Fuente: https://diario-octubre.com/2023/04/24/sudan-las-otras-causas-del-conflicto/ 24.04.23
La nación, más que desgastarse en enfrentamientos, debería dedicar un esfuerzo mayor en la búsqueda de un diálogo constructivo
Elson Concepción Pérez.— Hurgar en la historia y buscar las secuelas del colonialismo en cada país africano es, en mi opinión, la vía más expedita para comprender los conflictos actuales. Por supuesto, aderezados estos con los nuevos ingredientes de la lucha por el poder, las divisiones entre grupos y la corrupción, tomada de la mano por ambiciones personales.
En tal escenario se debate Sudán, antigua colonia británica, que obtuvo su independencia en 1956 y hoy tiene una población de algo más de 45 millones de habitantes, en una superficie de 1 868 000 km2. Según indicadores de Naciones Unidas, el país está considerado como uno de los más pobres del planeta.
La nación, más que desgastarse en enfrentamientos, debería dedicar un esfuerzo mayor en la búsqueda de un diálogo constructivo, con el estandarte, no del odio entre unos y otros, sino, y sobre todas las cosas, para lograr un proyecto en el que cesen los choques armados, y se instale la paz para la consecución del desarrollo económico y social al servicio de todos.
La época de la colonia dejó la experiencia nefasta de un Sudán dividido en dos por el imperio británico, que creó un régimen cerrado impuesto que no permitía ni siquiera el contacto entre el norte y el sur del país.
En 2011, Sudán del Sur se declaró como país independiente, lo que fue aprobado por el 99 % de la población de esa zona, hoy el Estado más joven del planeta.
Sin embargo, la República de Sudán del Sur es víctima de otros reclamos heredados de la época colonial y no cumplidos, como el de desarrollar planes y programas que beneficien a sus ciudadanos. En la actualidad tiene casi la mitad de su población desplazada debido a los conflictos entre etnias.
Respecto al otro país, es decir Sudán, su situación actual refleja datos escalofriantes en cuanto al nivel de pobreza, con los niños como los más afectados.
Más de la mitad de los menores en edad escolar no asisten a la escuela; la mortalidad infantil, según datos de 2020, reporta 56,6 fallecimientos por cada 1 000 nacidos vivos en menores de cinco años, y los índices de desnutrición aguda en infantes están por encima del 30 %.
Mientras esa herencia de la colonización mutila al pueblo sudanés, el reporte del 22 de abril pasado es que la cifra de muertos en los enfrentamientos de la última semana entre el Ejército y los grupos paramilitares, supera las 600 personas, de acuerdo con RT.
El propio medio informativo da cuenta de que alrededor del 70 % de los hospitales de la capital están cerrados debido a los combates.
En tanto, Sputnik refiere que la situación en Sudán se descompone, para alerta del mundo. El choque entre tropas oficiales y milicianos, quienes durante años han colaborado para impedir un Gobierno civil democrático, y que ahora pelean por el poder, ha puesto al país al borde de la guerra.
En Jartum, la capital, se han producido ataques contra el personal diplomático de Estados Unidos y de la Unión Europea en esa nación.
Como razón principal de los actuales enfrentamientos se argumenta que, lo que ocurre en medio de las tensiones entre el Ejército y las milicias paramilitares ha paralizado la búsqueda, a través del diálogo, de la formación de un nuevo Gobierno de unidad, que devuelva a Sudán a la senda de la transición tras el golpe de Estado ocurrido en octubre de 2021.
Se especula por varios medios de prensa que el motivo es «la lucha por el poder entre dos líderes militares, el jefe del ejército, el general Abdel Fattah-al Burhan, líder de facto y su número dos, el general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como “Hemedti”, jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RFS)».