Editorial de la Unión Palestina de América Latina UPAL 17/10/25
“Dividir y vencerás”, la célebre máxima atribuida a Julio César, describe con precisión la táctica que hoy atraviesa la realidad palestina. No se trata únicamente de una sentencia histórica; es la lectura cruda de una política que fragmenta nuestras instituciones, distancia liderazgos, corroe la solidaridad interna y, en definitiva, debilita la única fuerza capaz de confrontar el yugo del sionismo: nuestra unidad.
Durante décadas hemos sido testigos de cómo la ocupación y las políticas que la sustentan han ensayado —con eficacia— la fragmentación: alimentar disputas entre facciones, manipular lealtades, fomentar desmovilización social y legitimar soluciones parciales que no cuestionan el statu quo. Esa estrategia no es ideológica por sí misma, es instrumental: busca dispersar energías, atomizar demandas y presentar arreglos que aparentan paz mientras perpetúan la injusticia.
Frente a ello, la respuesta es nítida y no admite ambigüedades. No podemos aceptar que la narrativa impuesta nos reduzca a espectadores de un proceso diseñado sin nosotros. No podemos permitir que acuerdos que omiten lo esencial —la dignidad, la representación y la voz del pueblo palestino— se conviertan en sellos de normalidad. Y, por encima de todo, no podemos seguir cayendo en la trampa de la división.
Hoy, UPAL hace un llamado firme y urgente: unámonos. Unámonos las organizaciones comunitarias, las instituciones de la diáspora, los jóvenes comprometidos, las instituciones académicas, las iglesias y mezquitas, los periodistas y los activistas; unámonos los que llevamos Palestina en la memoria y los que la llevan en el corazón. La unidad no significa uniformidad: significa articular diferencias en un proyecto común, coordinar acciones, compartir plataformas y elevar una voz colectiva que exija lo justo y lo legítimo.
La unidad debe traducirse en acciones concretas. Proponemos, entre otras medidas urgentes:
1. Coordinación regional permanente entre organizaciones palestinas en América Latina para acciones diplomáticas y humanitarias conjuntas.
2. Campañas culturales y educativas que fortalezcan la memoria histórica en las nuevas generaciones y preserven la identidad palestina.
3. Redes de solidaridad que canalicen ayuda efectiva y transparente a las comunidades afectadas en Gaza y Cisjordania.
4. Estrategias jurídicas y de incidencia pública que exijan responsabilidades y visibilicen las violaciones cuando ocurren, en todas las instancias internacionales pertinentes.
5. Espacios de diálogo interno para resolver diferencias políticas desde el respeto y la voluntad de construir convergencias operativas.
No nos dejemos engañar por la retórica que celebra pausas sin justicia ni por promesas que no reconocen al pueblo como actor central. La paz auténtica nace del reconocimiento mutuo, de la justicia aplicada y de la participación de quienes han vivido la experiencia de la ocupación. Cualquier camino que omita esto es una trampa sofisticada que reproduce la lógica de dominar mediante la fragmentación.
Recordemos, además, que la fuerza de nuestra causa radica en su dimensión humana: madres y padres, niños y ancianos que reclaman reparación, seguridad y futuro. No podemos permitir que sus voces se diluyan en disputas que favorecen a quien mantiene sistemas de control y violencia.
Que esta jornada no sea una proclama retórica más. Que el 17 de octubre sea un punto de inflexión: la fecha en la que renovamos nuestro compromiso con la unidad estratégica y con la construcción de canales eficaces de acción y solidaridad. Que el sionismo encuentre en nuestra unidad la respuesta que no logra silenciar con sus divisiones.
Unidos, recuperamos la iniciativa moral y política. Unidos, exigimos con mayor fuerza y legitimidad. Unidos, avanzamos hacia un horizonte de dignidad para nuestro pueblo.
Unión Palestina de América Latina (UPAL)
17 de octubre de 2025