Rosa Mª Payá: peón en la OEA para el bloqueo total del sistema de salud de Cuba

José Manzaneda, coordinador de Cubainformación

Mediante advertencias y amenazas a diversos gobiernos (1), la Casa Blanca ha conseguido imponer el nombramiento de Rosa María Payá como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (Organización de Estados Americanos) (2).

Su papel será reforzar aún más el cerco económico y político contra Cuba, aunque este país no pertenezca a la OEA (3). Su meta, en estos momentos, es muy precisa: conseguir, mediante el chantaje económico, que los gobiernos que hoy mantienen cooperación médica remunerada con la Isla (4), la abandonen, tal como ocurrió hace varios años con Brasil, Bolivia y Ecuador (5). ¿Para qué? Para destruir por completo la entrada de divisas al sistema de salud de Cuba, cronificando la actual crisis de medicamentos e insumos sanitarios que padece el pueblo cubano (6). Y así, junto al resto de carencias que sufre, llevarlo a la desesperación y a una hipotética insurrección.

Peo analicemos algunos aspectos del perfil político de quien se nos presenta como una “experta en derechos humanos”:

Uno. Lejos de ser un representante de la sociedad civil, Rosa María Payá es una probada mercenaria del Gobierno de EEUU. Desde que, en 2013, se trasladara a residir a aquel país, su salario ha sido pagado por la Casa Blanca, a través de los dos millones de dólares anuales con los que la agencia USAID sostiene a la Fundación para la Democracia Panamericana y a Cuba Decide, proyectos ambos dirigidos por Payá (7).

Dos. El “activismo en derechos humanos” de Rosa María Payá consiste en apoyar en reuniones, entrevistas (8), encuentros y actos políticos (9) todas las posibles “sanciones” de EEUU contra la economía cubana. Recordemos que estas, en los últimos cinco años, han pulverizado los ingresos de Cuba en el turismo, los servicios médicos, los remesas o la inversión extranjera…, e impiden a la Isla, de facto, recibir transferencias o préstamos bancarios (10). Las consecuencias son palpables: crisis eléctrica, crisis alimentaria, crisis sanitaria, crisis de transporte y, en general, la pauperización aguda de las condiciones de vida de todo un pueblo en un corto periodo de tiempo. Rosa María Payá, no nos olvidemos, trabajó, junto a congresistas del anticastrismo de Miami, para que Donald Trump volara en pedazos todos los puentes del diálogo con La Habana iniciado por Barack Obama (11).

Tres. Rosa María Payá viaja hoy por el mundo tratando de que estas sanciones contra Cuba sean impuestas por otros gobiernos. A la Unión Europea está proponiendo (12), incluso, el fin de los proyectos de cooperación al desarrollo, que hoy benefician la producción agrícola o de medicamentos en Cuba, porque -escuchen bien- financian «la represión y el terrorismo» (13).

Cuatro. Esta extremista ha apoyado golpes de estado como el de 2019 en Bolivia, país al que viajó entonces para dar su respaldo a la golpista Jeanine Áñez (14), responsable de tres masacres en las que fueron asesinadas, por la represión policial, 38 personas.

Pero sobre todo esto, ¿leemos algo en los medios hegemónicos? Ni una letra. Es demasiado contradictorio con el perfil de “disidente” (15), “activista de derechos humanos” (16) o “luchadora por la libertad” de Rosa María Payá.

Así colaboran medios y periodistas en la violación masiva, sistemática y flagrante de derechos humanos de todo un pueblo, condenada de manera unánime, cada año, en Naciones Unidas (17).

afriKando

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