UPAL. “La OLP y encrucijada histórica: entre su misión original y abandono de algunos dirigentes”

Editorial de la Unión Palestina de América Latina – UPAL

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) nació como el paraguas legítimo y único representante de todo el pueblo palestino —dentro y fuera de la patria— con un mandato claro: conducir el proyecto de liberación nacional, proteger los derechos inalienables de nuestro pueblo y mantener la unidad política de una nación dispersa por la ocupación, la guerra y el exilio.

Sin embargo, hoy, más de medio siglo después de su creación, la OLP enfrenta una crisis profunda. No porque su proyecto histórico haya perdido vigencia —al contrario, nunca fue más urgente— sino porque ciertos sectores de su dirigencia han abandonado, por comodidad, cálculo o intereses personales, el programa para el cual la OLP fue creada.

¿Por qué algunos dirigentes ya no sienten compromiso con la OLP?

La respuesta, aunque dolorosa, es evidente. Una parte de la clase política palestina se acomodó dentro de la estructura administrativa de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), nacida de los Acuerdos de Oslo. Esta estructura —limitada, dependiente, condicionada por la ocupación y diseñada para administrar los fragmentos de soberanía que Israel permite— ofrece privilegios, cargos y espacios de poder que no existían en la lucha representada por la OLP.

Algunos dirigentes, atrapados entre la comodidad y la presión externa, dejaron de lado la agenda nacional para aferrarse a posiciones burocráticas. Entre ellos, se ha debilitado el compromiso con el retorno de los refugiados, la resistencia en todas sus formas legítimas y la representación verdadera de la diáspora.

OLP y ANP: dos entidades distintas que muchos confunden
La confusión entre OLP y ANP ha sido uno de los mayores éxitos del proyecto sionista y de ciertos actores internacionales: diluir la representación nacional palestina hasta reducirla a una entidad administrativa limitada.

La OLP representa a todo el pueblo palestino: Gaza, Cisjordania, Jerusalén, los refugiados, la diáspora en América Latina, Europa, el mundo árabe.

La ANP representa únicamente una administración local, sin soberanía real, restringida a territorios fragmentados y sometida al control de la ocupación.

Mientras la OLP surgió para liberar Palestina, la ANP fue diseñada para manejar la ocupación, no para enfrentarla. Por esa razón, la diáspora palestina —que constituye más de la mitad de nuestra nación— sigue estando bajo el paraguas de la OLP, no de la ANP.

La misión original de la OLP sigue vigente
La OLP debe recuperar su papel histórico:

Reorganizar su liderazgo lejos del personalismo.
Abrir sus instituciones a la verdadera representación de la diáspora.
Restablecer un programa nacional basado en la resistencia, la unidad y el derecho al retorno.

Proteger el proyecto palestino de los intereses externos y de las presiones árabes y occidentales que buscan convertir la causa en un expediente humanitario y no político.

La OLP no ha fallado; algunos dirigentes sí

La OLP no ha dejado de cumplir su misión por incapacidad estructural, sino porque una fracción de quienes deberían defenderla la abandonaron. Hoy, más que nunca, es necesario recordarle al mundo que la legitimidad palestina nace de la OLP y que cualquier intento de sustituirla por la ANP es una maniobra política diseñada para neutralizar nuestra lucha.

Desde UPAL reafirmamos que la representación de nuestro pueblo —en Palestina y en la diáspora— sigue siendo la OLP. Su programa original no solo está vigente: es la brújula indispensable para mantener viva la causa palestina y evitar que el proyecto nacional sea devorado por la ocupación, la corrupción y la resignación.

Unión Palestina de América Latina – UPAL
23 de noviembre de 2025

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