En Francia los agricultores están comenzando protestas a nivel nacional y los ferroviarios han anunciado huelgas a partir del 11 de diciembre, mientras que los trabajadores enfrentan una enorme ola de despidos anunciados tanto en Europa como internacionalmente.
La cadena de supermercados Auchan ha anunciado un recorte sin precedentes de miles de puestos de trabajo en Francia. Esto se produce en medio de despidos masivos en la industria automotriz, con decenas de miles de puestos de trabajo amenazados en Volkswagen en Alemania, así como en Stellantis en Estados Unidos y a nivel internacional.
Más allá de los 2.400 puestos de trabajo amenazados en Auchan, el fabricante de piezas de automóvil Michelin ha anunciado el cierre antes de 2026 de dos fábricas en el oeste de Francia, Cholet y Vannes, amenazando 1.254 puestos de trabajo. No obstante, Michelin registró un beneficio operativo récord de 3.600 millones de euros en 2023.
La reestructuración prevista por Auchan incluye la racionalización de los servicios de atención al cliente de Auchan-France y Auchan-International, así como del departamento de productos internacionales. Unos 784 empleos están en riesgo, incluidos 138 que actualmente están vacantes. La racionalización de las operaciones logísticas de entregas a domicilio de Auchan amenaza con cerrar tres almacenes, que serán reemplazados por puntos de recogida, eliminando así 224 puestos de trabajo.
En los supermercados de Auchan, se eliminarían 915 puestos de trabajo. Cerrarán tres establecimientos, en Clermont-Ferrand, Woippy y Bar-le-Duc, así como uno más pequeña en Aurillac y también seis tiendas. Esto impactaría en 466 puestos de trabajo.
En el último trimestre, Francia ha perdido 25.000 puestos de trabajo. Milee, el distribuidor de folletos publicitarios, antes conocido como Adrexo, ha entrado en bancarrota. Actualmente, nadie se ofrece a comprar sus operaciones. Tras varias oleadas de despidos masivos en 2024, los 5.000 puestos de trabajo restantes también se ven amenazados. El Instituto Nacional de Estadística (Insee) confirma una recesión económica sin precedentes desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Las proyecciones oficiales indican que el desempleo volverá a subir por encima del 8 por ciento el próximo año.
Estos despidos en masa son la respuesta de la clase capitalista a la crisis económica y política internacional desencadenada por la pandemia y la guerra de la OTAN contra Rusia. Al comenzar la pandemia, billones de euros en fondos públicos fueron entregados a los mercados financieros y a las grandes corporaciones para especular con el fin de enriquecer a la oligarquía financiera y construir una economía de guerra. Estas políticas, junto con la decisión de Europa de cortarse a si misma el acceso al gas ruso más barato, han desencadenado una crisis inflacionaria y han intensificado enormemente la crisis presupuestaria y de deuda de los principales Estados europeos.
La victoria electoral de Trump en Estados Unidos ha acelerado la decisión de las burguesías europeas de llevar a cabo despidos masivos en Europa, en medio de los crecientes temores sobre las políticas de guerra comercial que Trump empleará tanto contra China como contra Europa.
Los trabajadores deben rechazar los brutales ataques a los empleos que están preparando todas las potencias de la OTAN. La clase obrera no tiene que asumir la responsabilidad de la devastación provocada por las políticas irresponsables y destructivas del imperialismo y la oligarquía financiera. En toda Europa, las grandes empresas que viven de los fondos públicos mientras preparan despidos a gran escala deben ser nacionalizadas para poner fin a los ataques contra los puestos de trabajo y las condiciones laborales.
Esto requiere una lucha política intransigente contra el gobierno del presidente francés Emmanuel Macron y sus aliados de la OTAN. La complicidad del Estado en los ataques al empleo es tan transparente que se está convirtiendo incluso en un tema de debate oficial.
En una sesión de preguntas y respuestas en la Asamblea Nacional el 5 de noviembre, el primer ministro Michel Barnier declaró hipócritamente: “Yo nunca estaré orgulloso de una política que destruya empleos. Quiero saber qué han hecho las corporaciones con el dinero que les dimos. Haremos estas preguntas, y veremos si el dinero se gastó bien o se gastó mal, con el fin de extraer lecciones para el futuro”.
