mpr21 Juan Manuel Olarieta
Los cuatro gigantes tecnológicos (Google, Microsoft, Meta/Facebook y Apple) son monstruos sedientos de energía que deben ser alimentados constantemente con electricidad para hacer funcionar sus servidores y refrigerarlos. Las máquinas de sus centros de procesamiento de datos nunca dejan de funcionar y consumen cantidades gigantescas de energía.
Pero los cuatro grandes monopolios no son los únicos en internet. Hay centros de datos propios de los grandes monopolios o de los Estados, que no ofrecen servicios a terceros, y otros que los comercializan. El capitalismo ha creado un nuevo sector industrial, con unos 8.000 centros de datos pertenecientes a diferentes empresas. Son la “nube” que alberga vídeos, criptomonedas, mapas, juegos, fotos, audio, documentos…
Las prestaciones más simples de internet, como el almacenamiento en la “nube” o las búsquedas, requieren mucha electricidad y, además, la “inteligencia artificial” ha multiplicado el consumo. Una consulta en ChatGPT requiere casi diez veces más electricidad para obtener una respuesta que una búsqueda corriente.
Aparte de los grandes servidores, también hay ordenadores conectados constantemente en las instituciones públicas, las oficinas, las empresas, las viviendas… Cuando un móvil no está funcionando, se está recargando en la red.
El consumo total de energía de la humanidad se estima actualmente en 160.000 TWh. Hace diez años el Instituto de Tecnología de KTH en Suecia concluyó que internet consume alrededor del 10 por cien de esa energía mundial (1).
La conectividad, la digitalización, las criptomonedas y la “inteligencia artificial” van a multiplicar exponencialmente esas cifras. A partir de 2026, según la Agencia Internacional de la Energía, los centros de datos consumirán tanta electricidad como Japón: 1.000 TWh de electricidad, es decir, el doble que hace dos años (2).
La dependencia de la nueva industria con la electricidad es tan estrecha que el tamaño de un centro de datos no se mide por su capacidad de almacenamiento (bytes) sino por su consumo de energía (watios).
Si alguien da un paseo por el interior de un centro de datos observará una de las mayores delicias del capitalismo: largos pasillos con enormes máquinas, a la manera de colmenas, que funcionan por sí mismas las 24 ahoras del día sin que nadie esté presente. Padecerá un espejismo. La fuerza de trabajo no está a la vista, pero está.
Las nuevas tecnologías no acaban con la mano de obra, como se repite tantas veces; convierten el trabajo simple en trabajo complejo. En España hay medio millón de trabajadores empleados en centros de datos.
Amazon ampliará el centro de datos que tiene en Aragón con “la inversión más importante que se ha hecho en la historia de la comunidad autónoma y la más importante que se va a hacer en Europa en los próximos años”, según Jorge Azcón, presidente del gobierno autonómico (3). Para mantener las instalaciones tendrán que contratar a 6.800 trabajadores, en su mayor parte trabajo cualificado, que sumarán a los 1.300 que los centros de datos de Amazon ya tienen en Aragón.
La superproducción de electricidad
El nuevo centro de datos de Puertollano es un ejemplo de la naturaleza híbrida de esta nueva industria: la empresa japonesa DataSection pone la tecnología y la española Solaria pone la electricidad.
Un centro de datos rinde beneficios en función del precio de la factura eléctrica. Las empresas emergentes de esta industria invierten en aquellos lugares donde el precio de la luz es más bajo y para ello necesitan asociarse a las eléctricas. Incluso empresas eléctricas, como Iberdrola, han entrado en el negocio de los centros de datos, constituyendo una filial de la nueva industria con un capital de 10.000 millones de euros y once nuevas instalaciones repartidas por la península.
En ciertos gobiernos, como el español, la política energética es cada vez más dependiente de los centros de datos, de los que hay unos cien. Desde 2020 España reconoce la naturaleza estratégica de los centros de datos en el Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales de la sociedad, la economía y los territorios. La Estrategia de Inteligencia Artificial aprobada este año reitera esa naturaleza.
Eso significa que el gobierno está abaratando la factura eléctrica para favorecer las inversiones en centros de datos. Las subvenciones públicas completan el diferencial de precios con respecto a los países del centro de Europa, una política aprobada por Bruselas, por más que distorsiona las reglas del “libre mercado”. Queda por ver el tiempo que eso va a durar.
En España las horas en las que el precio de la electricidad es cero -en el mercado mayorista- están aumentando y eso atrae la instalación de centros de datos. El año pasado cerró con 200 megavatios (Mw) de potencia total instalada, frente a 150 el anterior. La previsión es que en cinco años estén en 600 Mw, lo que supondría una inversión de entre 6.000 y 8.000 millones de euros.
Para seguir atrayendo nuevos inversores con precios bajos de la electricidad, el gobierno necesita reforzar su políticas verdes con subvenciones a las empresas “renovables”, que entran en el mecanismo de formación del mercado eléctrico a precio cero.
Por ejemplo, Solaria es una empresa de energía “renovable” que ha creado una división de procesamiento de datos. Las instalaciones de Puertollano, que ocuparán 10.000 metros cuadrados, estarán alimentadas por 200 Mw a través de plantas fotovoltaicas hibridadas con eólica y baterías.
Las energías llamadas “renovables” son un caso de superproducción de electricidad por su naturaleza intermitente, que debe ser compensada con energías de otro tipo. Por eso en ciertos momentos del día entran en el mercado a precio cero.
Los monopolios eléctricos españoles están presionando al gobierno para aumentar todavía más la superproducción electríca, que actualmente es del 70 por cien. En otras palabras, España genera tres veces más energía de la que consume y el despilfarro aumenta porque la demanda se está hundiendo en los países occidentales. Actualmente en España está al nivel de hace 20 años.
Los centros de datos son un mercado de salida a la superproducción energética de los grandes monopolios, como Endesa o Iberdrola. A su vez, para aumentar la superproducción hay que aumentar la capacidad de las redes eléctricas. La patronal de las eléctricas, Aelec, la antigua Unesa, reclama 6.000 MW de capacidad de acceso a la red para atender la demanda de los centros de datos.
(1) https://wireless.kth.se/wp-content/uploads/sites/19/2014/08/Emerging-Trends-in-Electricity-Consumption-for-Consumer-ICT.pdf
(2) https://www.iea.org/energy-system/buildings/data-centres-and-data-transmission-networks
(3) https://elpais.com/economia/2024-05-22/amazon-invertira-15700-millones-en-una-red-de-centros-de-datos-en-aragon.html