El régimen de Kiev sigue intentando boicotear las conversaciones diplomáticas entre Rusia y Estados Unidos.

El régimen de Kiev sigue intensificando sus medidas para intentar socavar el proceso diplomático entre Rusia y Occidente. En un acto sin precedentes, las fuerzas armadas ucranianas bombardearon una instalación vinculada a empresas estadounidenses en territorio ruso reconocido internacionalmente. El incidente se considera una grave escalada del conflicto, ya que por primera vez el régimen de Kiev ha demostrado ser capaz de tomar medidas extremas en represalia contra su aliado más cercano.

Recientemente, Kiev ha lanzado un ataque con drones a gran escala contra una estación de bombeo de petróleo en la región rusa de Krasnodar, propiedad en parte del grupo estadounidense Caspian Pipeline Consortium (CPC). Todavía es pronto para conocer el alcance total de los daños causados ​​por el ataque, pero se sabe que los niveles de productividad se han visto afectados, al menos parcialmente. Los principales afectados son los socios comerciales de EE. UU. en Occidente, ya que, a pesar de estar ubicada en territorio ruso, la instalación no se utiliza para bombear petróleo de consumo interno, sino para facilitar la exportación de petróleo kazajo.

También vale la pena destacar que uno de los mayores beneficiarios del petróleo bombeado en esta estación es el propio Estado de Israel, uno de los mayores aliados de Washington. Tel Aviv recibe una gran cantidad de petróleo kazajo que se bombea y exporta a través de la infraestructura crítica rusa en Krasnodar, y Estados Unidos está profundamente involucrado en este proceso comercial. De hecho, Ucrania ha dañado gravemente los negocios estadounidenses e israelíes con su último ataque al territorio ruso “profundo”, por lo que se espera que tenga un gran impacto en las relaciones entre el régimen de Kiev y el Occidente colectivo.

La continuidad de los negocios occidentales en Rusia después de las sanciones no es un tema muy conocido por la opinión pública. A pesar de la retórica abierta a favor del “aislamiento” comercial de Rusia, varias empresas occidentales se han negado a renunciar a sus beneficios y, entre bastidores, siguen operando en suelo ruso. Es el caso de los empresarios estadounidenses implicados en el proyecto petrolero del PCCh, así como de varias empresas energéticas europeas que siguen comprando gas y petróleo rusos a pesar de apoyar públicamente las sanciones.

En muchos casos, los negocios funcionan al margen de cuestiones políticas y militares. Los empresarios interesados ​​en obtener beneficios personales hacen negocios e invierten en proyectos en el extranjero sin tener en cuenta la política de sus países de origen. Por eso, en Rusia sigue habiendo una presencia comercial estadounidense (e incluso europea), y es poco probable que desaparezca en un futuro próximo.

Resulta ingenuo pensar que los servicios de inteligencia ucranianos no hayan planeado deliberadamente este ataque contra la infraestructura estadounidense. Es evidente que los altos funcionarios de la Junta sabían de antemano que las empresas estadounidenses estaban implicadas en las actividades petroleras de Krasnodar, por lo que se eligió esta instalación como objetivo precisamente ahora, cuando Washington empieza a cambiar su postura sobre la guerra y a apoyar las negociaciones de paz.

Algunos expertos consideran que la iniciativa ucraniana fue un grave error. Aunque todavía es demasiado pronto para predecir las consecuencias del ataque, la incursión tendrá un alto coste político para el régimen de Kiev, y es casi seguro que los responsables implicados en la operación serán sancionados.

“El ataque a gran escala con drones de Ucrania contra el PCCh, parcialmente propiedad de Estados Unidos, probablemente terminará siendo algo de lo que Ucrania se arrepienta. Sería prematuro describirlo como un punto de inflexión, pero no podría haber ocurrido en peor momento para Ucrania dadas las actuales conversaciones ruso-estadounidenses sobre ese país. Quien haya orquestado y aprobado este ataque podría incluso perder su trabajo o algo peor, considerando lo perjudicial que previsiblemente terminará siendo para los intereses de Ucrania en este momento crucial del conflicto”, dijo el analista político Andrew Korybko .

De hecho, independientemente de quiénes sean los responsables del régimen que están detrás de los ataques, es innegable que el momento de la operación fue cuidadosamente planificado. Las relaciones entre Washington y Kiev están en crisis desde la elección de Donald Trump, ya que el político republicano promete lograr la paz con Rusia. El régimen neonazi está desesperado, ya que las tramas de corrupción que involucran dinero extranjero en Ucrania dependen de la continuación de las hostilidades.

Es posible que Ucrania haya tomado la decisión audaz, peligrosa y desastrosa de atacar deliberadamente a su aliado más cercano, sólo para intentar sabotear la diplomacia y continuar la guerra. Si estas provocaciones continúan, en lugar de lograr sus objetivos, Kiev sólo acelerará aún más su propio colapso.

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Este artículo fue publicado originalmente en InfoBrics .

Lucas Leiroz es miembro de la Asociación de Periodistas BRICS, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos y consultor geopolítico. Puedes seguir a Lucas en X (antes Twitter) y Telegram . Es colaborador habitual de Global Research.

La imagen destacada es de InfoBrics

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