Rep. Dominicana: abstención, fractura del PLD y más bipartidismo

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Un suceso que empañó la cita electoral fue el asesinato de un dirigente local del Partido Revolucionario Moderno a las afueras de un centro electoral en la capital dominicana.

Un suceso que empañó la cita electoral fue el asesinato de un dirigente local del Partido Revolucionario Moderno a las afueras de un centro electoral en la capital dominicana. | Foto: EFE

Las elecciones presidenciales y legislativas en República Dominicana se realizaron el domingo 5 de julio. Estaban pautadas en principio para el 17 de mayo, pero motivado a la pandemia de Covid-19 fueron pospuestas por la Junta Central Electoral (JCE). Los ganadores tomarán posesión del Gobierno el 16 de agosto de 2020.

Los cargos elegidos fueron presidente y vicepresidente, 32 senadores, 190 diputados y 20 representantes al Parlamento Centroamericano (Parlacen), para cumplir el período 2020-2024.

El padrón electoral en República Dominicana es de 7.529.932 personas. Con la información computada del 99% de los colegios electorales, la Junta Central Electoral registra 4.162.790 votos, arrojando una abstención del 45%, la más alta en elecciones presidenciales en los últimos 24 años.

El ganador en primera vuelta para el cargo de presidente de la República fue el empresario Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), una escisión del histórico Partido Revolucionario Dominicana (PRD). Abinader se alzó con el 52,5% de los votos, más de cinco puntos de diferencia sobre su principal contrincante, el oficialista Gonzalo Castillo, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quien obtuviera 37,4 %. En tercer puesto quedó el expresidente Leonel Fernández, con la boleta del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), aliado de su recién creada organización política Fuerza del Pueblo, con un lejano 8,9% de los votos.

Los resultados dan un triunfo mayoritario al PRM y sus aliados en el Congreso, ganándoles la mayoría de curules tanto de senadores como de diputados al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo que repetiría los resultados obtenidos en las elecciones municipales de marzo del año en curso, cuando el mapa electoral dejó de ser preponderantemente peleidista (morado) y se pintó del color del PRM (azul).

Mientras tanto, ya el presidente Danilo Medina nombró a la comisión encargada de la transición de gobierno, conformada por los principales ministros y directores de instituciones bajo su gobierno. Ha habido declaraciones de parte de voceros del partido ganador, el PRM, para amainar los ánimos de empleados públicos con respecto a sus puestos de trabajo.

Las elecciones del 5 de julio estuvieron atravesadas por la situación de emergencia sanitaria generada por la pandemia de Covid-19 en la región. De hecho, el día de los comicios se registró un récord de contagios en el país, con 1.241 nuevos casos y ocho fa­llecimientos en 24 horas. En República Dominicana el primer caso de infección se detectó el 1 de marzo. Al 7 de julio se regis­tran en el país 821 fallecimientos y 38.430 casos confirma­dos.

A pesar de que la Junta Central Electoral previó un protocolo de seguridad sanitaria, en las afueras de los centros de votación se presentaron grandes aglomeraciones, sin cumplir con el reglamentario uso del tapabocas ni con el distanciamiento de dos metros entre personas. Uno de los veedores de la OEA provenientes de Washington resultó positivo.

Un suceso que empañó la cita electoral fue el asesinato de un dirigente local del Partido Revolucionario Moderno (PRM), en una refriega con disparos ocurrida en las afueras de uno de los centros electorales de la capital dominicana.

Hubo algunos incidentes en las provincias de Barahona y Duarte relacionados a boletas electorales marcadas de antemano. La Junta Central Electoral admitió el problema tras las denuncias tanto del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) como del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

A tempranas horas, la delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) dio su visto bueno de las elecciones y felicitó al ganador presidencial y a su partido mediante un comunicado del director de la comisión, el expresidente chileno, Eduardo Frei.

El ganador

Luis Abinader (53 años), proviene de una familia de empresarios ligados a la política, específicamente al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), histórico contendiente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en una dinámica fuertemente marcada por el bipartidismo. Abinader se había presentado como candidato en las elecciones de 2016, siendo derrotado por el actual presidente, Danilo Medina.

Su padre, José Rafael Abinader Wasaf, fue un empresario y dirigente histórico del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) quien había optados por la presidencia de la República en varias ocasiones, sin lograrlo. En 2014, una facción de los militantes del PRD, encabezada por Hipólito Mejía y Luis Abinader, conforman la Alianza Social Dominicana (ASD), partido dirigido por la familia Abinader, que luego pasaría a llamarse Partido Revolucionario Moderno (PRM), partido con el que hoy logra llegar a la presidencia.

