Fuente: https://www.wsws.org/es/articles/2022/08/23/unif-a23.html?pk_campaign=newsletter&pk_kwd=wsws Roger Jordan 24.08.22
Unifor se tambalea en convención trienal mientras las bases hierven de enojo por la corrupción y el entreguismo
El hedor de corrupción dominó la convención trienal de Unifor, el mayor sindicato del sector privado canadiense, celebrada en Toronto la semana pasada.
Su presidente por mucho tiempo, Jerry Dias, se vio obligado a renunciar tras caer en desgracia en marzo al descubrirse que había lucrado de la pandemia de COVID. La cúpula del sindicato ha buscado distanciarse desesperadamente de sus crímenes, pero ha quedado claro que defenderán el rancio legado corporativista de Dias, que consistía en garantizar la “competitividad” global, es decir, las ganancias de la patronal canadiense por medio de contratos proempresariales, y apoyar el Gobierno proguerra y proausteridad de Trudeau y la alianza parlamentaria oficialista entre el Partido Liberal y el Nuevo Partido Democrático (NDP, por sus siglas en inglés).
Lana Payne derrotó al sucesor elegido por Dias, Scott Doherty, y al presidente del Local 444, Dave Cassidy, en la contienda por la presidencia de Unifor. Payne, quien fue celebrada por la prensa corporativa por ser la “primera presidenta mujer”, se presentó como alguien “de fuera” con manos limpias. En realidad, Payne forma parte de la misma burocracia que Dias. Fue secretaria nacional y tesorera bajo Dias y como presidenta en funcionas de Unifor después de que lo expulsaran durante un escándalo que Payne intentó encubrir en vano.
No hubo ninguna diferencia política o programática entre los tres candidatos. En las semanas previas a la convención, se involucraron en una indecorosa riña facciosa sobre el control de los considerables recursos de Unifor. Se filtró información, a la cual debían tener derecho todos los miembros para comenzar, que documentaba los enormes gastos de los líderes del sindicato.
En su discurso de clausura de la convención, Payne declaró: “Nos hemos unido realmente esta semana para hacer avanzar nuestro sindicato. Han demostrado que es el sindicato -todos juntos- el que puede asumir los retos a los que nos enfrentamos como trabajadores”.
Se trata de una fanfarronada insincera. La referencia a “avanzar” pretende dar la impresión de que ahora que “la manzana podrida” de Dias fue expulsada por aceptar un soborno de 50.000 dólares de una empresa de pruebas de COVID-19, el sindicato puede dar por superado el escándalo de corrupción y seguir con “normalidad”. En realidad, lo que demuestran los millones que gastan anualmente según las cuentas declaradas de los altos cargos de Unifor, incluidos los viajes en primera clase y las estancias en hoteles de cinco estrellas, es que es una práctica habitual que los burócratas de Unifor se llenen los bolsillos a costa de los trabajadores.
Esta corrupción surge orgánicamente de la asociación corporativista que Unifor –y su predecesor Canadian Auto Workers (CAW)— ha forjado con las tres mayores empresas automotrices con sede en Detroit, la patronal canadiense y el Estado durante las últimas cuatro décadas. En Estados Unidos, una docena de altos cargos del sindicato United Auto Workers (UAW), incluidos dos expresidentes, han sido condenados a penas de cárcel por aceptar sobornos, rellenar cuentas de gastos y robarles a los trabajadores que dicen representar.
El intento de Payne de posar como solo otra trabajadora de base más es un insulto descarado a los cientos de miles de miembros de Unifor en las industrias de ensamble de autos, autopartes, aviación y otras, quienes han sido forzados a trabajar en condiciones mortales durante la pandemia de COVID-19. La convención no intentó resolver ninguno de “los retos a los que nos enfrentamos como trabajadores”, sino más bien los “retos” a los que se enfrentan Payne y la burocracia de Unifor que dirige ahora, a saber, de contener y descarrilar las crecientes demandas de los trabajadores de acciones militantes de protesta para contrarrestar la inflación, la aceleración del trabajo exigida por la gerencia y las décadas de concesiones contractuales.
El programa de negociación colectiva “Build Back Better” [Reconstruir mejor] de Unifor, que se hace eco deliberadamente de la consigna empleada por el Gobierno de Trudeau y la Administración de Biden en Estados Unidos, deja claro que una de las tareas clave del sindicato en el próximo periodo será suprimir las demandas salariales de los trabajadores. Unifor, declara que “se negará a aceptar cualquier exigencia de los empleadores de hacer concesiones salariales o cualquier nueva estructura salarial de dos niveles en los convenios colectivos. En los casos en que existan disposiciones salariales de dos niveles, el sindicato se compromete a consolidar las estructuras salariales para eliminar las disparidades entre los trabajadores”.
