UPAL. Dos representaciones, una causa: la diáspora palestina frente a su destino histórico

Editorial de la Unión Palestina de América Latina –                           UPAL

En América Latina, la diáspora palestina ha sido ejemplo de trabajo, identidad y compromiso con la causa nacional. Sin embargo, hoy se encuentra dividida entre dos estructuras de representación: una, vinculada a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), nacida de los acuerdos de Oslo; y otra, independiente y fiel al principio histórico de la liberación total de Palestina. Esta división no es casual ni menor: expresa el mismo dilema que enfrenta nuestro pueblo desde hace tres décadas.


La primera corriente, alineada con la ANP, actúa como extensión diplomática de un poder sin soberanía. Busca reconocimiento político, mantiene vínculos protocolarios con embajadas y repite el discurso de la “solución de dos Estados”, incluso cuando ese proyecto ha sido sepultado bajo la expansión colonial y el genocidio en curso. Su papel, aunque presentado como “institucional”, ha terminado sirviendo para legitimar la ocupación y silenciar la voz de una diáspora que exige justicia, no concesiones.
La segunda, representada por los movimientos y comités populares que se mantienen fieles a la memoria de la resistencia, no reconoce autoridad alguna surgida de Oslo ni acepta el marco impuesto por las potencias coloniales. Esta corriente no habla de coexistencia bajo el apartheid, sino de liberación integral de toda Palestina, desde el río hasta el mar, en un Estado único, democrático y descolonizado.
La diáspora palestina en América Latina no puede ser espectadora del colapso moral de una dirigencia que perdió el rumbo. Nuestra responsabilidad histórica es mantener viva la representación auténtica del pueblo palestino, libre de toda tutela y sumisión. No somos extensiones diplomáticas de un poder tutelado; somos la continuidad viva de un pueblo en exilio que no renuncia a su tierra, a su identidad ni a su derecho al retorno.
El futuro de la causa palestina no se decidirá en oficinas ni en cumbres vacías, sino en la conciencia de las comunidades dispersas por el mundo.
Y América Latina, que siempre fue refugio y voz de los pueblos oprimidos, tiene el deber moral de apoyar la independencia de una representación palestina libre del control sionista y de toda estructura impuesta por la ocupación.
Ha llegado el momento de unir todas las fuerzas palestinas en la diáspora, sin condiciones, sin exclusiones y sin agendas personales.
Solo la unidad sincera —basada en los principios del retorno, la resistencia y la justicia— podrá restaurar el papel histórico de nuestro pueblo en la lucha por la liberación total de Palestina.
Porque Palestina no se divide, se une y se libera.
Unión Palestina de América Latina – UPAL
31 octubre 2025

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