Adonis Qabbani 8 de diciembre de 2025 Hora: 14:38
Imagen de Damasco en el día del derrocamiento de Bashar al-Assad. Foto: EFE.
Siria atraviesa este año una fase de transición crítica tras el golpe que derrocó al expresidente Bashar al-Assad y la ascensión de Ahmed Sharaa, anteriormente conocido como Abu Muhammad al-Julani, como presidente transitorio del país. Este cambio político sin precedentes ha redefinido los equilibrios de poder internos y regionales y plantea serias dudas sobre la capacidad de la nueva autoridad para restaurar la estabilidad y reconstruir las instituciones estatales.
El ascenso de Sharaa ocurre en un momento en que el país enfrenta enormes desafíos: masacres sangrientas en la región costera y Sweida, colapso de la seguridad a gran escala y deterioro de las instituciones estatales. Al mismo tiempo, el presidente transitorio ha buscado legitimidad internacional y mejorar la imagen de su gobierno, intentando convencer al mundo de su capacidad para guiar a Siria hacia la estabilidad, a pesar de su pasado controversial que genera preocupación tanto interna como externamente.
Transición política y ascenso de Sharaa
Desde que asumió el poder, Sharaa ha buscado convencer a la comunidad internacional de su capacidad para llevar a Siria hacia la estabilidad. Este esfuerzo alcanzó su punto máximo durante una visita oficial a Estados Unidos, donde se reunió con el expresidente estadounidense Donald Trumpen un encuentro no anunciado. La reunión se vio como un intento de redefinir los equilibrios posteriores a Assad, pese a las objeciones del Congreso y de organizaciones de derechos humanos debido al pasado yihadista de Sharaa.
La cobertura internacional indicó que las acciones exteriores de Sharaa tenían como objetivo ganar legitimidad y reducir la presión sobre su gobierno transitorio, presentándose como capaz de conducir a Siria hacia la estabilidad.
A pesar de esta visibilidad diplomática, la realidad interna ha sido drásticamente diferente, con oleadas de violencia, masacres y un claro debilitamiento de la capacidad de las instituciones estatales para hacer cumplir la ley.
Masacres en la costa y Sweida
En marzo, la región costera de Siria fue testigo de una de las oleadas de violencia más mortales desde el inicio de la fase transitoria, con grupos armados vinculados a la nueva autoridad atacando aldeas en el área rural de Latakia bajo el pretexto de “perseguir células del antiguo régimen”. Según informes internacionales de derechos humanos, estos ataques resultaron en la muerte de cientos de civiles de la comunidad alauita, además de desplazamientos masivos y detenciones generalizadas, despertando temores de ataques basados en la identidad.
Semanas después, la provincia de Sweida — de mayoría drusa — experimentó otra masacre que mató a cientos de civiles, perpetrada por grupos pro-gobierno que afirmaban desmantelar “milicias locales opositoras”. Estos ataques provocaron tensiones sectarias graves y acusaciones de que la autoridad transitoria estaba usando la seguridad para ajustar cuentas políticas y sociales.
Colapso de seguridad generalizado
Junto a las masacres, informes independientes indican un colapso total de la seguridad, incluyendo:
• Ataques armados aleatorios en carreteras y cruces internos
• Secuestros por rescate como fuente de financiamiento para grupos armados
• Declive total de la autoridad policial y judicial, dejándolas en gran medida ineficaces
Este colapso refleja el fracaso de la nueva autoridad en imponer un modelo de gobierno estable y plantea interrogantes sobre su capacidad para manejar una fase transitoria compleja en un país políticamente y religiosamente diverso.
Política exterior de Sharaa
Además de su reunión con Trump, Sharaa realizó giras internacionales por el Golfo, Turquía, Jordania y Europa, buscando apoyo económico e inversión urgente para la reconstrucción. A pesar de estos esfuerzos, la comunidad internacional sigue cautelosa en otorgarle legitimidad plena, exigiendo la mejora de las condiciones humanitarias y el cese de violaciones como requisito para la cooperación.
Justicia transitoria: pasos limitados en medio de violaciones continuas
Con el aniversario de la caída de Assad, los informes de la ONU indican violaciones continuas en Siria, incluidos asesinatos extrajudiciales, secuestros, violencia sexual, detenciones arbitrarias y saqueos, a menudo dirigidos a comunidades específicas como alauitas, drusos, cristianos y beduinos.
El informe también señaló la integración de antiguos grupos armados en las fuerzas de seguridad sin supervisión suficiente, contribuyendo al colapso de la seguridad, junto con daños civiles debido a repetidos ataques militares israelíes.
El Alto Comisionado de la ONU pidió una investigación independiente y exhaustiva, y la rendición de cuentas de los responsables, enfatizando que la justicia, la paz y la seguridad son esenciales para el éxito de la fase transitoria.
Conclusión: Siria en una encrucijada
Un año después de la caída de Assad, Siria se encuentra en una encrucijada peligrosa:
• Éxito en establecer un modelo de gobierno estable bajo Sharaa,
• Desliz hacia un conflicto interno más profundo,
• O entrar en un nuevo camino político nunca visto desde 2011.
Actualmente, los hechos indican que Siria sigue en un período transitorio complejo, entre un gobierno que busca reconocimiento internacional y una realidad interna que tiende al caos y la violencia, dejando incierta la capacidad del presidente transitorio para guiar al país hacia la estabilidad.
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