Ruanda: APDHE premia a Victoire Ingabire por su lucha contra impunidad

Fuente: Umoya num. 98 – 1er trimestre 2020                                             José Lucas, Comité de Madrid

La APDHE premia a Victoire Ingabire por su lucha contra la impunidad en Ruanda

VICTOIRE INGABIRE UMUHOZA – apdhe

El pasado 5 de diciembre, tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Madrid, la gala organizada por la Asociación de Derechos Humanos de España (APDHE) en la que se otorgaron los premios del año 2019. En el apartado de Premios Internacionales de Derechos Humanos una de las agraciadas fue la activista política ruandesa Victoire Ingabire Umuhoza. La otra premiada fue la argentina Nora Morales de Cortiñas, una de las componentes destacadas de la línea fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo. El Premio Nacional de Derechos Humanos recayó en Jorge del Cura Antón y finalmente el Premio Periodismo de Derechos Humanos fue para Pascual Serrano Jiménez.

El común denominador de los galardonados fue su apuesta por unas luchas a priori muy difíciles, en las que empeñaron la mitad de su vida y, todo ello, sin obtener el reconocimiento público que hubiesen merecido. Está claro que las denuncias contra la tortura , Jorge del Cura; contra la manipulación de los medios de información, Pascual Serrano; contra la narrativa oficial y la impunidad de los conflictos en África Central, Victoire Ingabire, o contra el olvido de los crímenes de la dictadura militar argentina, Nora Morales, son temas que disgustan en los consejos de administración de muchos medios de información. Normalmente se galardona a otros activistas de los derechos humanos cuyas luchas afecten en menor medida los intereses de los poderosos. Estos premios dicen mucho también de la independencia de la APDHE.
La gala de la entrega de los premios fue un canto a la independencia y a la honestidad, no solo por las personas premiadas, sino también por los invitados que abrieron el acto, todos ellos con una trayectoria vital ejemplar, como el fiscal Carlos Castresana, presidente del APDHE, Luis García Montero, presidente del Instituto Cervantes y, como no, por quienes cerraron el acto, los cantantes Luis Pastor y Lourdes Guerra. La gala fue también un soplo de aire fresco y un aviso de que también se puede ser independiente en el mundo de las ONG de Derechos Humanos. Algo de suma importancia en los tiempos actuales en los que muchas de estas organizaciones se han convertido en piezas fundamentales en las estrategias del poder para desestabilizar gobiernos. En Ruanda, el poder tiránico que gobierna el país emulando a sus poderosos padrinos también creó en su tiempo su ONG de Derechos Humanos, la African Rights, comandada por Rakiya Omaar.
La lucha de Victoire Ingabire siempre ha resultado incómoda pues dañaba la imagen del actual gobierno ruandés, pieza fundamental para el tutelaje de la República Democrática del Congo y el control del todo el África Central por parte de los poderosos. Las presiones con éxito sobre los gobiernos españoles de turno por parte de los Estados Unidos para cerrar la causa Ruanda / Congo de la Audiencia Nacional española, las presiones sobre la Fiscal en Jefe,  Carla Del Ponte y otros juristas en el Tribunal Penal Internacional de Ruanda cuando querían investigar dicho gobierno o la financiación por parte de los organismos mundiales de crédito para formar un ejército sobredimensionado como el ruandés capaz de controlar el África Central, hablan mucho de la importancia que representa el actual gobierno ruandés para los poderosos.
Como era de esperar, el gobierno ruandés impidió la salida del país a Victoire Ingabire para recoger el galardón, aunque durante la gala se la pudo oír en una conexión directa desde Ruanda vía Skype. Sus hijos Raissa y Rist, su hermana Regine y su marido Lin, recibieron el galardón en su nombre.
Raissa, su hija mayor, habló y dijo no haberse sentido sola durante estos largos años en que su madre estuvo en la cárcel, pues sabía que tenía una gran familia africana que velaba por ella. Una gran familia africana que se ha ido formando poco a poco a través de los años por gentes de la solidaridad de diferentes continentes y razas.
