Paloma del Berro TiempoAR
“Una guerra contra las personas”, se llama el informe de Médicos sin Fronteras sobre Sudán. Advierte que seis de cada diez habitantes del país sudafricano se encuentran en necesidad de ayuda humanitaria, unos 30,4 millones de personas, nada menos. Y que aproximadamente 13 millones abandonaron sus hogares en procura de alimentos o seguridad. Por su lado, el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseveró que el conflicto dejó hasta ese momento más de 20 mil fallecidos, aunque el London School of Hygiene and Tropical Medicine estimó en noviembre que la cifra ya había ascendido a los 61 mil muertos. Otras cifras de fuentes menos rigurosas llegaron a hablar de hasta 150 mil víctimas. Una verdadera tragedia mundial
Sudán es uno de los 54 que conforman el continente africano. Con una extensa historia que se remonta a la Edad Antigua y una más que profusa lista de sangrientos conflictos internos, recientes y antiguos, de índole étnicos, religiosos y económicos. Parte de su territorio se limita en la costa del Mar Rojo, frente mismo a la península arábiga. La capital es Jartum, pero la más habitada en Omdurmán (tres millones de personas).
Este pasado martes 15 se cumplieron dos años de guerra civil. Por un lado, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), entre otros grupos paramilitares y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS). Tras el derrocamiento de Omar Al Bashir en 2019, el país se encuentra en estado de alta inestabilidad política, con pujas sangrientas entre el ejército y otros grupos armados. En abril de 2015 esas tensiones desataron en una guerra entre las fuerzas oficialistas, lideradas por el general Abdel-Fattah Burhan, y las FAR, comandadas por Mohamed Hamdane Daglo (conocido como Hemedti). El segundo era el lugarteniente en el ejército nacional y en 2021, juntos, habían orquestaron un golpe de Estado que puso fin a un intento de transición hacia un gobierno civil y democrático.
Hoy, el conflicto ni tiene visos de solución a la brevedad. Antes del inicio de la guerra, Sudán contaba con casi 48 millones de habitantes en una superficie de 1,8 millones de km2, es decir casi un millón menor que la Argentina, que cuenta con una población similar. Pero la mitad de los habitantes del país africano, es decir, 24,6 millones de personas, no tiene suficiente comida ni agua.
Un millón de ellos, o más, sobrevive en la terrorífica «fase 5», la carencia extrema. Y si el análisis pone el foco en los niños, Unicef calcula que 15,2 de ellos requiere urgente ayuda humanitaria, el doble que a principios de 2023, antes del conflicto. El 90% de los menores no va a la escuela. “Y es posible que nunca continúen con su educación”, advertía la ONU en otro trabajo.
Un horror por donde se lo mire. De los refugiados, un 70% seguirían en el país, aunque en situación de pobreza extrema. Lo expone la hambruna, falta de agua y electricidad, enfermedades y escasa atención médica en el campo de Zamzam, el más grande de Sudán, que fuera tomado recientemente por las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Por otro lado, solamente un 30% de los desplazados pudo cruzar las fronteras, en especial rumbo a Egipto, Sudán del Sur o Chad. Aunque, justamente no son paraísos seguros: por caso en Egipto hay un proyecto de ley de asilo, en curso, lo que prácticamente blindaría las fronteras. La mitad de los desplazados son menores de edad.
La cuestión de género está presente en este horror. El número de mujeres y niñas con riesgo de sufrir violencia de género se triplicó. Según la ONU, más de 12 millones de personas corren peligro de ser violentadas sexualmente. “En 2024 Sudán experimentó un asombroso aumento del 288% en la demanda de servicios contra la violencia de género”, asegura un trabajo de Amnesty Internacional, que lleva el nombre “Nos violaron a todas. Violencia sexual contra mujeres y niñas en Sudán”.
Encima llegó Donald Trump. EE UU era el mayor donante individual de Sudán. Pero los recortes anunciados por el actual presidente, de la mano de Elon Musk, suman un agravante. Lo aseguró la mismísima OMS: el congelamiento de programas de cooperación en 335 infraestructuras sanitarias tendrá un impacto severo en al menos cuatro millones de sudaneses. «