
Tras dos años de genocidio abierto en la franja de Gaza y encubierto en Cisjordania, el movimiento por el fin del genocidio y la liberación de Palestina se encuentra ante una nueva etapa. Desde que comenzó la implementación del alto al fuego en Gaza, el pasado 10 de octubre, el movimiento se ha enfrentado a un serio peligro de desmovilización, sobre todo entre las capas menos politizadas de la sociedad.
Ha sido un proceso acompañado desde lo más alto de nuestras instituciones. No es casualidad que durante estos meses el gobierno de Pedro Sanchez haya hecho lo posible por apoyar el plan de paz de Trump, intentando dar por zanjada la cuestión palestina, apuntarse un tanto delante de su electorado y neutralizar una de las mayores muestras de crítica a su gobierno desde su izquierda.
El alto al fuego en sí mismo es un alivio bienvenido por la población palestina, la resistencia y sus representantes políticos. Sin embargo, ni el genocidio ha acabado (con más de 500 violaciones al alto al fuego en Gaza por parte de Israel), ni nuestro gobierno ha luchado por la liberación de Palestina con mucho más que palabras, manteniendo relaciones con el Estado sionista, e incluso batiendo sus propios récords de compra de material armamentístico.
Para evitar que la llama de la movilización se extinga cuando es tan importante la presión continuada, el movimiento por Palestina ha adaptado su estrategia, convocado tanto manifestaciones coordinadas en todo el Estado como acciones de boicot con objetivos concretos (por ejemplo eventos deportivos y empresariales), aprendiendo y aplicando lecciones, conectado la lucha palestina con un antimilitarismo más amplio y reforzando la red militante entre organizaciones políticas, asociaciones estudiantiles, sindicatos…
Como ejemplo muy sintético de la situación, el 12 de diciembre de 2025, el movimiento universitario por Palestina salía de nuevo a la calle con una acción sincronizada a nivel europeo, incluyendo algunas de las ciudades más importantes del continente (Barcelona y Madrid, Paris y Lisboa, Viena y la Haya…) frente a los edificios que representan la autoridad europea, la sede de la Comisión Europea en el caso catalán.
¿La razón? Los fondos Horizon Europe.
¿Qué es el programa Horizon?
El programa Horizon es un programa de investigación e innovación de la Unión Europea que subvenciona proyectos de investigación en el ámbito civil, que en el periodo actual abarca desde el año 2021 al 2027. Estos proyectos se conforman como un trabajo de colaboración entre diferentes grupos de investigación que pueden ser de entidades con sede en países miembros de la Unión Europea y terceros países que tengan un acuerdo con la misma. Gracias al Acuerdo de Asociación entre Israel y la UE de 1995, las entidades israelíes tienen acceso a estas subvenciones y pueden colaborar en proyectos con entidades europeas y, en este caso, catalanas.
Para entender por qué deberían importarnos políticamente, podemos leer a Francesca Albanese, la relatora especial para la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados. Esta nombraba específicamente el proyecto Horizon Europe dentro de su reporte de octubre de 2025 “El genocidio de Gaza: un crimen colectivo”, señalando por un lado que
Israel depende en gran medida del comercio internacional y la cooperación económica. Mantener relaciones comerciales normales con Israel (…) legitima y sostiene el régimen israelí de apartheid
Dando un paso más allá, señala explícitamente los proyectos de investigación conjuntos con el Estado sionista:
Desde 2014, el Marco de Investigación e Innovación de la Comisión Europea (desde 2021, Horizonte Europa) ha concedido 2.100 millones de euros en subvenciones a entidades israelíes de ciencia, tecnología e innovación, muchas de las cuales desarrollan tecnologías militares y de doble uso.
Y en un informe anterior condena el rol de toda la academia Israelí como normalizante del apartheid y el genocidio:
En Israel, las universidades contribuyen a mantener en pie el andamiaje ideológico del apartheid, cultivando narrativas alineadas con el Estado, borrando la historia palestina y justificando las prácticas de ocupación. Mientras tanto, los departamentos de ciencia y tecnología sirven como centros de investigación y desarrollo para las colaboraciones entre el Ejército israelí y los contratistas de armas, incluidos Elbit Systems, Israel Aerospace Industries, IBM y Lockheed Martin, y contribuyen así a producir herramientas para la vigilancia, el control de multitudes, la guerra urbana, el reconocimiento facial y los asesinatos selectivos, que se prueban efectivamente con los palestinos.
