También Canadá empieza a cerrar la puerta a los emigrantes

mpr21                                                                                                                       Redacción

 

La política migratoria es oportunista, incluso en aquellos países, como Canadá, que se han formado  a gracias a los aluviones de emigrantes. Cuando es necesario se abre el grifo, e incluso recurren a traer esclavos a la fuerza, pero en cuanto cambia el ciclo, el emigrante pasa de ser una solución a ser un problema.

Los que abren y cierran el grifo de la emigración son los emigrantes que llegaron primero y que antes vendían la moto de que Canadá era la “tierra prometida”, sobre todo si no eran mano de obra barata. Canadá quería una fuerza de trabajo cualificada, es decir, promover la fuga de cerebros, para lo cual atrajeron a estudiantes, principalmente procedentes de los países asiáticos.

Como en Suecia, al mito de la “tierra prometida” se le sumaba la propaganda sobre las excelencias del sistema educativo canadiense y las atractivas oportunidades profesionales.

Cientos de miles de estudiantes llegaban a Canadá cada año, que luego se convertían en emigrantes o adquirían la nacionalidad. Ahora el ciclo económco se ha acabado. Llega la crisis y hay que cambiar la política económica, la emigratoria y la educativa.

En los países de emigrantes hay un ministro del ramo, que en Canadá se llama Marc Miller que es a quien le ha tocado cerrar la puerta. Miller va a reducir significativamente el número de estudiantes extranjeros admitidos en el país. De más de 500.000 permisos de estudio expedidos el año pasado van a pasar a 437.000 el año que viene.

Naturalmente, forma parte de una estrategia más amplia de control de la inmigración, que pretende reducir el número de residentes temporales al 5 por cien de la población canadiense, frente al 6,8 actual.

El gobierno no se contenta con restringir el acceso a los estudios. También endurece las condiciones para la obtención de permisos de trabajo temporales y refuerza los procedimientos de control para la concesión de visados de viaje y la tramitación de las solicitudes de asilo.

Viajar y estudiar en Canadá se va convertir en un lujo para un puñado de privilegiados.

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