El arriesgado viaje del centro del mundo al multilateralismo
Sesión: 6, 17 de noviembre de 2024
Tema: Escalada del conflicto en Palestina
(Ponencia de Rafael Bueno y Pilar Sacristán)
Palestina: una tierra ocupada, un pueblo en resistencia
Palestina era una región del Imperio Otomano con una cierta autonomía en la que, a finales del siglo XIX, convivía una población de origen semita de religión musulmana, judía y cristiana.
Después de la PGM, tras la disolución del Imperio Otomano, la región pasó a convertirse formalmente en Mandato del Imperio Británico en 1920; pocos años antes, la corona británica había decidido ya trasladar a judíos europeos a Palestina(Declaración Balfour, 1917), decisión posterior al acuerdo anglo-francés para repartirse todo Oriente Medio. (Acuerdos Sykes-Picot, 1916)
El sionismo
Durante el siglo XIX aparece en Europa una corriente nacionalista, y en este ambiente, en 1896, se publica“ El estado judío”, de Theodor Herzl, considerándose este momento como el punto de partida del movimiento sionista; el Congreso de Basilea crea el judaísmo como una nacionalidad y considera que los judíos deben establecerse en un territorio admitiendo que se pueda expulsar a la población nativa para conseguirlo, en favor de la metrópoli que protege el proyecto; así se creó la Organización Sionista Mundial que desde el principio contó con el apoyo del Imperio Británico constituyéndose en un proyecto colonial europeo que estimuló la inmigración masiva al territorio escogido para hacerlo realidad, Palestina, naciendo el mito de “un pueblo sin tierra para una tierra sin pueblo”.
El sionismo es, pues, un proyecto colonial occidental que implica ocupación, conflicto, expulsión y genocidio si hace falta; opera en todo el mundo y especialmente en EEUU .Estos son los mimbres del Ente sionista de Israel.
Así pues, la usurpación que vive el pueblo palestino arranca desde el momento, a finales del siglo XIX, cuando el movimiento sionista decidió que Palestina era el “Hogar Nacional” para los judíos.
El Mandato Británico (1920-1948).
Tras la Primera Guerra Mundial y la caída del Imperio Otomano, Palestina quedó bajo control colonial británico que de acuerdo con el sionismo facilitó la inmigración judía a esta tierra de Palestina. Este asentamiento judío se fue incrementando, aún más, empujados por la persecución del nazismo y la presión de las propias organizaciones sionistas; desde el comienzo, estos inmigrantes, con la protección de la autoridad británica se dedican a comprar tierras en Palestina y a establecerse de manera definitiva, tratando de acabar con la estructura social palestina existente. Al mismo tiempo, el ejército británico y las organizaciones paramilitares sionistas que se fueron creando (Irgún, Haganá, Leji) sofocaron las revoluciones palestinas que se oponían a esta ocupación.
La ocupación posterior del territorio palestino
La partición de Palestina fue una consecuencia de la arquitectura colonial del orden mundial salido de la SGM: Naciones Unidas, a propuesta de Gran Bretaña, aprobaron en 1947 (Resolución 181), la partición de Palestina en dos estados: el de Israel, al que, con solo un tercio de la población, se le reconoció el 57 % del territorio (incluyendo las mejores tierras), y el de Palestina, que disponiendo de dos tercios de la población, recibió solo el 43% del territorio. Los ataques contra la población palestina fueron aumentando en frecuencia e intensidad, especialmente en abril y mayo de 1948. En esta fecha, Mayo de 1948, se produce la autoproclamación del estado judío y simultáneamente La NAKBA (la catástrofe): 400 aldeas palestinas fueron destruidas, más de 13.000 palestinos muertos y centenares de miles desplazados forzosos fuera de sus territorios.
Estos hechos constituyen la materialización de la implantación del proyecto colonial de asentamiento del sionismo, y para los palestinos, la motivación permanente de su resistencia.