Los propietarios de Auchan son la familia Mulliez, cuyo patrimonio neto de €28.000 millones los convierte en la séptima fortuna más grande de Francia, según la lista de 2024 realizada por la revista financiera Challenges. Solo entre 2013 y 2018, esta corporación se benefició de 83 millones de euros en subvenciones que provenían de fondos públicos.
El ministro francés de Economía, Antoine Armand, durante una visita oficial a Calais, trató de adormecer a los trabajadores de Auchan, afirmando: ‘El Estado se asegurará de que la defensa de los puestos de trabajo siga estando en el centro de la estrategia de la corporación, y que la prioridad durante esta transformación siga siendo el empleo’.
Las promesas del gobierno de Barnier son otras tantas mentiras diseñadas para ocultar su complicidad en los recortes de empleos corporativos. Ya en 2020, cuando comenzó la pandemia, la familia Mulliez llevó a cabo un plan de reestructuración y utilizó las reformas sobre la legislación laboral efectuadas por Macron para declararse en bancarrota, recortar puestos de trabajo y comprar otras tiendas. Esto incluye los 98 establecimientos de la cadena de supermercados Casino, cuyo valor total se estima en alrededor de 1.000 millones de euros.
Ahora, para justificar sus casi 2400 despidos, la corporación afirma: ‘Desde 2012, Auchan ha sufrido una caída constante en el número de clientes en sus supermercados y una caída en sus ingresos operativos. En este periodo, y antes de la compra de los supermercados Casino, su cuota de mercado cayó del 12,1 al 8%, su beneficio se redujo en €2.260 millones y su EBITDA se dividió por seis. Ante estos resultados y en un clima ultracompetitivo, Auchan debe reaccionar”.
La burocracia sindical de Fuerza Obrera (FO) en Auchan respondió declarando: “Debemos observar, una vez más, que se está sacrificando a los trabajadores en nombre de la rentabilidad. Los representantes electos de FO exigen la apertura de negociaciones genuinas y la garantía de que todos los trabajadores tendrán una alternativa laboral, y total transparencia en cuanto a las motivaciones económicas”.
La jefa de la burocracia estalinista de la Confederación General del Trabajo (CGT), Sophie Binet, comentó: “Estamos en el comienzo de una verdadera catástrofe industrial’. ‘Afectará a todas las industrias’, dijo, ya que las corporaciones quieren ‘siempre aumentar las ganancias’ y ‘distribuir sus ganancias entre los accionistas’. Binet afirmó que la CGT tiene una lista de ‘casi 200’ planes de despidos a gran escala que se están preparando. Ella respondió haciendo un llamamiento a las autoridades estatales para ‘una verdadera política industrial’, por lo que una empresa ‘no puede recibir financiamiento público si los funcionarios sindicales no le dan su apoyo’.
Los trabajadores de Auchan y otras empresas afectadas por esta ola de despidos en masa no pueden esperar que las corruptas burocracias sindicales de Francia organicen una lucha que pueda detener la ofensiva contra el empleo. Participaron en la reestructuración de la economía europea aprobando innumerables rescates bancarios de la UE. Luego se alinearon con sus propios gobiernos imperialistas en la guerra contra Rusia en Ucrania, y el despilfarro de cientos de miles de millones de euros en esta guerra y la construcción de una ‘economía de guerra’.
Hay que construir un movimiento internacional de masas desde abajo, en las bases mismas, utilizando las redes sociales como lo hicieron las protestas de los ‘chalecos amarillos’, para defender los empleos y oponerse a los brutales ataques que ahora se están preparando. No se trata simplemente de movilizar a los trabajadores en un centro de trabajo, en una industria o en un país. La lucha contra la debacle en los empleos europeos y mundiales que los capitalistas quieren imponer requiere la unificación internacional de la lucha de los trabajadores, la nacionalización de las grandes corporaciones y la construcción de un movimiento socialista para detener las guerras y las guerras comerciales libradas por las potencias imperialistas.
(Publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre de 2024)
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