Fuente: La Jornada/Ángel Guerra Cabrera 04.04.19
Los cálculos del imperio han fallado de nuevo, como le ha ocurrido tantas veces desde que la potente unión cívico-militar derrotó en 48 horas el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el presidente Hugo Chávez. Fracasó la bárbara presión de la Casa Blanca a las fuerzas armadas para que derrocaran a su comandante en jefe y al orden constitucional. Nada ha podido doblar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Ni una ley acordada por la Asamblea Nacional en desacato –cueva de achichincles del imperio– ofreciendo amnistía a los militares que se sumaran a la escalada golpista, ni decenas de tuits y declaraciones de los maleantes que manejan la política estadunidense hacia Venezuela. Unas veces amenazaban y otras prometían indulgencia a los jefes y oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), incluyendo su general en jefe y ministro de Defensa Vladimir Padrino.
Han invitado, o sonsacado a la FANB hacia el golpismo, el vicepresidente Mike Pence, el fanático asesor de seguridad nacional John Bolton, el corrupto senador Marco Rubio, encargado por Trump de deshacerse de Maduro; el criminal de guerra Elliot Abrams, enviado especial para Venezuela, y el inefable Mike Pompeo, secretario de Estado.
Pero a la fecha no han conseguido un jefe desertor ni nada parecido a una quiebra entre los militares, no obstante que Washington así lo esperaba tan pronto nombraron Trump y Pence al supertítere Guaidó como presidente encargado
de Venezuela. Por trascendidos parece que el lacayo prometió ese desenlace a sus amos. Lo que no comprenden, ni podrán comprender nunca Trump ni el círculo de personas que lo rodea, es la alta motivación patriótica, antimperialista y revolucionaria que existe en los jefes, oficiales y tropa bolivarianos. Formados en el culto al dios dinero, el gozo de las comodidades de las élites y la subestimación de las luchas populares, es inconcebible para ellas esa resuelta y ejemplar actitud de los hombres y mujeres de la FANB.
Ni el fracasado paso de la ayuda humanitaria
el pasado 23 de febrero, ni el sabotaje terrorista multiforme contra los sistemas eléctrico y de aguas venezolanos, ni la feroz campaña mediática de años contra Maduro, ni el reconocimiento de gobiernos lacayos a la presidencia del supertítere han logrado desencadenar el caos, la anarquía, la desesperación y el alzamiento popular contra el gobierno. Es conmovedor, y a veces hasta divertido, leer los relatos familiares y vecinales sobre las noches de apagón y los días sin agua que han circulado en las redes digitales. Es admirable la conciencia política del pueblo venezolano, que bien sabe que es el gobierno estadunidense quien concibe, dirige e incluso instrumenta la parte más sofisticada de la ola terrorista, como son los ciberataques contra el cerebro de la hidroeléctrica Simón Bolívar, en el Guri, y los asaltos electromagnéticos contra líneas de alta tensión. Conjugados con quemas de bancos de transformadores, certeros disparos de francotiradores al centro crítico de la hidroeléctrica por guarimberos y mercenarios y mala operación de agentes infiltrados dentro de la estatal Corpoelec. Sin duda, Washington logró ocasionar muy importantes daños tanto a los sistemas eléctrico y de agua, que no pueden solucionarse sino en semanas.
Sin embargo, el pueblo organizado en las comunas, los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción, los colectivos, las milicias bolivarianas, unido a las rápidas y decididas acciones del gobierno encabezadas por Maduro han logrado minimizar las afectaciones y programar la rehabilitación de las instalaciones dañadas. El jefe de Estado ha designado a la vicepresidenta Delcy Rodríguez para encabezar un grupo de trabajo, del que forman parte un equipo de notables científicos y técnicos de alto alto nivel encargado de modernizar y restructurar el sistema eléctrico. Igualmente, ha nombrado a Igor Gavidia, ingeniero eléctrico con 25 años de experiencia, como nuevo ministro de Energía y presidente de Corpoelec.
En tanto, la Asamblea Nacional Constituyente autorizó la continuación del juicio contra el supertítere, lo que abriría la puerta para que responda por su traición a la patria y otros graves delitos. Ni él ni sus amos deponen el discurso de todas las opciones están sobre la mesa
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Twitter: @aguerraguerra