Los palestinos y los países árabes no aceptaron el injusto reparto de Palestina y la Liga Árabe declaró la guerra al ente sionista: los ejércitos de la Liga Árabe, sin preparación ni coordinación, sucumbieron, y su derrota fue aprovechada por Israel para aumentar su territorio a costa de los palestinos que se quedan con solo el 22%, la mitad de la que les había correspondido en la partición. Naciones Unidas, en su Resolución 194, establece el derecho de los refugiados palestinos al retorno, pero Israel lo ha impedido y se ha apropiado de sus tierras. La táctica israelí en lo sucesivo será provocar enfrentamientos que siempre se saldarán con la incorporación de más territorio. Después de la partición, Cisjordania es administrada por Jordania y Gaza por Egipto, quedando los palestinos sin estado.
En julio de 1967, tras la Guerra de los seis días, Israel invadió y ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, el Sinaí egipcio y el Golán sirio. Las Naciones Unidas exigieron la retirada de los territorios ocupados, Res. 242, pero Israel, interpretándola interesadamente, lo ignoró, afianzando su ocupación militar cada vez con mayor violencia. Hechos significativos posteriores son la guerra de Yom Quipur con la crisis del petróleo (1973) y los Acuerdos de Camp David (1978) por los que Egipto recupera su territorio y firma la paz; este hecho es muy significativo pues supone el reconocimiento por primera vez del ente sionista por un país árabe, y la intensificación de la resistencia palestina como respuesta.
Ni la vía del diálogo y la negociación han dado frutos, porque el objetivo de Israel, a corto y largo plazo, ha sido siempre la expulsión de los palestinos. Las Conversaciones de Madrid en 1991, los acuerdos de Oslo I y II que siguieron( 1993/95) y las sucesivas conferencias de paz (Camp David, en el año 2000), solo han servido para dar tiempo y ocasión a Israel para seguir ocupando tierras palestinas; el fruto de estos acuerdos ha sido la división de Cisjordania en zonas A,B y C, y la creación de la Autoridad Palestina, lo cual ha siginificado que el ente sionista permanezca y controle el 60% de Cisjordania palestina. En este proceso de paz, el papel desempeñado por EE.UU., promotor de los acuerdos, y el de Europa, han estado viciados de origen, porque siempre han sido juez y parte a favor de los sionistas.
La resistencia del pueblo palestino
Desde muy pronto, entre 1921 y 1939, las protestas y levantamientos palestinos no dejaron de multiplicarse contra la ocupación británica que amparaba la creciente inmigración judía.
La creación de la OLP en 1964 constituye la continuación de la lucha armada contra la ocupación sionista; esta organización sería reconocida por NU como representación legítima del pueblo palestino con categoría de “observadora”. Su líder, Yasser Arafat, vivió la persecución de Israel: fue expulsado sucesivamente de Jordania, Líbano y Túnez, y murió presumiblemente envenenado por el ente sionista en 2004.
Esta resistencia toma la forma de levantamiento popular en 1987 con la primera Intifada, que reclamaba la liberación de los territorios ocupados. La respuesta israelí fue otra vez sangrienta y desproporcionada: murieron 1.283 palestinos, hubo 120.000 heridos y 15.000 encarcelados. Por parte israelí, sólo 59 muertos entre civiles y soldados.
El fracaso de las negociaciones y la provocación de la visita de Ariel Sharon irrumpiendo en la Explanada de las Mezquitas dio inicio a la segunda intifada, año 2000 y siguientes, que volvió a terminar con resultados luctuosos: 5.300 palestinos muertos, y cuantiosas pérdidas materiales (5.400 millones de dólares). Por parte israelí las víctimas totales ascendieron a 1.000; además del castigo militar, la respuesta de Israel fue la construcción del Muro de Separación en Cisjordania de cerca de 700 km de largo y 12 de altura (2002), con lo que ahondaba su política de apartheid (y de paso, con su construcción, volvió a ocupar nuevo territorio palestino).
