mundo es experto en emitir condenas simbólicas sin peso real. Europa lamenta la situación, pero sigue enviando armas y tecnología al régimen israelí. Estados Unidos llama a la calma, pero financia cada bomba que cae sobre Gaza.

Los gobiernos árabes «rechazan» la situación, pero siguen normalizando las relaciones con el agresor. La ONU «advierte» a la opinión pública, pero nunca ha impuesto sanciones vinculantes. Eso no es solidaridad. Es diplomacia decorativa al servicio del opresor.

3. El pueblo ha demostrado solidaridad; los gobiernos, no.
Esto hay que reconocerlo con justicia: las calles de América Latina;
Las plazas de Europa, las universidades de Estados Unidos, los barrios de refugiados árabes y millones de jóvenes de todo el mundo han demostrado de hecho una solidaridad genuina, humana y coherente.

Pero los gobiernos y las instituciones internacionales no lo han hecho.
Han preferido proteger intereses, negocios, alianzas militares y acuerdos energéticos en lugar de defender la dignidad humana del pueblo palestino.

4. La verdadera solidaridad significa poner límites al agresor, no a la víctima.
¿De qué sirve un “Día de la Solidaridad” si: Gaza sigue destruida;
¿Cisjordania sigue fragmentada; Jerusalén continúa judaizada; los colonos roban tierras con impunidad; y millones de palestinos permanecen en campos de refugiados?

La verdadera solidaridad no se mide en palabras, sino en hechos: embargos de armas, sanciones económicas, aislamiento diplomático, tribunales internacionales, reconocimiento efectivo del derecho al retorno y de un Estado palestino libre y soberano. Nada de esto ha sucedido.

5. El 29 de noviembre es un recordatorio de la deuda histórica del mundo con Palestina.
En 1947, ese mismo día, se aprobó el injusto plan de partición que privó a los palestinos de sus tierras.
Hoy, 78 años después, el “Día de la Solidaridad” no hace más que subrayar esta cruel ironía: el mundo creó el problema, pero nunca tuvo el coraje de resolverlo.

6. Seamos honestos: la solidaridad que necesitamos aún no ha llegado.
La verdadera solidaridad es aquella que: detiene al colonizador; protege al pueblo oprimido; exige responsabilidades; castiga los crímenes de guerra; y previene nuevas masacres. Hasta ahora, el mundo solo ha ofrecido discursos, mientras que el pueblo palestino sigue pagando con su sangre la cobardía internacional.

7. Palestina no necesita más momentos de silencio: necesita un mundo que hable, actúe y se levante.
La verdadera solidaridad no es diplomática. Es moral. Es humana. Es urgente.

Y hasta que el mundo deje de temblar ante el poder del sionismo y comience a defender la justicia sin miedo ni cálculos políticos, el Día Internacional de la Solidaridad no será más que un ritual vacío. Porque la verdad es directa y dolorosa: la humanidad le debe a Palestina no un día de solidaridad, sino décadas de acción que nunca se cumplieron.

Unión Palestina de América Latina – UPAL
29 de noviembre de 2025

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