Victoire Ingabire probablemente sabía lo que le esperaba cuando decidió tirar todo por la borda, y regresar a su país después de 16 años de exilio en su país de adopción, Holanda, para presentarse a las elecciones en el año 2010: la cárcel o la muerte. Y efectivamente a su llegada a Ruanda fue primero demonizada y linchada en una campaña de odio llevada a cabo por los medios del Gobierno. Así, en abril del 2010, sufrió arresto domiciliario y el 14 de octubre del 2010 fue encarcelada acusada de tres delitos: divisionismo, ideología del genocidio y colaboración con las guerrillas del FDLR. Fue condenada primero a 8 años de cárcel y después se le aumentó a 15 años. Finalmente, el 14 de septiembre del 2018, fue liberada gracias a un perdón presidencial.
El delito de divisionismo según la legislación ruandesa se puede aplicar a cualquier partido político que tenga una visión diferente a la del partido gobernante, FPR. El partido que representaba Ingabire se oponía en muchos temas, como la enseñanza en lengua inglesa o la política expansionista gubernamental que reivindicaba zonas de la República Democrática del Congo y que era la responsable de un gran número de víctimas entre la población congoleña.
Las convicciones de Victoire Ingabire en relación con el genocidio de 1994 siempre las ha hecho públicas. En su opinión hubo un genocidio contra los tutsis en 1994 pero también hubo crímenes contra la humanidad antes, durante y después de 1994 que afectaron a otros componentes de la población ruandesa. Victoire Ingabire ha declarado también que toda persona que hubiese tenido responsabilidad en estos crímenes debe responder de sus actos delante de la justicia. Para el régimen que gobierna Ruanda estas palabras significan delito por ideología del genocidio, un tipo de delito que también se le podría aplicar a la ONU que emitió el informe mapping sobre las masacres del Congo donde culpa de ellas, en su casi totalidad, al FPR gubernamental, o también a la Audiencia Nacional española que llegó a las mismas conclusiones en la causa Ruanda/Congo.
Finalmente, la acusación de colaboración con el FDLR es igualmente absurda y basta conocer su discurso a su vuelta a Ruanda en el año 2010:
«Soy una hija, una madre que vuelvo a mi país, vuelvo para librar una batalla pacífica, vuelvo para que juntos podamos liberarnos del yugo del miedo, de la pobreza. En nuestras diferencias de puntos de vista, proyectos y convicciones, vengo a construir nuestro país con ustedes. No me acompaña un ejército, porque vengo a ti, a mis padres, a mis hermanos, a mis hermanas pequeñas y grandes. Nadie puede interponerse en el camino de un niño que regresa a casa. (…) No necesitamos otra guerra. Se ha derramado mucha sangre. Ya es suficiente…
¿Qué debería haber añadido a este discurso para convencer a las autoridades ruandesas de mi buena fe? Los rebeldes, no los necesito. Durante 16 años, el FDLR y el régimen han estado juntos. Esto tiene que parar. Queremos la paz. Condenamos en los términos más enérgicos esta política que ha diezmado a unos 5 millones de congoleños desde 1996. Poner fin a la cuestión de las FDLR de una vez por todas también significa, en parte, buscar una solución en el este de la RDC.
Van a hacer desfilar a docenas y cientos de ex-FDLR para acusarme de colaboración. Nuestra respuesta va a ser la misma. La guerra no es la respuesta. ¿Qué podemos esperar de los llamados coroneles que han estado encerrados en establecimientos militares sin juicio desde 2009 y los han usado contra mí hoy?
La decisión de venir a Ruanda a hacer política de manera pacífica contra un régimen dictatorial se tomó después de una cuidadosa consideración. Examinamos detenidamente todos los escenarios para resolver los problemas políticos de Ruanda y también medimos las consecuencias de cada enfoque. Hemos elegido el camino de la paz para evitar más derramamiento de sangre y para preservar la aún posible reconstrucción del tejido social de Ruanda.
Los FDLR son ruandeses. Necesitan garantías para volver a su país desarmados. Los implicados en los crímenes de genocidio y otros crímenes de lesa humanidad serán llevados ante la justicia de manera justa. Los demás merecen una reinserción profesional. Pero si encarcelas a una persona sospechosa de hablar con miembros de la rebelión, ¿cómo los convencerás de que vuelvan en paz, y no se pudran en la cárcel?
Prometo solemnemente que, si el pueblo confía en mí y me elige para presidir el destino de este país, mi Gobierno entablará negociaciones directas con las FDLR. No tienen otro país en este planeta que no sea Ruanda».

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