1.- El Brasil actual. La imposición del neoliberalismo, a partir del golpe de Estado contra Dilma Rousseff, dejó una catástrofe económico-social para este país. Según el Banco Mundial, Brasil se encuentra entre los doce países más desiguales del mundo. La FAO señala que Brasil ha vuelto al «Mapa del Hambre» con más de sesenta y un millones de personas que padecen inseguridad alimentaria.
La inflación también crece según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IGBE). El organismo oficial dice que el año pasado la inflación llegó al 10,06 por ciento, la mayor desde 2015, cuando el índice fue del 10,67 por ciento. La pobreza avanza, y debido a la discriminación racial y la opresión de género, se acentúa en las personas afrodescendientes así como en las mujeres. En fin, el neoliberalismo amenaza todos los logros sociales alcanzados con los Gobiernos del Partido de los Trabajadores. Brasil demanda cambios. Esto ayuda a explicar la fuerza político-electoral de Lula da Silva.
2.- Brasil ante la integración regional. Un mayor impulso al Mercosur parece parte de la nueva agenda del Palacio de Planalto en caso de un triunfo de Lula. En este escenario se prevé su reincorporación a la Celac. Un Brasil sumado a crear una institucionalidad más sólida de la Celac sería un revés para la Casa Blanca. Una Celac con un parlamento propio, afianzando sus políticas de integración y buscando soluciones consensuadas a los problemas de la región, evidencia más aún el carácter anacrónico de la OEA. Igualmente, Lula en la Presidencia, será una gran oportunidad política para revitalizar a Unasur. Sin dudas, por las dimensiones de la economía brasileña y el liderazgo afianzado de Lula, Brasil podría coadyuvar a la integración latinoamericana y caribeña.
3.- Fortalecimiento del Grupo de Puebla-I Internacional Progresista. Un triunfo de Lula potenciaría la incidencia internacional de esta agrupación y fortalece sus posiciones político-ideológicas. Las fuerzas políticas agrupadas en su seno, ahora contarían con gobiernos en los dos países con mayor población de Nuestra América, con las dos economías más grandes y un liderazgo remozado con una épica capaz de ganar ascendencia en otros sectores de la izquierda en el continente.
Lula sería el principal dirigente del Grupo de Puebla y con su ascendencia éste Grupo se potenciará tanto en América como ante las potencias emergentes. Las corrientes transformadoras en el continente esperan que Lula trabaje por la unidad de los pueblos y enfrente las narrativas de los poderosos que intentan dividir a quienes sueñan con un mañana distinto.
4.- Lula derrotará al autoritarismo. ¿Pero cuál es el alcance de su propuesta? Un triunfo del Partido de los Trabajadores significa una condena de Brasil al capitalismo neoliberal y una apuesta por la democracia. Lula en su programa de Gobierno no se ha trazado construir el socialismo ni tampoco una postura claramente antiimperialista.
Lula apostará a la inclusión social. Brasil volcará su mirada hacia la región sin perder de vista su interés nacional. Defenderá la autodeterminación de los pueblos sin llegar a un conflicto con Estados Unidos. Sin embargo, su triunfo sería un retroceso para las fuerzas más conservadoras de América Latina y el Caribe, y también un revés para el Partido Republicano de Estados Unidos.
5.- Brasil en el Mundo. China ya desplazó a Estados Unidos como principal socio económico-comercial de Brasil. El Palacio de Planalto no se ha sumado a las medidas coercitivas unilaterales contra la Federación de Rusia ya que mantienen crecientes relaciones comerciales. Un ejemplo, Brasil importa el 85 por ciento de los fertilizantes para su vigoroso sector agroalimentario y Rusia le garantiza el 25 por ciento de esas importaciones. Por su parte, la solicitud formal de ingreso de Irán al grupo BRICS preocupa a Estados Unidos.
Argentina también hizo lo propio mediante una carta donde el presidente Alberto Fernández señala que BRICS «representa el 42 por ciento de la población mundial y el 24 por ciento del producto bruto global». El triunfo de Lula es otra alarma para las élites estadounidense y especialmente, para el Partido Republicano. En fin, desde la perspectiva global Brasil pudiera contribuir a fortalecer al grupo BRICS y por consiguiente, a la emergencia del mundo pluripolar y multicéntrico.
6.- Nuestra América en el contexto actual. El mundo y por añadidura la región, experimenta una crisis económica, climática, alimentaria y energética. La ONU se muestra impotente para concertar respuestas concretas ante la crisis. EE.UU. intenta imponer su hegemonía recurriendo a la guerra, ampliando la OTAN y suprimiendo la autodeterminación de los pueblos. En el momento actual los reservorios naturales de América Latina y el Caribe son de vital importancia para la humanidad. Petróleo, gas, litio y el agua son algunos de los recursos de la región que pueden servir para atender las demandas de la población mundial.
El fortalecimiento de los mecanismos de integración regional permitirían consensuar posiciones, abogar por una ONU acorde con nuevas relaciones internacionales, replantear unitariamente las demandas de los pueblos del sur global y proyectarse como bloque en el escenario internacional para defender la paz y buscar soluciones a los problemas de la humanidad. Trascender las imposiciones geopolíticas de EE.UU. y la Unión Europea es una urgencia para la humanidad. Es imperioso trabajar para concretar espacios de cooperación entre esquemas como la Celac y las potencias emergentes (Rusia, Irán, China, India y Türkiye) para abordar problemas como el hambre, la pobreza y la demanda de energía. El triunfo de Lula refrenda la esperanza. Con Brasil Nuestra América puede ayuda a construir un mundo mejor.