Esto era algo que el movimiento universitario por Palestina venía diciendo desde que comenzó el genocidio: no cabe la cooperación de ningún tipo con universidades del Estado sionista. Tanto en las universidades de Catalunya como de todo el Estado, las estudiantes han venido demandando la ruptura completa de cualquier tipo de relación con universidades y otras entidades israelíes, porque o hay investigación posible ajena a la ocupación en tierras usurpadas.
Las universidades catalanas: cómplices en el genocidio
En este sentido, las universidades pueden ser también cómplices activas del genocidio. Y no solo el estudiantado lo ha denunciado. El Tribunal de los Pueblos sobre la Complicidad con el genocidio Palestino en el Estado español declaraba este pasado noviembre la complicidad de las universidades por iniciar y mantener contratos, convenios y proyectos de investigación, incluyendo tecnologías de doble uso con la ocupación.
En el caso concreto de las universidades catalanas, la participación en el proyecto Horizon junto con entidades israelíes las hace cómplices de los crímenes de la ocupación y del recrudecimiento de la misma con el genocidio en Gaza. La complicidad resulta aún más flagrante al observar que la UPC, la UAB, la UB y la UPF tienen proyectos de investigación en marcha que se iniciaron en 2024, cuando ya había más que suficiente evidencia del genocidio en Palestina. A continuación se hace un análisis sobre los programas financiados por el Horizon Europe en los que las universidades catalanas participan junto a socios israelíes. Podéis leer más al respecto en el siguiente artículo de investigación del Centro Delàs.
Universidad Politécnica de Catalunya
Quizá el caso más grave de complicidad con el genocidio, la ocupación y el apartheid en Palestina sea el de la UPC. Dentro del proyecto Horizon Europe, esta universidad tiene diez proyectos en marcha en los que colabora con entidades públicas y privadas de Israel.
Destaca por especialmente cruel en cuanto a las fechas en las que se aprobó el proyecto CulturalRoad, firmado en marzo de 2024, más de medio año después del comienzo del genocidio. En este proyecto también participa la Autoritat del Transport Metropolitana de la ciudad de Barcelona, junto a la municipalidad israelí de Eilat.
Sin embargo, tambien podemos señalar otros proyectos aprobados después del comienzo del genocidio, como el 6G-EWOC, coordinado por la propia UPC, que se firmó en diciembre de 2023. En él participa Mellanox Technologies LTD-MLNX, una empresa tecnológica israelí que fabrica material que puede ser clasificado como de doble uso, tal como señalan los informes de la relatora Albanese.
Por otro lado, está el Proyecto ICOS, en el que la UPT trabaja junto a otras seis entidades públicas y privadas del Estado Español (incluido Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya) en colaboración con IBM ISRAEL-Science and technology LT. Esta empresa opera en Israel formando a personal militar y de inteligencia y gestionando el discriminatorio Registro de la Población israelí, que permite la recopilación, almacenamiento y uso gubernamental de datos biométricos de palestinos, según señala el reporte de Albanese “De la economía de ocupación a la economía de genocidio”.
Además, dicha universidad tiene otros ocho proyectos más en marcha a día de hoy con entidades israelíes: el proyecto BeGREEN, el proyecto SYMSITES, proyecto Allegro, el Flute, junto a Arteevo Technologies LTD subvencionado con más de 800,000 euros y en el que también participa la Fundacio Hospital Universitari Vall d’Hebron-Institut de Recerca.
La Universidad de Barcelona
Siguiendo una especie de ranking de complicidades con el genocidio, la siguiente universidad con más cantidad de lazos y más profundos con el genocidio en Gaza y la ocupación en Palestina es la UB. La universidad de Barcelona tiene seis proyectos en marcha en la que colabora con empresas, universidades y administraciones israelíes.
Uno de ellos, el programa AI-DIAGNOSED, está coordinado por esta misma universidad y su fecha de comienzo es de enero de 2024, meses después del comienzo del genocidio y años de ocupación. En ella, trabaja junto a la universidad de Tel Aviv, que ha diseñado decenas de armas utilizadas después por las FDI y a la que pertenece el Instituto de Estudios Nacionales de Seguridad que desarrolló la doctrina Dahiya o de la fuerza desproporcionada, la cual exige “la destrucción de la infraestructura nacional [civil] y un intenso sufrimiento entre la población [civil]”, como medio para derrotar una resistencia no estatal que de otro modo sería “imposible” de derrotar.
