
A veces, la violencia racista te alcanza cuando menos te lo esperas, en el lugar más impensado. Lo que sigue es una cadena de despropósitos que te obligan a luchar doblemente: contra la agresión y contra un sistema que, a menudo, parece diseñado para proteger al agresor blanco y racista. Esto es lo que le ocurrió a Happy Panda, una mujer negra en un gimnasio de Alemania, en un episodio que destapa las capas de racismo y machismo aún presentes en la sociedad.
Todo empezó con un simple comentario. Nuestra hermana le pidió a un hombre, un cliente del gimnasio, que recogiera su mancuerna. La respuesta fue una bofetada brutal que la tiró al suelo. Un acto de violencia sin provocación, directo y cobarde. Lo más indignante es que esto ocurrió delante de un empleado del gimnasio, un hombre blanco alemán, cuya reacción fue, cuando menos, incomprensible.
La indiferencia cómplice y la burocracia agotadora
Cuando nuestra hermana, aún en el suelo, le pidió al empleado que llamara a la policía, este se negó. Su excusa fue que «él estaba antes», una justificación absurda que solo demostraba su desinterés y, quizás, su complicidad pasiva con el agresor. En lugar de la policía, llamó a seguridad, y tras una espera de quince minutos, apareció un encargado tan perdido como inútil. Mientras tanto, al agresor se le permitió seguir entrenando, como si nada hubiera pasado.

Fue nuestra hermana quien, ante la inacción y el absurdo, tomó las riendas y llamó a la policía. Justo cuando el agresor estaba a punto de huir, los agentes llegaron y le cortaron el paso. Sin embargo, la historia no termina ahí. El hombre, para justificarse, alegó que ella le había «faltado y escupido», algo completamente falso. Lo más preocupante fue la respuesta del policía, quien le dijo que, de ser cierto, eso sería un «atenuante».
En ese momento, nuestra hermana dejó algo claro, algo que debería ser obvio para todos: no hay justificación alguna para agredir a una mujer. Y aún más importante, ninguna mujer merece menos protección ante la violencia de un hombre, sin importar su raza o cualquier otra condición. Su valiente voz dejó constancia de que las mentiras del agresor no tenían cabida.
La doble agresión: física y del sistema
Tras la intervención policial, nuestra hermana acudió al hospital (sola y por sus medios), donde le confirmaron la inflamación en la boca, aunque afortunadamente sin rotura de huesos. Entregó el parte médico y el justificante de sus horas en el hospital. Mientras tanto, el agresor, amparado por la ley alemana, quedó en libertad hasta que un juez dictamine lo contrario.
Pero la agresión no acabó en el hospital. Al volver al gimnasio, el gerente la esperaba con una nueva afrenta. Le dijo que ella había «escupido a un miembro» y que, por lo tanto, tenía la entrada vetada. Una vez más, la víctima se encontró siendo culpabilizada y castigada por la agresión que sufrió. «Lo que él hizo no estuvo bien», le dijo el gerente, minimizando la agresión y, de paso, vetándole la entrada al gimnasio.
Este caso es un reflejo de cómo el racismo y el machismo se entrelazan. Una mujer negra es agredida, y en lugar de recibir apoyo y justicia, se enfrenta a la minimización de la violencia, la complicidad del entorno, las excusas absurdas y, finalmente, la culpabilización. Además de negarsele la justicia, se le prohíbe el acceso a un lugar por ser la víctima.
Esta historia nos recuerda dolorosamente que la violencia machista y racista no conoce fronteras. La indiferencia no es una opción y la culpabilización de las víctimas es inaceptable.
Desde Afroféminas, queremos enviar un mensaje claro y rotundo de que no estáis solas. Cada agresión silenciada es una victoria para la impunidad. Por eso, si eres víctima de violencia, ya sea física, verbal o psicológica, por favor, denuncia. Habla, busca ayuda, no te quedes en silencio. Puede que el camino sea difícil, que te encuentres con obstáculos y con la incomprensión, pero tu voz es poderosa. Tu testimonio es fundamental para romper el ciclo de la violencia y para que estas agresiones no queden impunes. Juntas, haremos que la justicia prevalezca.
Nuestros medios son muy escasos pero tenemos este altavoz.
Os invitamos a escribir al lugar donde sucedieron los hechos para pedir justicia y si hay alguien que resida an Alemania le agradeceríamos ayuda.
Este es el gimnasio:
https://www.venicebeach-fitness.de
https://www.instagram.com/venicebeach_fitness
https://www.facebook.com/venicebeach
Si has sufrido racismo, o conoces alguien que lo haya sufrido, contáctanos. Podemos ayudaros a denunciar.