Nueva York. En medio de una pandemia sin precedente, el presidente del país más contagiado del mundo, Donald Trump, ordenó frenar el financiamiento estadunidense a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la acusó de mal manejo y de encubrir el brote y la propagación del coronavirus, con lo cual desperdició mucho tiempo y eso costó miles de vidas. El mandatario afirmó lo anterior en lo que claramente fue una maniobra más en su intento de intentar trasladar la responsabilidad del fracaso de su gobierno en la respuesta que dio a la peor crisis de salud y de la vida económica de este país en décadas.

En respuesta, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, sostuvo que no es el momento de reducir el financiamiento de las operaciones de la OMS o de cualquier otra institución humanitaria que combate el virus.

En tanto, un día después de que el mandatario estadunidense proclamó que cuando alguien es presidente de Estados Unidos, su autoridad es total, al referirse al parecer a la reapertura de estados bajo cuarentena parcial, gobernadores, legisladores y expertos legales, incluso algunos republicanos, rechazaron dicha afirmación por anticonstitucional.

Él, básicamente, se declaró rey Trump, respondió el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. “No tenemos un rey en este país… tenemos una Constitución y elegimos a un presidente”. Advirtió que lo peor que podría ocurrir en medio de la pandemia es que Trump detone una crisis constitucional.

Varios gobernadores ignoraron al presidente al presentar sus propios planes regionales para una eventual reapertura y establecieron sus propios criterios y procesos iniciales con el fin de definir los próximos pasos si las condiciones lo permiten.

Ayer Trump primero atacó a sus críticos sugiriendo en un tuit que la respuesta de los gobernadores era una especie de amotinamiento. Y poco después retrocedió por completo, a su manera, con un argumento tramposo. Trump anunció que se presentarán planes para reabrir el país en un futuro cercano, que hablará con los 50 gobernadores estatales y “yo estaré autorizando a cada gobernador individual de cada estado individual para implementar una reapertura… de la forma que sea más apropiada”.

Es decir, que él autorizará lo que los gobernadores tienen el poder de decidir por sí solos.

Poco después afirmó que tiene relaciones amistosas con los gobernadores y nos llevamos bien.

En su conferencia de prensa diaria sobre el coronavirus –la cual utiliza cada vez más como sustituto para sus propósitos electorales, llena de autoelogios–, Trump comenzó con la noticia de su orden para suspender la aportación estadunidense a la OMS.

Criticó que no sólo la entidad multilateral no ofreció alertas a tiempo ni difundió información vital cuando se inició la epidemia, sino que se subordinó a los dictados de China. Con ello, responsabilizó a la OMS de miles de muertes. Aclaró que congela los fondos mientras su gobierno evalúa –en un plazo de 60 a 90 días– el desempeño de la organización.

Trump ha acusado a casi todos –desde su antecesor Barack Obama, los gobernadores, los medios y más– por su propio fracaso al responder a la crisis sanitaria, y ahora le tocó turno a la OMS.

El autoelogio no faltó ayer, debido a que el presidente insistió falsamente en que hay suficientes equipos médicos, incluyendo ventiladores y pruebas diagnósticas. Nadie puede ni creer lo que hemos logrado hacer, subrayó.

Todo esto ocurrió en un día en el cual la cifra de contagiados sumaron más de 600 mil a escala nacional, y las muertes superan 26 mil.

Entre los contagiados están más de 9 mil trabajadores de salud en el país. Nueva York sigue como el estado más afectado, con 40 por ciento de los casos de Covid-19.

El total de decesos en la ciudad de Nueva York se incrementó en unos 3 mil 700 casos debido a que las autoridades incluyeron fallecimientos que no fueron confirmados pero que se sospechan como saldo de Covid-19. Así, el total de muertes sólo en la ciudad más afectada del país superó 10 mil.

Como afirma Trump: todo va muy bien.