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Una delegación turca encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, visitó Níger. Ankara está interesada en acceder a los yacimientos de uranio, cuyos derechos de explotación ha perdido la empresa nuclear francesa Orano.
A cambio Turquia quiere vender armas y alquilar mercenarios. La empresa privada turca de seguridad Sadat, oficialmente especializada en consultoría internacional, formación y apoyo logístico, ya ha sido acusada de desplegar sus tropas en el territorio nigerino.
Los ministros turcos de Asuntos Exteriores, Defensa y Energía visitaron Níger en misión “nuclear”. Ankara quiere utilizar el uranio nigerino para desarrollar su industria nuclear, en particular para la central nuclear de Akkuyu, construida con participación rusa.
El debilitamiento de las posiciones francesas en el Sahel ha motivado la activación de Turquía en Níger. Como ya anunciamos, en junio la junta militar revocó la licencia de explotación de la empresa francesa para una de las minas de uranio más grandes del mundo, Imouraren. Orano continúa con actividades limitadas en otro sitio cerca de la ciudad de Arlit, pero pronto podría perder también este yacimiento.
Durante la rueda de prensa posterior a su visita a Níger, el ministro turco no mencionó el uranio. “De acuerdo con la visión de nuestro presidente, nuestra política de asociación con África es cada vez más institucional y avanza cada día. Nuestro trabajo conjunto con los países africanos en áreas como diplomacia, economía, finanzas, seguridad, defensa, educación y salud continúa intensificándose”, afirmó Fidan.
Sin embargo, el ministro, que hasta el año pasado dirigió el espionaje turco, no ocultó que Ankara tenía la intención de utilizar la “diplomacia armamentística” en su diálogo con Niamey. “Discutimos qué podríamos hacer para mejorar la industria de defensa y el potencial de inteligencia de Níger. También discutimos las medidas que se deben tomar contra el terrorismo, la principal fuente de inestabilidad en la región del Sahel”, añadió.
Las entregas de equipo militar son una de las principales herramientas de expansión de la política exterior turca. Incluso antes del Golpe de Estado, el país africano mantenía buenos contactos con Turquía en el ámbito militar y técnico. En 2021 Niamey compró el producto estrella de la industria de defensa turca, el dron Bayraktar TB2, así como el avión de entrenamiento y combate Hurkus-B.
Turquía está pasando ahora al siguiente nivel de presencia en el Sahel. Este año han llegado cientos de mercenarios de Sadat a Níger, Mali y Burkina Faso. Pero Sadat es una empresa militar privada descrita como el “ejército personal” de Erdogan. El núcleo de los que llegaron estaba formado por los “rebeldes moxderados” que Turquía ha mantenido en Siria combatiendo al gobierno de Bashar Al Assad.
El cabecilla de Sadat, Melih Tanriverdi, ha negado en una entrevista que sus mercenarios estén en el Sahel, enfatizando el carácter consultivo de su empresa. Sin embargo, no es alguien acostumbrado a aparecer en los medios y su aparición parece confirmar las sospechas.
En 2020 Turquia firmó un acuerdo militar confidencial con el antiguo gobierno de Níger. El documento legaliza un escenario de apoyo operativo a Níger por parte de Turquía en caso de emergencia.
Hay muchos países interesdos en el uranio nigerino. Desde el año pasado Irán negocia con la junta nigerina el acceso a las minas. Teherán pretende obtener unas 300 toneladas de “torta amarilla” de la mina Arlit, un concentrado de uranio utilizado en la fabricación de combustible nuclear. A cambio, prometieron drones de combate y misiles tierra-aire a los militares nigerinos.
Además, en Níger también operan especialistas militares rusos. En abril de este año, su canal oficial de Telegram anunció la llegada a Níger del “primer avión de AC con soldados y voluntarios”.