Fuente: https://www.jornada.com.mx/2024/02/15/opinion/026a1mun Diego Gómez Pickering* 15/02/24
Mientras medios de comunicación del mundo entero y ministerios de Exteriores en los principales países del orbe tomaban nota de los reportes emanados de La Haya, el gobierno israelí acusaba a la Unrwa de colusión con Hamas y de participar en los ataques que la organización terrorista llevó a cabo el 7 de octubre contra objetivos israelíes. La acusación de Tel Aviv se centró en 12 empleados de la agencia de Naciones Unidas, que en total cuenta con más de 30 mil personas en su nómina, por presuntos vínculos familiares con los atacantes, participación indirecta y/o facilitación de las agresiones emprendidas por éstos aquel fatídico día del otoño pasado. En respuesta a las acusaciones que Israel está aún por sustentar, la Unrwa cesó de forma inmediata a los 12 implicados y anunció un proceso de investigación interno para dilucidar cualquier posible infracción por parte de tales personas.
Sin esperar a que los israelíes sustentasen sus acusaciones ni a que la Unrwa llevase a cabo la investigación pertinente, 11 países decidieron, de forma unilateral, suspender la financiación que hasta la semana pasada daban a la principal agencia de Naciones Unidas encargada de proveer asistencia al pueblo palestino, contraviniendo todo principio de solidaridad internacional ante la desgarradora crisis humanitaria que enfrenta Gaza por los indiscriminados ataques contra su población civil por parte del ejército comandado por Netanyahu. Estados Unidos y Reino Unido fueron los primeros en dar a conocer la oprobiosa noticia, seguidos de Australia, Canadá, Italia, Holanda, Suiza, Francia, Alemania, Japón y Finlandia. Sólo España, Noruega, Arabia Saudita e Irlanda, dentro de la lista de los principales donantes de la Unrwa, optaron por mantener su financiamiento, pronunciándose ante lo que consideran una decisión equivocada y un castigo colectivo
contra la población palestina. Algo que en derecho internacional constituye un crimen de guerra.
Las decenas de miles de hombres y mujeres que trabajan para la Unrwa, muchos en situaciones de grave peligro, no deben ser castigados
, declaró el fin de semana Antonio Guterres, secretario general de la ONU, ante la situación. De forma paralela, una veintena de organizaciones no gubernamentales, de la envergadura de Médicos sin Fronteras, Amnistía Internacional, Save the Children y el Consejo Noruego para los Refugiados, firmaron una declaratoria conjunta denunciando la situación y apelando a los gobiernos del mundo a acudir en socorro de la Unrwa.
Establecida en 1949, en las postrimerías de la creación del Estado de Israel, de la primera guerra árabe israelí y de lo que en árabe se denomina la nakba, término que en español significa tragedia o catástrofe y que se utiliza para describir, sin eufemismos de por medio, el desplazamiento forzado de millones de palestinos de sus aldeas, pueblos y ciudades ancestrales a causa del conflicto y de la ocupación israelí, la Unrwa es el brazo operativo de Naciones Unidas no sólo en Gaza, sino también en los territorios ocupados de Cisjordania, además de Líbano y Siria. La agencia humanitaria de Naciones Unidas depende en su totalidad de la financiación de los estados miembros del máximo organismo internacional para proveer de servicios de salud y educación, así como de asistencia social, a cerca de 6 millones de refugiados palestinos. Sin la Unrwa, el pueblo palestino estaría huérfano.
Mientras el resto de América del Norte y buena parte de Europa le dan la espalda, es momento que desde México miremos a la Unrwa y a través de ésta y su invaluable trabajo, el cual lleva haciendo desde hace casi 80 años, al pueblo palestino. Para quien desee informarse más sobre la Unrwa, su labor y cómo respaldarla, basta visitar su página de internet www.unrwa.org.
*Escritor, periodista y diplomático mexicano quien trabajó para la Unrwa en su sede de Damasco, Siria, entre 2008 y 2011