La resistencia se ha manifestado también en Gaza. Separada de Cisjordania desde la partición de 1947 fue ocupada por Israel en 1967. La población de este territorio palestino está compuesta en el 80% por refugiados. El ejército sionista se retiró en 2005; Hamas, la organización política y militar que gobierna Gaza fue creada en 1984 y desde entonces fue ganando espacio y prestigio dentro de la población gazatí que culminó con el triunfo en las elecciones de 2006. Un año más tarde, su victoria provocó el rechazo de Estados Unidos, la Unión Europea e Israel, que adoptaron un inhumano bloqueo que todavía permanece, que incluye la capacidad para cortar el suministro eléctrico, combustible, agua, insumos médicos, traslado de enfermos a través del territorio israelí, alimentos, control de la entrada y salida de personas, capacidad para cortar las comunicaciones radioeléctricas, bloqueo del espacio aéreo y marítimo,etc.
Muy pronto, el ente israelí comenzó su agresión contra el pueblo y el gobierno de Gaza que en los 16 últimos años, hasta 2023, ha sufrido 6 ataques contra su territorio y población, causando más de 5.000 muertos, además de heridos y millones de pérdidas; por otra parte, en este mismo tiempo, en la Cisjordania ocupada, Israel ha cometido más de 1.000 asesinatos.
Una consecuencia de la resistencia palestina ha sido que las cárceles sionistas siempre hayan estado repletas de palestinos secuestrados, de distinta edad, condición y sexo, que son tratados de manera cruel las más de las veces, con atención médica insuficiente, lo cual ha provocado muertes de encarcelados. La mayoría está sin acusación formal y sin juicio, mantenidos presos al amparo de una decisión administrativa en manos del gobierno de turno.
En estos momentos, se calcula que los presos palestinos que viven en Cisjordania supera la cifra de 11.000, a los que hay que añadir un gran número de gazatíes secuestrados.
Como vemos, la resistencia palestina ha sido permanente, ha tomado distintas formas y se ha ejercido con una gran determinación.
Condiciones de vida de la población palestina. El empeoramiento de las condiciones de vida de los palestinos es evidente: su nivel de vida ha descendido; son un mercado de trabajo cautivo para el ente sionista; están rodeados dentro de su propio territorio por un muro en Cisjordania y el bloqueo en Gaza; una red de carreteras y puntos de control israelíes les impide la libre circulación, están controlados permanentemente; continúan las expropiaciones, demoliciones, detenciones y tortura, incluida la zona de Jerusalén Este. El propio relator de la comisión de DH de UN concluye que en Cisjordania se practica el apartheid (2022) y en estos momentos el genocidio en Gaza. En resumen, Palestina supone una “injusticia cronificada”. Lo tristemente paradógico es que Israel, como potencia ocupante, tiene la obligación de respetar los derechos del pueblo palestino.
Sin embargo, el pueblo palestino no renuncia a vivir en su tierra y ha mantenido sus costumbres y tradiciones, festividades, folclore, su memoria histórica, tratandado de preservar su identidad, pese a la difícil etapa que le ha tocado vivir.
Los refugiados palestinos.
La agresión continuada al pueblo palestino ha producido sucesivas oleadas de desplazados forzosos. La primera y más masiva se produjo entre abril y mayo de 1948 (la Nakba), con el éxodo de 750.000 palestinos hacia los países vecinos: Jordania, Siria, Líbano y a otras zonas de Palestina (Gaza y Cisjordania).
El éxodo sin opción de retorno hace que NU creara en 1950 la UNRWA con objeto de atender las necesidades básicas de estos refugiados: alimentación, sanidad, educación y servicios sociales. Inicialmente el número de refugiados atendidos por UNRWA era de un millón de personas, pero este número ha ido creciendo a lo largo de los años, hasta llegar a algo más 6 millones en la actualidad: 2,5 millones en Jordania; 1,1 millones en Cisjordania con Jerusalén Este; 1,8 millones en la Franja de Gaza; 0,6 millones en Líbano y algo más de medio millón en Siria.
La UNRWA es un testimonio de que el problema de los refugiados palestinos está todavía sin resolver y por eso el ente sionista quiere hacer su existencia imposible. El gobierno sionista siempre ha estado en contra de esta organización, pero su oposición se ha endurecido últimamente después de acusarla de colaborar militarmente con Hamas, lo cual nunca ha podido probar.
