Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2024/02/03/per1-f03.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Peter Schwarz 03/02/24
Los 27 jefes de Estado de la Unión Europea decidieron desembolsar €50 mil millones ($54 mil millones) para intensificar la guerra con Ucrania. En diciembre, una decisión correspondiente fue bloqueada por un veto del primer ministro húngaro Viktor Órban.
Los €50 mil millones son solo una fracción de la suma utilizada por EE.UU., la Unión Europea (UE), Alemania y las otras potencias europeas para financiar la guerra con Rusia. Los fondos servirán exclusivamente para apuntalar el presupuesto estatal ucraniano para los próximos cuatro años y busca prevenir que el país se vaya a la bancarrota y no pueda pagar salarios ni otros gastos.
Las enormes entregas de armas y municiones no están incluidas en los €50 mil millones. Como anunció el miércoles el jefe para Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, después de conversaciones con los ministros de Defensa de la UE, solo 13 países europeos quieren apoyar a Ucrania con ayuda militar, que alcanza €21 mil millones de euros en 2024. Alemania encabeza la lista con €7,4 mil millones de euros.
El “Rastreador de Apoyo a Ucrania” del Instituto Kiel para la Economía Mundial ha calculado que Ucrania recibió un total de $247 mil millones en compromisos de ayuda militar, financiera y humanitaria entre el 24 de enero de 2022 y el 31 de octubre de 2023. El mayor donante fue la UE con €81 mil millones de dólares, seguido de Estados Unidos con €75 mil millones de dólares y Alemania con €22 mil millones de dólares. Esto es significativamente más que el producto interno bruto anual de Ucrania, que fue de $200 mil millones en 2021, el año anterior a la guerra.
Estas cifras dicen mucho sobre la verdadera naturaleza de la guerra. Las potencias de la OTAN suministran las armas y municiones, la logística y la estrategia, financian el aparato estatal y el corrupto régimen oligárquico de Volodímir Zelenski, que a cambio les proporciona a los jóvenes ucranianos como carne de cañón.
La afirmación de que esta guerra se trata de “democracia” y “libertad” es una burla. Incluso en el caso hipotético de que Ucrania “ganara” militarmente y entrara en la UE, seguiría permanecería sumamente endeudada y su clase trabajadora continuaría siendo objeto de explotación para las corporaciones internacionales. De los €50 mil millones asignados hasta ahora, €33 mil millones de euros corresponden a préstamos a largo plazo en los mercados financieros que deben ser reembolsados.
El verdadero objetivo que persigue la OTAN con la guerra de Ucrania es el desmantelamiento de Rusia y controlar sus materias primas y áreas estratégicas. Desde la disolución del Pacto de Varsovia y la Unión Soviética, la OTAN ha ampliado sus fronteras cada vez más hacia el este, en violación de los acuerdos pertinentes, y ha integrado toda Europa del este y partes de la antigua Unión Soviética en la alianza militar. En 2014, las potencias de la OTAN organizaron un golpe de Estado derechista y antirruso en Kiev, que condujo a la guerra actual.
El régimen de Putin, que representa los intereses de los oligarcas rusos, no tuvo otra respuesta a la invasión de la OTAN más que lanzar su ataque reaccionario contra Ucrania, con la esperanza de obligar a las potencias de la OTAN a hacer concesiones.
Pero las potencias de la OTAN no están de humor para transigir. No solo están financiando e intensificando la guerra en Ucrania, sino que también se están armando masivamente contra Rusia y desplegando miles de soldados a lo largo de la frontera rusa. El ensayo militar “ Defensor F irme” en curso es más grande que ha organizado la OTAN desde el final de la guerra fría. Alrededor de 90.000 soldados están ensayando un ataque contra Rusia.
Numerosos líderes políticos, como el ministro de Defensa alemán Boris Pistorius, han declarado que Europa debe prepararse para la guerra con Rusia, que cuenta con armas nucleares, en “un período de cinco a ocho años”. Los alemanes deben “aprender nuevamente a vivir con el peligro y prepararse, militarmente, socialmente y en protección civil”, dijo. El presidente del Comité Militar de la OTAN, Rob Bauer, se ha comprometido a construir una “economía de guerra” con el fin de prepararse para un “enfrentamiento directo con Rusia”.