La postura desafiante de Unifor es un fraude. En los últimos meses, Unifor ha negociado una serie de contratos con “aumentos” salariales muy por debajo de la tasa de inflación actual de casi dos dígitos. Además, si los burócratas de Unifor pueden presumir que no aceptarán “nuevas” estructuras salariales de dos niveles es porque el sindicato ya fue cómplice desde su creación en 2013, y mucho antes como Canadian Auto Workers, de imponer dichas estructuras salariales de varios niveles en toda la industria canadiense.
El hecho de que la burocracia tiene la intención de continuar su apoyo a los bajos salarios y los niveles salariales se pone de relieve por el compromiso vagamente formulado de consolidar “las estructuras salariales para eliminar las disparidades entre los trabajadores” donde ya existen escalas salariales de varios niveles. Como saben muy bien los trabajadores automotores, Unifor “elimina” las “disparidades” salariales entre los trabajadores exigiéndoles a los trabajadores de mayor antigüedad y con un salario más alto y mejores prestaciones que acepten la jubilación anticipada, de modo que un porcentaje cada vez mayor de trabajadores queda atrapado en la misma estructura de salarios de miseria. El arraigo de las estructuras salariales de varios niveles y la eliminación de los trabajadores “legacy” de mayor antigüedad de las plantas han sido elementos clave en la estrategia de CAW/Unifor para atraer inversiones reduciendo drásticamente los costes laborales para las empresas automotrices, manteniendo una “ventaja (para los inversores) canadiense” basada en el menor valor del dólar canadiense frente al estadounidense.
La reducción de los costes laborales de las empresas automotrices es a su vez un componente clave de la nueva política nacional automotriz de Unifor, que Payne presentó en una conferencia de prensa el 11 de agosto. El informe pide que el Gobierno federal, en colaboración con Ontario y otras provincias, establezca una política industrial automovilística nacional y conceda cuantiosas subvenciones a las empresas que fabrican vehículos eléctricos y componentes estos autos, como las baterías, para garantizarles mayores ganancias. Destacando que Canadá se encuentra en un “punto de inflexión” en la transición a los vehículos eléctricos, Payne pregonó el objetivo de Unifor de convertir el capitalismo canadiense en “líder mundial” en la producción de vehículos eléctricos y baterías.
El papel de Unifor como contratista de mano de obra barata para las empresas canadienses se deriva directamente de la posición social de los burócratas que componen el aparato sindical. Los funcionarios de Unifor, que viven de salarios de seis cifras y a cuenta de las empresas, tienen mucho más en común con los ejecutivos de las empresas y los ministros del Gobierno que con los trabajadores a los que dicen representar. Fervientes defensores del nacionalismo canadiense y de los intereses del Estado capitalista, trabajan para asegurar una ventaja “competitiva” para su “propia” patronal y sus “propios” inversores.
Siguiendo esta agenda, Unifor ha desarrollado un lazo estrecho con el Gobierno de Trudeau, incluyendo el protagonismo de Dias en que los liberales volvieran al poder por medio de la campaña de 2015 bajo el lema “Cualquiera menos los conservadores”. También fue asesor semioficial del Gobierno de Trudeau durante la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Dias y Unifor avanzaron la misma estrategia proteccionista de “Norteamérica primero” que se basaba en fortalecer la alianza de décadas del imperialismo canadiense con el imperialismo estadounidense, como lo hace la sección dominante de la élite gobernante canadiense. Asimismo, Dias fue un líder de la campaña de la burguesía para imponer el regreso al trabajo durante la pandemia, protegiendo las ganancias empresariales mientras ponen en peligro la salud y las vidas de cientos de miles de trabajadores y sus familias.
Tras las elecciones federales de septiembre, Dias y Unifor iniciaron públicamente el llamado a una alianza gubernamental formal entre los liberales y el NDP. En marzo, apenas unas semanas después del estallido de la guerra entre la OTAN y Rusia en Ucrania, se materializó esta alianza, algo que aplaudieron Unifor y la central sindical Canadian Labour Congress. Esto tomó la forma de un acuerdo de “confianza y entrega”, en virtud del cual el NDP se comprometió a mantener el Gobierno minoritario de Trudeau en el poder hasta junio de 2025. En nombre de la “estabilidad política”, el NDP está apoyando a un Gobierno liberal comprometido con la guerra contra Rusia, el rearme militar de Canadá para más intervenciones imperialistas en todo el mundo, y haciendo que los trabajadores paguen por esto a través de la austeridad “pospandémica” y los recortes de los salarios reales dada la inflación.