Con todo, la realidad del éxodo puede ser muy superior: si, además de los datos oficiales, tenemos en cuenta el contingente de los no registrados, la cifra puede llegar a los 11 millones de refugiados palestinos en el mundo.
El derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, y la legalidad internacional negada por el ente sionista.
Los derechos palestinos han sido reconocidos reiteradamente en numerosas resoluciones de Naciones Unidas, tanto del Consejo de Seguridad como de la Asamblea General: resolución 181 de 1947; la 242 de 1967; la 605 de 1987, y la última de 2024; hemos de incluir también las recientes resoluciones provisionales de la Corte Internacional de Justicia. Israel las ha ignorado todas.
Estos derechos reconocidos incluyen:
- la retirada de Israel de los territorios ocupados (sin asentamientos ni bloqueos),
- el retorno de los refugiados a sus lugares de origen y la compensación por los daños sufridos,
- fijar la capital del estado palestino en Jerusalén, (dentro del status que tiene la ciudad otorgado por el Consejo de Seguridad),
- el derecho a no vivir encerrado por un muro que ocupa su territorio, según la resolución del Tribunal Internacional de La Haya de 2004.
- la libertad de los cerca de 11.000 presos palestinos en las prisiones israelíes,
- finalmente, el derecho a una justa reparación por los daños personales y materiales infligidos a la población a lo largo de tantos años de agresiones.
Además del alto el fuego en Gaza y Líbano, retirada de estos territorios y fin del genocidio en Gaza y apartheid en Cisjordania
Responsabilidades y denuncias:
-El mundo occidental. Si hablamos de colonialismo y genocidio como contexto, EEUU, Europa e Israel tienen responsabilidades conjuntas en el exterminio del pueblo palestino.
-Estados Unidos de América. Desde el comienzo del estado de Israel en 1948, Estados Unidos ha apoyado a Israel, justificando todas sus acciones con el argumento falaz, continuado y repetido, de que “tiene derecho a defenderse”. Numerosísimas resoluciones del Consejo de Seguridad de NU condenando a Israel han sido bloqueadas o vetadas por Estados Unidos (acaba de vetar la cuarta en lo que va de año sobre el alto el fuego en Gaza y Líbano) y ha ayudado continuadamente a Israel, entregándole cada año miles de millones de dólares en ayuda económica y militar.
Aunque EE.UU. ha impulsado frecuentemente negociaciones en la región, su mediación nunca ha sido neutral, pues, en el fondo, Israel es un bastión militar para defender los intereses de Occidente y particularmente, de Estados Unidos en esta región estratégica.
Por otra parte, según han manifestado varios presidentes, a Estados Unidos no le interesa enfrentarse al poderoso lobby judío sionista de su país (aunque no todos los judíos son sionistas), ni a los numerosos votantes y sectas fundamentalistas que apoyan a Israel.
Así pues, la responsabilidad de Estados Unidos hay que calificarla de máxima, por ser un cooperador necesario para la agresión y el genocidio perpetrado sobre el pueblo palestino; actualmente hay que denunciar su apoyo incondicional, económico, diplomático y militar en el actual genocidio en Gaza.
-Ente sionista de Israel. El sionismo y su concreción histórica, Israel, es el responsable principal de todas las agresiones contra el pueblo palestino y de todos los daños personales y materiales producidos. Así lo han evidenciado reiteradas resoluciones de Naciones Unidas y todas las organizaciones de derechos humanos. El objetivo último de Israel, permanentemente declarado y no disimulado, es el de la expulsión de los palestinos de su tierra histórica. Su responsabilidad en el genocidio junto a EEUU y Europa (sin cuya protección no podría existir) es igualmente máxima.
-Europa. Es preciso señalar la responsabilidad histórica que ha tenido Gran Bretaña por ser quien facilitó la emigración judía y su empoderamiento posterior. Además, siempre ha apoyado a EEUU en sus acciones en la zona.