Al PRD lo acompañan en alianza seis partidos emergentes, dos más de los que lo respaldaron en 2016. Las alianzas logradas por el PRM en estas elecciones dan cuenta de una variedad ideológica que va desde la derecha, el centro hasta la izquierda, con el único proyecto común de sacar al PLD del gobierno. Los partidos aliados del PRM fueron: el Partido Humanista Dominicano (PHD), Dominicanos por el Cambio (DXC), Frente Amplio (FA), Alianza por la Democracia (APD), Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) y País Posible (PP).

Luis Abinader es presidente del Grupo Empresarial Abinader Corona (Grupo Abicor) con amplios negocios en el sector inmobiliario, de telecomunicaciones, turístico y de construcción. También es miembro del consejo de la Universidad Dominicana O&M (Organización y Método), fundada en 1966 por su padre.

Su compañera de fórmula en la vicepresidencia es Raquel Peña de Antuña, administradora de empresas, y ex vicerrectora administrativa y financiera de la Universidad Católica Madre y Maestra.

El programa de gobierno de Abinader se basa en la propuesta de cambio. Sin ahondar en las medidas, ha expresado que se centrará en la lucha contra la corrupción, la eficiencia, el crecimiento económico y un plan de asistencia social para poblaciones vulnerables.

Fractura del PLD, más bipartidismo

El PLD, histórico partido fundado por Juan Bosch, sufrió en estas elecciones uno de sus reveses más difíciles. Luego de 16 años de gobierno ininterrumpido, el candidato promovido por el presidente Danilo Medina pierde con una importante diferencia de votos, además de perder la mayoría legislativa.

Antes del Covid-19, República Dominicana venía de despuntar en los indicadores macroeconómicos de la región, con una media de crecimiento económico del 6% anual en los últimos siete años. Sin embargo, desde el estallido del caso Odebrecht, las denuncias de corrupción alrededor de Danilo Medina y del PLD se pronunciaron al nivel de generar una percepción de impunidad y descalabro institucional que caló en el electorado.

El PLD venía golpeado de la fractura ocurrida en las elecciones internas de octubre de 2019, cuando el presidente del partido y expresidente de la República en tres ocasiones, Leonel Fernández, se retirará del PLD acusando una componenda fraudulenta en su contra durante las elecciones primarias y formará su propia organización política. El enfrentamiento entre el actual presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández tuvo como saldo la pérdida de votos.

En este escenario, la oposición supo difundir una campaña basada en la idea del desgaste del PLD, la necesidad del “cambio” y del fin de la impunidad. Con los lemas “El cambio va” y “Se van”, el aparato de campaña de Abinader fue efectivo atacando tanto la continuidad del PLD en el Gobierno como los escándalos de corrupción.

Las elecciones municipales también caldearon el ambiente, pues venían de haber sido suspendidas en febrero por presuntas fallas en los equipos electrónicos de votación. En febrero de 2020, ocurrieron en todo el territorio nacional protestas masivas, conformadas principalmente por jóvenes inconformes no sólo con el hecho de la suspensión de las elecciones sino con todo el sistema político del país. La concentración del 27 de febrero en la Plaza de la Bandera, llamada el “Trabucazo 2020”, es considerada la más grande de la historia de República Dominicana.

La oposición al PLD supo capitalizar el descontento general. Aún queda revisar la segmentación del voto pues, según la Junta Central Electoral del padrón electoral dominicano, más de 40% son jóvenes, y tomando en cuenta la marcha ocurrida en febrero del presenta año, convocada principalmente por jóvenes menores de 30 años, y la histórica “marcha por el fin de la impunidad” o “marcha verde” en 2017, que abogara por un cambio drástico ante la profundización de la corrupción en el país, los resultados actuales dan cuenta de un hartazgo general que si bien no apuesta por un cambio estructural, si trastoca el tablero político.

El mayor reto que enfrentará Abinader será superar la crisis sanitaria generada por el rápido nivel de contagio que la pandemia de Covid-19 ha generado en la isla. Las aglomeraciones que se vieron durante las votaciones podrían acrecentar aún más el ya elevado número de casos.

Asimismo, el nuevo Gobierno deberá confrontar la crisis económica producto de la pandemia de Covid-19. Según el Banco Central de República Dominicana, el país registró una contracción económica de 30% en el mes abril en comparación al mes de abril de 2019. Desde el 1 de julio las autoridades salientes decidieron reiniciar las actividades turísticas y dar apertura a hoteles y vuelos internacionales. Queda por ver cómo el nuevo Gobierno conjugará la reactivación económica con la necesidad de mitigar y detener el creciente contagio del virus.


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