Payne y sus colegas en la dirección de Unifor tienen toda la intención de continuar el curso político trazado por Dias. Esto lo demuestra la presencia en la convención del Ministro de Trabajo federal, Seamus O’Regan, quien pronunció un discurso en el que elogió a Payne y se comprometió a trabajar con Unifor en el futuro. Si no estuvo presente un funcionario de mayor rango del Gobierno, se debió únicamente al deseo de Trudeau y su círculo íntimo de mantener cierta distancia con la desacreditada burocracia de Unifor, que intenta superar del escándalo de corrupción de Dias.
El Gobierno liberal y sus aliados del NDP necesitan desesperadamente que la burocracia de Unifor contenga el escándalo de corrupción en curso para poder concentrarse en la tarea clave que la élite gobernante le ha asignado: suprimir la lucha de clases. Durante el año pasado, se ha extendido una ola de huelgas militantes y protestas obreras por todo Canadá, desde los mineros en Sudbury, hasta los trabajadores del sector público en New Brunswick, los trabajadores de la construcción de Ontario y los trabajadores de CP Rail. En los últimos meses, Unifor ha saboteado las huelgas de más de 2.000 trabajadores de la empresa de transporte de pasajeros Via Rail y de los trabajadores de empaquetado de comestibles en Metro.
Este resurgimiento de la lucha de clases está en sus fases iniciales. Estas luchas de los trabajadores están siendo impulsadas por la inflación desenfrenada causada por la interrupción de las cadenas de suministro a causa de la pandemia, las enormes sumas que el Estado ha inyectado en los mercados financieros desde 2020 para apuntalar las fortunas de los ricos, y la guerra imperialista contra Rusia, en la que Canadá está desempeñando un papel destacado. En las próximas semanas, expirarán los contratos de más de 250.000 profesores y trabajadores de apoyo a la educación de Ontario, quienes se encuentran en un curso de colisión directa con el Gobierno de extrema derecha de Doug Ford.
Alrededor de 400.000 trabajadores del sector público, entre ellos sanitarios y educadores están trabajando sin contrato en Columbia Británica, donde el Gobierno provincial del NDP está decidido a imponer todo el peso de la crisis sobre los trabajadores por medio de aumentos salariales menores a la inflación. La tarea de Unifor será asegurar que los trabajadores industriales no se unan a este levantamiento de la clase obrera, un levantamiento que necesita repudiar la alianza liberal/sindical/NDP y convertirse en una contraofensiva industrial y política de la clase obrera si quiere desafiar la austeridad capitalista y la intensificación de la explotación.
Payne reconoció las crecientes tensiones de clase en Canadá durante su informe de apertura, declarando: “Amigos, estamos en un momento de renovada militancia laboral. Y debemos aprovechar este momento”. Viniendo del jefe de la burocracia de Unifor, la promesa de “aprovechar este momento” debe ser tomada por los trabajadores como una amenaza más que otra cosa. Es una advertencia a la burocracia para que no baje la guardia, no vaya a ser que un movimiento de las bases escape al control asfixiante del sindicato y se convierta en una rebelión abierta contra toda la élite política patronal
Las condiciones para que ese movimiento se desarrolle son cada vez más favorables. Este hecho está siendo demostrado por la campaña que Will Lehman, un trabajador de Mack Truck de Pensilvania, está llevando a cabo para la presidencia del UAW. Lehman está luchando por la abolición de la burocracia, la devolución de los vastos activos de la UAW al control de las bases y la creación de comités de base en todas las fábricas para unificar a los trabajadores automotores estadounidenses, canadienses y mexicanos sobre la base de una estrategia internacional para luchar por empleos dignos y seguros para todos. A pesar de los esfuerzos de la burocracia del UAW por suprimir su campaña, Lehman fue nominado por dos delegados en la reciente convención del UAW y aparecerá en la boleta para presidente este otoño. Los trabajadores de Canadá deben prestar todo su apoyo a la campaña de Lehman. Esto significa, sobre todo, iniciar una rebelión contra la burocracia nacionalista y procapitalista de Unifor, mediante la construcción de una red de comités de base totalmente independientes del aparato sindical y de la élite política capitalista.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de agosto de 2022)