El resto de países europeos siguiendo su propia historia colonialista y aceptando sumisamente las orientaciones que le vienen de Estados Unidos, han mantenido una política de doble juego que no les exonera de culpabilidad. De un lado, han apoyado a la Autoridad Palestina proporcionando fondos para su desenvolvimiento institucional (gobierno, policía, servicios públicos) y para pagar algunos de los destrozos de las continuadas agresiones sionistas; pero, simultáneamente, han mantenido con Israel unas relaciones comerciales y culturales privilegiadas (Acuerdo comercial de 1997), sin condicionarlas nunca al cumplimiento por parte de Israel de sus obligaciones internacionales y de defensa de los derechos humanos. En el actual genocidio en Gaza, desde el primer momento, sus responsables acudieron personalmente a apoyar las acciones del ente sionista.
La población europea ve con simpatía a los palestinos (con el peligro de que pueda ir acostumbrándose al genocidio televisado), pero todavía no presiona lo suficiente a sus gobiernos para que rompan relaciones con el ente sionista; mientras, estos gobiernos, especialmente el alemán y el francés, tienen miedo a que se les pueda tachar de antisemitas por el poderoso lobby sionista occidental que controla y presiona, si se saca a la luz las atrocidades de Israel.
Por acción o por omisión, todos estos países europeos también son cómplices y coresponsables del holocausto infringido al pueblo palestino.
Otros actores
-Los países árabes. Los miembros de Liga Árabe, 22 países, aunque retóricamente casi todos están en contra del estado de Israel en su agresión al pueblo palestino, en la práctica sus acciones, con excepciones, resultan ambivalentes o poco efectivas; sin embargo, el genocidio actual en Gaza está cambiando algo está posición, como es el caso de ciertos países del Golfo. En algunos países árabes, a los refugiados palestinos se les reconoce sus derechos y protección, pero en otros, a pesar de la comunidad cultural, se aprecian prohibiciones, ambigüedades o distanciamiento; y en todos se echa en falta una acción más decidida para terminar el conflicto.
Solamente el llamado Eje de la Resistencia, formado por Irán, las milicias de Hezbolá en Líbano; Siria, milicias de Iraq, Yemen y sobre todo Irán, muestran un decidido apoyo a la resistencia palestina.
-Los organismos internacionales
ONU. Las distintas Resoluciones que desde 1948 han adoptado las NU. lamentando, advirtiendo, denunciando, censurando, exigiendo y condenando al estado de Israel por sus acciones contra el pueblo palestino, no dejan dudas sobre su enjuiciamiento moral y político, pero, a la vez, demuestran su escaso valor operativo. El hecho más positivo ha sido la creación la Agencia de Naciones Unidas, UNRWA, y la ayuda prestada a los refugiados.
Con Israel, al igual que con Estados Unidos, que se consideran a sí mismos como casos “excepcionales”, arrogándose una impunidad absoluta, se han roto las “costuras” del Derecho Internacional.
-Inacción de la Autoridad Palestina
La llamada Autoridad Palestina es una creación impuesta a los palestinos en las conversaciones de Oslo(1993/95), financiada por los países occidentales, que para muchos solo sirve para administrar la ocupación y tener controlada a la población palestina a través de la policía; tiene muy poco prestigio actualmente entre la población cisjordana y desde luego no es aceptada en Gaza.
