Nuevos desplazamientos de efectivos extranjeros ligados a fuerzas del régimen de facto de Siria y a grupos armados que operan en el norte del país fueron reportados la víspera en zonas limítrofes con Líbano, en medio de un incremento de movimientos militares, choques aislados y declaraciones que han elevado la preocupación por una posible expansión del conflicto regional.

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Fuentes locales citadas por medios del Medio Oriente informaron que grupos de efectivos provenientes de la provincia siria de Idlib (al noroeste, bastión del grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham o HTS, que lidera el actual mandatario de facto, Ahmed al-Sharaa) fueron trasladados hacia Al-Qusayr, cerca de la frontera con el Líbano, junto a vehículos blindados y equipos pesados.

A la par, sectores vinculados al Gobierno de facto intentaron avanzar hacia áreas deshabitadas en Ras al-Maara, en territorio limítrofe, donde el Ejército libanés no mantiene presencia permanente, según reportes.

 

Medios libaneses señalaron que estas movilizaciones coinciden con enfrentamientos entre el ejército sirio y células del autodenominado Estado Islámico (también conocido como ISIS o Daesh) en zonas fronterizas frente a la localidad de Arsal. Las operaciones fueron anunciadas por Damasco como parte de una campaña ampliada contra remanentes del grupo armado, iniciada días después de que Washington informara la incorporación formal de Siria a su coalición “anti-ISIS”.

Según reportes previos de prensa regional, en octubre se registraron “movimientos inusuales” de miles de combatientes extranjeros, entre ellos uzbecos, chechenos y uigures, desplegados entre Idlib y zonas fronterizas del Qalamún.

Sin embargo, el enviado estadounidense Tom Barrack afirmó que las autoridades sirias actuales “asistirán activamente” en acciones contra Hezbolá, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (IRGC) iraní, el movimiento de resistencia palestino Hamás y otras organizaciones catalogadas como “terroristas” por Washington.

 

Barrack aseguró que el liderazgo sirio comprometió durante su reciente visita a Washington su participación en operaciones de “estabilización regional”, en línea con negociaciones en curso entre Damasco e Israel, de acuerdo con informes divulgados por medios hebreos.

Meses atrás, Barrack advirtió que Líbano enfrentaría “una amplia campaña militar israelí” si no avanza en el desarme total de Hezbolá en el sur.

En lo que va del año, Líbano ha experimentado incidentes armados, incluidos choques entre el Ejército libanés (LAF) y grupos procedentes de Siria, en operaciones vinculadas al control del contrabando en zonas montañosas.

Según autoridades libanesas, estas acciones ocurren mientras el país continúa implementando los compromisos del acuerdo de alto el fuego de 2024, que obliga a retirar infraestructura militar de Hezbolá al sur del río Litani.

Aun así, Israel ha mantenido operaciones y ataques diarios en territorio libanés, con más de 40 fallecidos reportados en el último mes.

El despliegue del HTS ocurre mientras autoridades sirias y estadounidenses hablan de un nuevo marco de «cooperación de seguridad«, y mientras medios internacionales informan sobre contactos diplomáticos directos entre Siria e Israel, centrados en seguridad fronteriza y “estabilidad regional”.

Entre 2012 y 2017, áreas de la frontera sirio-libanesa estuvieron bajo control de ISIS y el HTS, antes conocido como Frente al Nusra, antes de ser desalojadas por una ofensiva conjunta de Hezbolá y el Ejército libanés.