Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/02/18/siria-carta-abierta-de-un-sacerdote-al-papa-francisco/ Al Mayadeen 18.02.23
Cuando el pueblo sirio vive una de las peores tragedias de su historia, el Padre Elias Zahlaoui pidió a Su Santidad el Papa Francisco una mayor atención hacia la realidad en esa nación.
Elias Zahlaoui, sacerdote sirio de la Iglesia greco-católica melquita, envió una carta abierta al Papa Francisco donde le pide reconocer la situación que vive Siria después de doce años de guerra y agravada ahora tras el desastre natural del pasado 6 de febrero.
De palabra fácil y verbo encendido, Elias Zahlaoui, llama a las cosas por su nombre y pide a todos luchar por un mundo de iguales donde el dinero y el poderío no sean lo más importante, sino el hombre en sí mismo.
En la misiva el nonagenario religioso calificó a quienes inician guerras planeadas y promulgan leyes y sanciones injustas como “asesinos, mentirosos y ladrones”.
En ese sentido, preguntó a su Santidad: ¿por qué guarda silencio y así justifica el silencio de todos los líderes de la Iglesia Católica en Occidente?
Igualmente le pidió visitar Siria para constatar “con sus propios ojos” la realidad de ese pueblo, siempre digno en su fe, tolerancia, nobleza y cariño, y hoy ve su sufrimiento multiplicado por diez a causa de este terremoto.
Esos cuestionamientos y otros, los recoge el Padre Elías Zahlaoui en su carta abierta a al Papa Francisco, la cual reproducimos a continuación.
Carta abierta de un sacerdote árabe a su Santidad el Papa Francisco
11 de febrero de 2023
Santo Padre,
Muchos me reprochan mi empeño de escribirle abiertamente, mientras que yo veo esta acción como una obligación que se impone con tanta fuerza a todo ser humano con conciencia. Por tanto, ¿se pudiera esperar menos de un sacerdote católico que tiene un superior espiritual que representa al Señor y es el “Diputado de Cristo” en la tierra? Por ello, nunca dejaré de escribirle mientras continues siendo el Vicario de Jesús.
Lo que me empuja a escribirle hoy, de nuevo, es mi amarga decepción por su última postura frente al terrible terremoto que asoló a Turquía y Siria, mi patria. Ante esta catástrofe humana, ¿no podría hacer más que ofrecer oraciones a Dios y condolencias a la humanidad?
Antes de continuar, permítame hacerle mi pregunta habitual:
Si el Señor Jesucristo estuviera en su lugar, ¿habría pronunciado sus palabras y se habría retirado?
¿No habría añadido, a las palabras de oración y condolencias, palabras de ira y advertencia, como lo hizo cuando confrontaba, en Palestina, la ingratitud de los ricos y la arrogancia de los altivos?
¿No habría pedido, al menos, que se pusiera fin al embargo que se impone a Siria de inmediato, a pesar de saber con certeza que nadie le escucharía?
Como sacerdote católico de Siria, que ha cruzado el umbral de los noventa años de edad, y plenamente consciente de que, en cualquier momento, puede ser llamado a pararse frente al Dios Todopoderoso, apelo a usted, en el nombre de Jesucristo.
¿Es realmente posible que desconozca lo que está pasando en el ámbito internacional, en general, y lo que ha estado pasando en Siria, específicamente, al menos durante los últimos doce años? Entonces, ¿por qué se comportas como si no fuera un representante del Señor Jesús, ni un siervo suyo?
Su Santidad,
Cuánto tiempo se puede pretender no saber que los que inician guerras «planeadas», y promulgan «leyes» y «sanciones» injustas contra todos los pueblos, son en realidad, como lo demuestra la larga y siniestra historia de Occidente, sólo ASESINOS, MENTIROSOS y LADRONES, que necesitan sobre todo, de alguien que los libere de sí mismos, para luego buscar librar a sus propios pueblos, tanto como a otros pueblos, de su malicia demoníaca?
Entonces, ¿por qué guarda silencio y así justifica el silencio de todos los líderes de la Iglesia Católica en Occidente?
¿Qué le diría al Señor Jesús, si alguna vez se hiciera realidad el plan de destrucción del Mundo Árabe, condenando a todos sus pueblos a la peregrinación, y a todos sus cristianos al éxodo, especialmente en Palestina y Siria, Su tierra de origen y Su patria?
¿No es usted siervo de este mismo Jesús, que habló las palabras más tiernas a los abatidos y las palabras más duras a los opresores? ¿No tenemos al menos derecho a esperar que el siervo repita las palabras de Su Maestro?
Su Santidad,
Usted viaja mucho, entonces, ¿qué le impide visitar Siria, para que vea con tus propios ojos a qué ha sido reducido este pueblo, que siempre ha sido digno en su fe, en su tolerancia, en su nobleza y en su cariño, y hoy ve su sufrimiento multiplicado por diez a causa de este terremoto?
¿No le escandaliza el flagrante contraste entre la prisa de los poderosos de este mundo y sus numerosos lacayos por ofrecer ayuda a Turquía, y su feroz indiferencia hacia Siria, ante este terrible terremoto y un asfixiante asedio y crucificada desde hace 12 años?
¡Nos lleva a pensar que la Iglesia occidental se encuentra hoy, en la urgente necesidad de redescubrir la historia del Buen Samaritano que Jesús nos dejó en el Evangelio!
Casi puedo oírlo decir a todas sus iglesias, así como a los déspotas de la tierra, por igual:
“¿Hasta cuándo me quedaré contigo? ¿Y hasta cuándo te toleraré?”
¿O tal vez necesite escuchar de él la inundación de terribles maldiciones que derramó sobre las cabezas de sus negadores, para despertarlos?
Permítanme, al final de esta confesión filial y franca, recordarle de nuevo hoy, una u otra de las palabras que el Señor en su sabiduría juzgó decir en la misma Damasco, como usted y las autoridades competentes en Roma conocen. Algunas de ellas fueron dichas en 2004, es decir siete años antes de la guerra; otras en 2014, en plena guerra.
Uno de sus mensajes no podría ser más duro contra todo Occidente, como promesas humanamente imposibles a favor de Oriente. ¡Finalmente, hay una amenaza devastadora contra aquellos a los que ha comparado con Judas!
Esto es lo que Jesús dijo el Sábado Santo, 4-10-2004:
“Mi último mandamiento para ti:
Regresen cada uno a su casa,
pero lleven Oriente en sus corazones.
De aquí ha brotado una nueva luz —Ustedes son sus rayos— sobre un mundo seducido por el materialismo, el deseo y la fama,
A punto de perder todos los valores.
En cuanto a ti,
Conserva tu Orientalismo.
¡No permitas que tu voluntad, tu libertad y tu fe sean alienadas en este Oriente! »
Le recuerdo también lo que Jesús dijo el Jueves Santo, 4-17-2014:
“Las heridas que sangraron en esta tierra,
son las mismos que están en Mi Cuerpo,
Porque la causa y el autor son los mismos.
¡Pero ten por seguro que su destino es el mismo destino de Judas!”
Bienaventurados los que creen y proclaman.
Santidad,
Le reitero mi cariño y mi respeto.
Padre Elias Zahlaoui