Planes sionistas previos al ataque de Hamas de octubre de 2023
Desde 2019, y especialmente durante 2023, hay un recrudecimiento de las declaraciones y medidas por parte del ente sionista, tales como: nuevos asentamientos, intimidaciones de los colonos, ocupaciones y bombardeos de los campamentos palestinos con asesinatos y heridos; secuestros, demoliciones, régimen más severo para los desplazamientos, reivindicación de Netanhayu en NU de Cisjordania y Gaza dentro del Gran Israel, etc., lo cual hacía pensar en una aceleración de los planes para anexionar estos territorios.El ataque del 7 de octubre de 2023, la respuesta sionista y extensión de la guerra
Anticipándose a las amenazas, los planes para atacar al ente sionista se estaban elaborando desde un año antes por parte de Hamás con la participación de otros grupos armados de los partidos políticos palestinos, amparado todo en un absoluto secreto. Ese 7 de octubre se llevó la guerra al corazón del territorio enemigo como nunca antes se había hecho. Hay que señalar que los objetivos del ataque eran sobre todo militares (personal , instalaciones e información), y que los civiles muertos o tomados como rehenes son colonos que están la mayoría militarizados y muchos de ellos portaban armas; también hay que indicar que muchas de las víctimas lo fueron por “fuego amigo”, es decir, las balas que los mataron eran de sus propias fuerzas armadas que dispararon indiscriminadamente, aplicando la doctrina militar “Aníbal” de que más vale un compatriota muerto que hecho rehén. Fueron muertos 766 civiles y 373 miembros del ejército y aparato de seguridad y se tomaron 253 rehenes, 105 canjeados posteriormente.
El relato de este ataque pronto fue monopolizado por el ente sionista que vertió una serie de falsedades que no existieron, tales como la matanza de niños o la violación de mujeres, y ocultó sus víctimas militares y los ataques a instalaciones de su ejército.
Es difícil creer que los servicios de inteligencia israelíes no conocieran los planes de la resistencia palestina, dada la intensidad del control que tienen sobre la población palestina; más bien podríamos decir que “dejaron hacer”, no pensando, quizás, que podría ser de tanta efectividad, además de tener parte de su ejército ocupado con la represión en la zona de Cisjordania. Lo cierto es que después del ataque aprovecharon la ocasión, como lo han venido haciendo a lo largo de todos los años de su existencia, para intensificar los planes de exterminio que siempre han tenido, semejantes a los planes nazis del holocausto, como nunca antes lo habían hecho, tratando de terminar para siempre con la resistencia armada palestina, infligiendo un genocidio a la población palestina y destruyendo sus infraestructuras y territorio (el estado sionista ha arrojado sobre Gaza el equivalente a dos bombas atómicas de la potencia de las lanzadas en la 2GM). Los números son testigos de ello:
- Las víctimas son más de 43.000 asesinados (algunas fuentes calculan más de cien mil), lo que supone un 2% de la población como mínimo, la mayoría, el 70%, mujeres y niños; además hay que contar 751 asesinados en Cisjordania; y más de 100.000 heridos; la mayoría de las víctimas son personal civil, entre los que se encuentra personal de la UNRWA, 233; periodistas,180; y personal médico; el número de los detenidos en Gaza nos es desconocido y puede que el total sea mayor que los 11.000 citados anteriormente. También premeditadamente a líderes de los movimientos armados.
- Se han destruido el 70% de las viviendas, centros educativos, lugares de culto, edificios comerciales, fábricas de alimentos, infraestructuras de agua y saneamiento, instalaciones eléctricas, centros médicos de atención primaria y hospitales, centros sociales, centros arqueológicos, cementerios, caminos y zonas de cultivo. No solo se habla ya de un genocidio, sino también de un ecocidio.
- Los desplazamientos y bloqueos de la población, de norte a sur y de sur a norte, son continuos; prácticamente el total de la población, 2,3 millones de habitantes, ha sido desplazada en algún momento y en sus nuevos asentamientos vive en una situación de bloqueo deplorable.
- La falta de alimentos por el bloqueo de la entrada humanitaria está provocando auténtica hambruna y la propagación de enfermedades es grande por la falta de medicinas y condiciones higiénicas insalubres. Se trata de una auténtica guerra de exterminio.
Si añadimos las víctimas de la agresión al Líbano, los muertos se incrementan en 2.897 y los heridos en alrededor de 13.000 más.
Si hablamos de genocidio y violencia, ésta no se produce como consecuencia de los ataques del 7 de octubre, sino es una oportunidad para poner en marcha su plan de exterminio; el imperialismo aprendió, y lo está aplicando, que la resistencia de un pueblo solo se doblega aniquilándolo.
