UPAL. Cuando a liberación se le llama terrorismo: discurso de entidad sionista y complicidad de la Autoridad Palestina

Editorial de la Unión Palestina de América Latina – UPAL 

Para la entidad sionista y, lamentablemente, para la Autoridad Nacional Palestina (ANP), sujeta a la coordinación de seguridad, todo palestino que aspira a la liberación de su territorio es tratado como «terrorista». Esta etiqueta no surge del análisis político ni de la realidad histórica: es el resultado directo de una estrategia colonial que busca criminalizar la resistencia y legitimar la ocupación indefinida.

La ecuación es tan absurda como peligrosa: quien defiende su hogar es un terrorista; quien se enfrenta al apartheid es un extremista; quien rechaza la disposición es un enemigo.

Y lo más vergonzoso es que esta lógica no proviene únicamente de Israel: la reproducen desde Ramallah sectores dentro de la AP que han convertido la coordinación de la seguridad en un instrumento contra su propio pueblo.

Criminalizar la resistencia: la vieja fórmula del colonialismo
Ningún proyecto colonial ha sobrevivido sin un mecanismo para deshumanizar al pueblo oprimido.

En Argelia, Sudáfrica, India y Latinoamérica, los colonizadores siempre han tildado de «terroristas» a quienes se alzaron por su libertad. Palestina no es la excepción. Durante décadas, la entidad sionista ha utilizado la palabra «terrorismo» como arma política para:
justificar ejecuciones extrajudiciales; encubrir su sistema de apartheid; silenciar a los defensores de los derechos humanos; y demonizar cualquier forma de resistencia, incluso la resistencia pacífica.

El objetivo es claro: si la liberación se convierte en delito, la ocupación se presenta como justicia. La Autoridad Palestina y el coste moral de la coordinación de la seguridad.

La coordinación de seguridad —impuesta tras Oslo y profundizada en los últimos años— se ha presentado como «cooperación para la estabilidad». En realidad, se ha convertido en una estructura que persigue, arresta y reprime a los palestinos cuyo único «delito» es oponerse a la ocupación.

Para sectores de la Autoridad Palestina, repetir el lenguaje del ocupante se ha vuelto rutinario: cualquier estudiante, periodista, activista, académico o ciudadano que exija libertad, unidad nacional y el fin del colonialismo puede ser etiquetado como “disruptivo”, “radical” o “terrorista”.

Esta práctica no sólo traiciona el proyecto nacional palestino sino que también erosiona la legitimidad de las instituciones internas y profundiza las divisiones.

El derecho a la resistencia no es negociable. El derecho internacional es claro: todo pueblo bajo ocupación tiene derecho a la resistencia, incluida la resistencia armada en el marco del derecho internacional.

Pero incluso quienes se limitan a la resistencia civil —manifestaciones, periodismo, organización comunitaria, defensa de los derechos humanos— son atacados con el mismo discurso de la entidad sionista. Esto revela que el problema no es el «método», sino el objetivo: la liberación misma.

Lo que molesta al ocupante no es la resistencia de los palestinos, sino el simple hecho de que resistan. Un mensaje para los pueblos del mundo.

Desde UPAL, afirmamos inequívocamente: ninguna narrativa fabricada por Israel o reproducida por sectores de la Autoridad Palestina puede borrar la legitimidad de la lucha palestina por la libertad.

La resistencia palestina, en todas sus formas, no es terrorismo.
El terrorismo es ocupación militar;
El terrorismo es un asentamiento colonial;
El terrorismo es apartheid;
El terrorismo es la limpieza étnica y las masacres de civiles.

Por lo tanto, llamar «terroristas» a los pueblos colonizados es el último recurso de un sistema que teme su propia desaparición. La causa palestina no depende de la permisión del ocupante ni del silencio de sus colaboradores.

La lucha por la liberación continuará mientras haya un solo palestino que se niegue a arrodillarse ante el apartheid y mientras haya un pueblo en la diáspora que mantenga viva la memoria, la identidad y la resistencia.

Y ante cualquier intento de criminalizar la dignidad, UPAL reafirma:
La libertad de Palestina no es negociable y quienes luchan por ella nunca serán terroristas, sino los legítimos herederos de todas las luchas anticoloniales del mundo.

Unión Palestina de América Latina – UPAL
28 de noviembre de 2025

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