Editorial de la Unión Palestina de América Latina – UPAL 

En las arenas ardientes de Rafah, donde el mundo observa con indiferencia, los combatientes palestinos demuestran una vez más que la dignidad no puede ser aniquilada por el fuego de la ocupación. Khamás, en nombre de la resistencia palestina, ha prometido no rendirse, reafirmando una verdad que la historia repite una y otra vez: los pueblos que defienden su tierra no se doblegan ante el invasor.

Rafah no es solo una ciudad sitiada; es el símbolo de la última frontera de la humanidad frente al genocidio. Cada túnel, cada ruina, cada familia que sobrevive entre los escombros es testimonio de una voluntad que no muere. Mientras el enemigo impone hambre, oscuridad y muerte, los hijos de Palestina levantan su voz con la certeza de que la libertad no se negocia ni se mendiga: se conquista con sacrificio.

La comunidad internacional, una vez más, ha mostrado su hipocresía. Silencio ante las bombas, complicidad ante el crimen. Pero en Rafah, la palabra “rendición” no existe. Allí la resistencia no es una opción política, sino una necesidad moral y existencial. Quienes luchan no lo hacen por un partido o una bandera pasajera, sino por el derecho sagrado a existir en su propia tierra.

Hoy, desde la Unión Palestina de América Latina, rendimos homenaje al coraje de esos combatientes que encarnan la dignidad de todo un pueblo. Que el mundo lo entienda: Palestina no se rendirá. Podrán destruir casas, escuelas y hospitales, pero no podrán destruir la fe en el retorno, ni el fuego de la justicia que arde en el corazón de cada palestino.

Rafah resiste. Palestina vive. La historia los absolverá.
Unión Palestina de América Latina – UPAL
15 de noviembre de 2025