Una vez más volvemos a tratar el tema de las responsabilidades compartidas. En primer lugar, la de los EEUU: sin su permiso, el estado sionista no se hubiera atrevido, pero la acción encontró el apoyo del gobierno estadounidense, sus congresistas y el lobby sionista, que se han volcado con ayuda financiera, de armas y municiones, apoyo aéreo, naval y de personal en la represión, además del veto en cuatro ocasiones en el Consejo de Seguridad de UN de un alto el fuego, haciendo creer posteriormente que estaban tratando de llegar a un acuerdo entre ambos contendientes.
En segundo lugar, tenemos la responsabilidad conjunta de los países europeos y las instituciones de la UE que rápidamente fueron a apoyar al ente sionista en lo que para ellos era “su derecho a defenderse”.
Ya hemos hablado de la posición de los países árabes, y solo nos queda añadir la tibia reacción de Rusia y China en este conflicto, ambas ocupadas respectivamente en la guerra de Ucrania y los planes occidentales de aislamiento y provocaciones en Asia occidental.
No es razonable juzgar desde Occidente la contundencia del ataque palestino cuando estamos acostumbrados por décadas a permitir al ente sionista la represión del pueblo palestino. Y también tenemos que dejar al propio pueblo palestino que juzgue si no se debió prever la respuesta brutal del ente sionista.
Sin embargo, sí podemos concluir, a la vista de toda la información de la que disponemos, que la resistencia armada palestina tenía derechos y motivos sobrados de frustración y desesperación para llevar adelante sus planes, además de otras motivaciones políticas y estratégicas que pudieran existir (romper la posibilidad de un acuerdo inminente entre el ente sionista y Arabia Saudita).
-El futuro. Después de seguir arrasando Gaza y emprender la invasión y bombardeo del Líbano, además de sus acciones contra Siria e Irán, es incierto conocer cómo terminará toda esta actual locura asesina del ente sionista.
A medio y largo plazo, las predicciones son todavía más inciertas, teniendo en cuenta el nuevo liderazgo norteamericano. El proyecto sionista del Gran Israel sería un futuro de apartheid y terror que no podría sostenerse sin el apoyo de Occidente.
Los acuerdos de Oslo dejaron los principales problemas sin resolver, como la vuelta de los refugiados, el estado palestino, capitalidad, fronteras, etc. , postergados a un Estatuto final que nunca se llegó a discutir; por otra parte, el gobierno del ente sionista desde el principio lo ha impedido por medio de los asentamientos y la represión, ya que su intención es la expulsión de los palestinos, y en la actualidad la mayoría de la población israelí se sigue creyendo con el derecho a impedir la posibilidad de un estado palestino; de manera que la solución de los dos estados, aunque es la que siempre se cita internacionalmente, tiene poca vialidad práctica, y ni palestinos ni sionistas creen mucho en ella.
Para algunos, la situación actual puede ser una oportunidad para desmantelar el estado de Israel que está en crisis, descolonizando el territorio y recuperar formas de organización previas que logren la convivencia que existió entre las tres religiones.
El futuro es muy incierto y depende mucho de la situación internacional, de lo que ocurra en Asia Central; incluso podría ocurrir que Estados Unidos pudiera dejar caer a Israel si la correlación de fuerzas a nivel internacional cambiara; pero, a pesar de tanto sufrimiento y de tanta vergüenza internacional, es preciso destacar el caso palestino como uno de los mayores y mejores exponentes de que el poder de la fuerza bruta imperialista colonialista no ha conseguido doblegar la resistencia permanente y la irrenunciable voluntad de un pueblo que lucha por su independencia y libertad. Esa voluntad es la que da a este pueblo su sustancia e identidad.
Es necesario que entendamos bien el problema para poder intervenir en el discurso y en la acción, apoyando una conciencia que se está creando contra lo que representan Israel y sus acciones.
La ocupación israelí de la tierra palestina es una agresión imperial colonialista que cae sobre un pueblo que, lejos de resignarse y someterse, la convierte en motor de su proyecto colectivo como pueblo. Al resistir, las víctimas palestinas nos señalan a todos el camino para hacer frente al imperialismo colonialista y racista y construir la senda de la justicia y la paz.
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