La UB también coordina otro programa con participación israelí: elEVA, un proyecto que se dedica a desarrollar nueva tecnología de impresión 3D que podría usarse, conforme a la propia descripción del programa, para “nueva generación de robots, seguridad y tecnología de almacenaje de datos”. Aquí participa también la Universidad Autónoma de Madrid junto a una universidad israelí, la hebrea de Jerusalén, y la empresa Stratasys LTD.
Universidad Autónoma de Barcelona
La UAB tiene dos proyectos en activo con entidades israelíes, uno de ellos comenzado en febrero de 2024. Además, en el proyecto OPVStability, la UAB trabaja junto a la Agencia Estatal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del EE y la universidad Ben-Gurion de Negev, con la cual ya en 2011 universidades como la de Johannesburgo cortaban lazos debido a su complicidad con violaciones de derechos humanos por parte de Israel, incluido el robo de agua a comunidades palestinas. Además, esta universidad es la sede del Instituto de Seguridad Nacional israelí, que mantiene alianzas con el Ministerio de Defensa e importantes empresas armamentísticas como Elbit Systems.
Otras
La UdG tiene dos proyectos en activo dentro de Horizon con entidades sionistas. El BeXyl y el Prometeus. La UPF, otros dos: el IMMERGE y el FRONTIERS. En el primero también es universidad socia la UB . Y, finalmente, la URV participa en tres programas de investigación financiados por Horizon en los que intervienen entidades israelíes como la ya mencionada IBM, junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) del EE y la Universidad de Murcia, también cómplices en esta normalización con entidades sionistas.
Se abre el tablero, continúa la partida
Este análisis no exhaustivo de los fondos Horizon Europe en las instituciones educativas catalanas nos ayuda a entender mejor el entramado económico-institucional que conecta Europa, la industria científico-militar y el Estado de Israel. Repasando la participación de cada universidad catalana en estos proyectos, hemos comprobado una vez más que el mundo de la academia no es neutro, y que esta parcialidad es inescapable cuando se encuentra asociado a un Estado colonial y genocida. La colaboración de cualquier tipo con este Estado acabará constituyendo un apoyo a sus actos, a su maquinaria de guerra industrial o ideológica.
Además, nos permite entender un poco mejor el actual proceso de rearme. Los esfuerzos de investigación y tecnología de la Unión Europea, incluso cuando se supone que son centrados en ciencia civil, acaban desarrollando tecnologías estratégicas y de doble uso, claves para mantener la posición del bloque europeo en relación con el resto de potencias imperialistas. Es un proceso inherentemente internacional: nuestros Estados se coordinan para realizar este rearme, más allá de toda soberanía nacional o democrática. Lejos queda la narrativa del Green Deal, sustituida por una defensa de los valores europeos frente a viejos y nuevos enemigos. Pero a pesar de los cambios narrativos seguimos ante intentos de abrir nuevos ciclos de expansión económica y reindustrialización que salven al viejo continente de la irrelevancia o el colapso.
Es por todo esto que hemos participado en la coordinación y movilización que se está dando estos días. Pese a tratarse de convocatorias de pequeña magnitud, nos sirven para ilustrar la profunda interconexión de las instituciones europeas a toda escala (desde los equipos de investigación de una universidad hasta la comisión europea) con el Estado de Israel, y nos obligan a ensanchar el análisis de un simple rechazo al genocidio activo a una lectura más profunda del rol del militarismo y el imperialismo en nuestras sociedades.
Con mucha paciencia, convocatorias así son oportunidades para ampliar discursivamente el tablero, y recomponer, jugada tras jugada, un nuevo internacionalismo de base que sea capaz de entender y coordinar la respuesta a problemas a escala (como mínimo) europea, pero sin dejar de actuar a escala local, contra nuestras propias instituciones y centros de estudios y trabajo, y aprovechar la coordinación construida durante estos años. En resumen, compaginar el análisis de lo concreto y de lo general, la escala local y la europea, las movilizaciones militantes y las de masas.
Pese a lo que probablemente sea un interludio entre grandes movilizaciones, nos hemos enfrentado una vez más a la complicidad con el genocidio actual y nos hemos posicionado frente a las ofensivas imperialistas del futuro, ya sea en Palestina, en Europa o en Venezuela. Los lazos que tejemos hoy quizás nos salven de la masacre mañana, y a través de estos gestos, sin importar su tamaño, la causa palestina se convierte una vez más en la causa de los pueblos del mundo.
Alba Montréal i Ignacio de Grado Militantes d’Obrir Escletxa i Anticapitalistes
