Escribo las presentes líneas en el norte del Caribe mexicano, en específico en El Cuyo, población enclavada en el norte del estado de Yucatán. Precisamente en ese punto donde comienza o termina según se vea, el territorio mexicano. El Cuyo es un poblado pesquero, ubicado al sur de la isla de Cuba, casi tocándose a una corta distancia de menos 300 kilómetros con la provincia cubana de Pinar del Río. En este puerto yucateco actualmente llegan cargamentos de petróleo procedentes de Brasil y Colombia, según nos testimonia un viejo trabajador del Mayab. Es también un lugar muy turístico del escenario regional, donde las tibias y hermosas aguas verdesmeraldas de ese punto del Caribe bañan las hermosas playas de esa península yucateca. Desde Espita, Yucatán, a poca distancia de El Cuyo, el guerrillero de Las Segovias, también visitó Tizimín, donde Sandino participó en diversas sesiones de las logias masónicas yucatecas.

Se ha escrito que la experiencia yucateca de Sandino en Yucatán sirvió para que su lucha de resistencia contra la ocupación estadounidense tuviera un mayor eco en diversos pueblos del mundo. Sin embargo, desde ese lugar de cobijo a la resistencia sandinista, ha quedado resguardado en la memoria histórica del Mártir de las Segovías. Desde ahí Sandino escribió distintos pasajes y pensamientos de reflexión de su lucha guerrillera. Al respecto el investigador Raúl Vela Sosa, de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), llegó a afirmar que Augusto C. Sandino, en su estancia temporal en Yucatán, entre julio de 1929 y abril de 1930, le permitió escribir artículos para la prensa y sirvió para dar a conocer la proclama “Manifiesto al Pueblo Nicaragüense” que mandó imprimir en la Imprenta “El Porvenir” y que envió a Nicaragua para que se distribuyera y que sus compatriotas supieran que se mantenía en la lucha.

Subrayó que el general recibía un apoyo de la Cooperativa “Henequeneros de Yucatán”, consistente en 2 mil pesos, gestionados ante Manuel Malverde Arriaga, representante del Gobierno Federal ante la Cooperativa, pero que en ocasiones se retrasaba su entrega.

“A Sandino le toca vivir en el mes de noviembre de 1929 las elecciones en el estado de Yucatán para gobernador del Estado, en donde resulta ganador Bartolomé García Correa, las elecciones para presidente de la República, primeras en las que participó el PNR, antecedente del PRI, en las que se alza con el triunfo Pascual Ortiz Rubio, en una disputa fuerte de parte de José Vasconcelos”, narró.

En este periodo yucateco de Sandino: “También es testigo de la etapa de la devolución de los templos después de la guerra Cristera, que tuvo una serie de complicaciones puesto que los anexos de las parroquias ocupadas ya servían para escuelas o dispensarios médicos y las autoridades municipales se negaban a devolverlos”.

Asimismo, en esos momentos el Héroe de Las Segovias se enteró en Yucatán de la caída de la bolsa en Walt Street. Momento de la crisis del 29 que tendría consecuencias mundiales. Fueron sin duda momentos que repercutieron en la visión del escenario mundial del “General de Hombres Libres”.

Vela Sosa afirmó que cuando Sandino vino a Yucatán, “confiaba en que recibiría apoyos del gobierno mexicano, como anteriormente lo había hecho el general Calles aportando armas al ejército que defendía el Constitucionalismo en Nicaragua. Pero fue distinto, no recibió la ayuda que esperaba y se regresa decepcionado a su patria a seguir combatiendo”.

En ese periplo mexicano, el Héroe de Las Segovías, hizo aquel viaje acompañado de sus capitanes: “Coronel Agustín F. Martí (salvadoreño), que es al mismo tiempo su secretario general; el capitán José D. Paredes (mexicano); capitán; Gregorio Urbano Gilbert (dominicano); el teniente Rubén A. Gómez (colombiano); el teniente Tranquilino Jarquín (nicaragüense) y su hermano y secretario particular, Sócrates; según consignan las notas de prensa. Llegó por el puerto de Progreso, y encabezó un mitin en el teatro “Variedades” de ese puerto organizado por la Federación Obrera de Progreso y los integrantes de la Logia Masónica”.

Así, la guerra de liberación que impulsó Sandino contra el principal y más poderoso ejército del mundo, en un momento en que buscó en México el respaldo a su lucha de resistencia, finalmente tuvo que abandonar, al no recibir el pleno apoyo del gobierno mexicano del presidente Emilio Portes Gil, que requería para intensificar la guerra de liberación del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN).

Esta situación de no encontrar pleno respaldo del recién formado Partido Nacional Revolucionario (PNR, 1929), años más tarde conocido hasta nuestros días, como Partido Revolucionario Institucional (PRI) fortaleció su capacidad de resistencia como una guerrilla de todo el pueblo nicaragüense y de los pueblos y obreros organizados del mundo. Así, finalmente el ejército sandinista derrotó y expulsó en 1933 a las tropas interventoras estadounidenses. Quedando Nicaragua, liberada por primera vez en su historia.

Sin duda la estancia de Sandino y su Estado Mayor del EDSNN en Yucatán, fue una página medular en su experiencia de lucha. Pero también, tuvo un desenlace semejante como el que sufrió el gran “Apóstol rojo de los mayas”, gobernador y dirigente socialista yucateco, Felipe Carrillo Puerto al ser asesinado por la oligarquía yucateca en 1924. Sandino al ser uno de los más grandes patriotas de Centroamérica y de Nuestra América, también fue traicionado y asesinado por el general Anastasio Somoza García, el 21 de febrero de 1934 en Managua, Nicaragua.

Hoy Sandino como Felipe Carrillo Puerto, representan a dos de los más grandes próceres de Nuestra América. Sin duda Espita y todo Yucatán, fueron escenarios donde se reforzó la gran experiencia de la lucha emancipadora de esos grandes héroes de nuestras irredentas tierras indoamericanas.

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