Uno de los proyectos prioritarios del nuevo presidente senegalés, Bassiru Diomaye Faye, elegido el 24 de marzo, es realizar una auditoría del sector minero. Tambien se propone renegociar los contratos de minería, petróleo y gas.

El nuevo gobierno considera que los contratos firmados por el antiguo son muy desfavorables para Senegal. En el caso de que se decida por la renegociación, las empresas adjudicatarias amenazan con recurrir a los tribunales internacionales, por lo que el nuevo gobierno debería prepararse muy bien para soportar fuertes multas.

La mayoría de los contratos mineros o de hidrocarburos se renegocian en el mundo. En América Latina y el Caribe entre el 40 y el 92 por cien de los contratos se renegocian en un período que oscila entre 1 y 8 años después de su firma.

Pero las empresas mineras amenazan constantemente con los riesgos, diciendo que el gobierno que exige la renegociación no es seguro y ahuyenta a los futuros inversores. Es una forma de chantaje a los países del Tercer Mundo.

Este año Senegal espera el inicio de la explotación de hidrocarburos, aunque el país también posee minas de oro, fosfato y circonio. Los ingresos combinados de dos de los principales yacimientos de gas y petróleo se estiman en una media anual de más de mil millones de euros durante un período de treinta años, según Petrosen, la empresa petrolera pública senegalesa.

El país de África occidental apuesta por sus recursos para dar un salto económico, ya que hasta el 60 por cien de los ingresos de la futura explotación de gas y petróleo irían a lsa arcas del Estado.

El nuevo presidente se presenta como el hombre de la ruptura, del restablecimiento de la soberanía nacional, vendida al extranjero, y del panafricanismo. Se ha comprometido “a gobernar con humildad, con transparencia y a luchar contra la corrupción” en todos los niveles, declaró a finales de marzo durante su primera aparición pública desde las elecciones.