Fuente: https://www.jornada.com.mx/2023/09/25/opinion/014a1pol Arturo Balderas Rodríguez 25.09.23
Es una situación que se gestó desde el mismo momento en que los republicanos ganaron la mayoría en el Congreso y eligieron al representante Kevin McCarthy como líder. La condición de la fracción de la ultraderecha para votar en su favor fue que accediera en una serie de condiciones, como reducir sensiblemente el gasto del gobierno, eliminando incluso algunas de las funciones en áreas como la protección del ambiente, la protección social y la seguridad nacional. Hoy esa fracción quiere cobrar la factura a su líder, obligándole a cumplir su promesa o renunciar. McCarthy está entre la espada y la pared; si no cede a las pretensiones de la ultraderecha le costará el puesto, porque votarán para deponerlo o se verá obligado a renunciar. Pero si cede está consciente de que el costo para su partido y para la nación sería grande.
Un escenario que no se descarta es que McCarthy renuncie o pierda el puesto en una votación entre los legisladores de su propio partido. Pero la gran incógnita es quién lo podría suceder y cuánto tiempo pasaría antes de que su sucesor fuera aprobado tomando en cuenta el caos que prevalece entre sus compañeros de la mayoría republicana en el Congreso.
En este marco la popularidad del presidente Biden continúa a la baja por razones que nadie atina a entender, ya que los indicadores económicos demuestran que la economía crece, también el empleo y los salarios, y la inflación se ha reducido con excepción del costo de la gasolina. Al margen de que no es su responsabilidad directa, la paralización del gobierno lo pondría en una situación aún más crítica y desatar una crisis que daría al traste con su programa de reformas económicas. Tampoco parece ayudarlo mucho la huelga en el sector automovilístico encabezada por UAW, el sindicato de trabajadores en ese sector. Consciente de la trascendencia de la huelga, en un gesto de solidaridad ha prometido visitarlos y sumarse a ellos en los próximos días.
La nave navega en aguas turbulentas. Hay quienes sugieren un cambio en el timón de mando, pero también hay quienes prefieren a un timón experimentado a navegar en esas aguas a uno que por su inexperiencia pudiera naufragar en el cometido. En todo este caos la campaña de Trump por la candidatura republicana a la presidencia parece avanzar a grandes zancadas sin que ninguno de sus contendientes tenga la posibilidad de alcanzarlo, a pesar de los múltiples juicios que enfrenta. Por algo parecido al síndrome de Estocolmo, los cautivos de su malsano proceder parecen apreciarlo cada vez más.
Ese es el ánimo que prevalece en un sector del electorado que crece conforme el tiempo pasa, es como si Humpty Dumpty y su mundo de cabeza se hubiera apoderado de su visión del mundo.