En vísperas de la cumbre de la UE, el canciller alemán Olaf Scholz y otros jefes de Estado europeos dejaron claro que también continuarían e intensificarían la guerra contra Rusia si el compromiso de Estados Unidos disminuye debido a los conflictos entre demócratas y republicanos, o a una victoria electoral de Donald Trump, quien se enfoca más en una guerra con China.
En un comentario publicado en el Financial Times, Scholz y los gobernantes de Dinamarca, la República Checa, Estonia y Países Bajos exigieron: “Debemos fortalecer nuestra determinación y redoblar nuestros esfuerzos para garantizar nuestro apoyo durante el tiempo que sea necesario”. Esto requiere “una expansión de las capacidades industriales en Europa”, así como “inversiones sostenibles por parte de los Estados miembros”.
“Nuestra capacidad para seguir apoyando y manteniendo las defensas ucranianas, tanto durante el invierno como a largo plazo, es fundamental”. El comentario continúa: “Los europeos tenemos una responsabilidad especial. Esa es la razón por la que debemos actuar”.
Scholz fue aún más claro en una declaración que hizo ante el Parlamento alemán antes de partir hacia Bruselas. Putin espera ansiosamente las elecciones presidenciales estadounidenses y la fatiga en Europa, afirmó, prometiendo:
Haremos nuestra gran contribución este año, y haremos todo lo posible para garantizar que la contribución conjunta de Europa sea tan grande que Ucrania pueda depender de ella, y que Putin no pueda esperar que nuestro apoyo se desvanezca en algún momento.
El imperialismo alemán, el cual tomó control de Ucrania en ambas guerras mundiales y trató dos veces de conquistar Rusia, está reaccionando a la profunda crisis del capitalismo mundial y al colapso del orden mundial dominado por el imperialismo como lo hizo entonces: intentando asumir la posición de hegemonía de Europa, con un rearme e intemperancia militar.
Además de la guerra contra Rusia, Alemania y las otras potencias europeas también apoyan el genocidio de los palestinos en Gaza, que sirve a Estados Unidos y sus aliados como preludio de otra guerra para subyugar Oriente Próximo, así como el despliegue de Estados Unidos contra China.
El regreso del militarismo alemán y europeo no solo se dirige contra sus rivales geopolíticos, sino también contra su propia clase trabajadora, que debe soportar los costos de la guerra y el militarismo, y los sectores explotados de la pequeña burguesía, como los agricultores.
La cumbre de la UE en Bruselas se vio asediada por las protestas de los agricultores que bloquearon calles enteras con sus tractores. Los agricultores de Francia, Alemania, Polonia, República Checa, Lituania y Grecia también están protestando contra los recortes de subsidios que están arruinando sus medios de vida.
Asimismo, está aumentando la militancia de la clase trabajadora. En Alemania, en la semana previa a la cumbre de la UE, los conductores paralizaron el tráfico ferroviario durante cinco días, los trabajadores de los aeropuertos detuvieron el tráfico aéreo durante un día y los conductores de autobuses y tranvías cerraron el transporte público durante un día. La resistencia a los despidos y los recortes salariales reales también está creciendo en la industria automotriz, de proveedores y en muchas otras industrias de todo el mundo.
El peligro de la guerra solo se puede combatir y derrotar transformando la lucha de clases de los trabajadores en un movimiento consciente contra el capitalismo. Esto requiere romper la camisa de fuerza impuesta por los sindicatos, que trabajan en estrecha colaboración con los Gobiernos y apoyan la política de guerra. Además, exige la construcción de un partido internacional que una a los trabajadores de Europa, Estados Unidos y el mundo entero en la lucha contra la guerra y el capitalismo y los gane a un programa socialista.
Esta es la perspectiva por la que luchan el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus secciones, los Partidos Socialistas por la Igualdad.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 1 de febrero de 2024)