Fuente: https://mpr21.info/soldados-ucranianos-entrenados-por-estados-unidos-hundieron-dos-barcos-rusos/
Soldados ucranianos entrenados por Estados Unidos hundieron dos barcos rusos en junio, según Bill LaPlante, uno de los máximos responsables del Pentágono, en una entrevista publicada por Defense News. El incidente se produjo apenas dos meses después de que Washington proporcionara a Ucrania la información que le ayudó a hundir el Moskva, entonces el buque de guerra más poderoso de Rusia en el Mar Negro.
Washington entrenó a cazas en el uso de misiles antibuque Harpoon durante el fin de semana del Día de los Caídos, a principios de este año. “A la semana siguiente, dos barcos rusos fueron hundidos”, dijo LaPlante.
La noticia llegó menos de una semana después de que se informara de que Washington había organizado maniobras con Kiev para preparar la contraofensiva de Jerson, lo que subraya que los ejércitos estadounidense y ucraniano son la misma fuerza armada. Esta noticia refuerza la preocupación de que Estados Unidos esté inmerso en una guerra de agresión a gran escala con Rusia, tal y como argumentó recientemente Kelley Vlahos.
Estados Unidos no se esfuerza por disimular que está en guerra con Rusia, mientras hace todo lo posible por no estacionar un soldado estadounidense, ni ondear una bandera en Ucrania, escribe Vlahos.
Esta guerra por delegación plantea múltiples problemas. En primer lugar, Estados Unidos quiere alargarla lo máximo posible con el fin de maximizar el daño infligido a los intereses estratégicos de Rusia.
“Las guerras por delegación han sido durante mucho tiempo un medio de competencia entre grandes potencias, ya que permiten a un bando infligir dolor al otro sin una confrontación directa de armas”, escribió Hal Brands, del American Enterprise Institute, el pasado mes de mayo. “El secreto de esta estrategia es encontrar un socio local, un apoderado dispuesto a matar y morir, y luego proporcionarle las armas, el dinero y la información necesarias para infligir duros golpes a un rival vulnerable”, añadió.
En abril el antiguo primer ministro británico, Boris Johnson, una pieza clave en la estrategia de Estados Unidos en Ucrania, ayudó a desbaratar una negociación de paz. Los dirigentes occidentales tienen poco interés en animar a Moscú y a Kiev a poner fin a la guerra porque están convencidos de que prolongar el choque ayuda a “desangrar” a Rusia.
El riesgo es una escalada hacia un enfrentamiento directo. Los peones de la CIA ya están presentes en suelo ucraniano y las fuerzas de operaciones especiales están estacionadas en las cercanías.
“Si Estados Unidos y la OTAN buscan la derrota incondicional de Rusia por medios no convencionales -guerra por delegación y guerra económica-, ¿podemos esperar razonablemente que Moscú acepte los términos de un conflicto indirecto que aproveche nuestras fuerzas?”, escribe George Beebe, del Quincy Institute. “¿Durante cuánto tiempo se abstendrá Moscú de tomar represalias directas contra Occidente?”
Si la OTAN ha volado los gasoductos Nord Stream y el puente de Krech, ¿por qué Rusia no puede hacer lo mismo?, ¿no habría que esperar algún tipo de represalias, como el corte de los cables submarinos por los que circulan las redes digitales por todo el mundo?
La Casa Blanca anunció hace unos días que quería que el Congreso autorizara una ayuda militar adicional de 7.000 millones de dólares a Ucrania, además de los cerca de 13.000 millones de dólares de ayuda letal ya asignados por Estados Unidos. Este dinero demuestra que Washington sigue centrándose en el campo de batalla y no en la mesa de negociaciones.