A mediados de abril, la organización de investigación internacional sobre abusos contra el medio ambiente y los derechos humanos, Global Witness publicaba una contundente investigación sobre la multinacional Traxys. Domiciliada en Luxemburgo, esta comercializadora de materias primas, que declara unos ingresos anuales superiores a los 10.000 millones de dólares, compra casi todo el coltán que vende African Panther Resources Limited, una comercializadora ruandesa de materias primas, y durante 2024 le habría comprado 280 toneladas… Hasta aquí todo normal.
¿DE DÓNDE VIENE EL COLTÁN QUE COMPRÓ TRAXYS?
Rubaya se encuentra en la provincia de Kivu Norte, no lejos de la ciudad de Goma, y no en vano se la conoce como la «capital mundial del coltán». Entre el 15 y el 20% del coltán que se produce en todo el mundo sale de esta zona minera, también rica en casiterita -mineral del estaño- y manganeso. Más aún, este coltán tiene una calidad superior al de otras minas. En abril de 2024, el M-23, continuando su ofensiva, se hizo con el control de esta zona minera.
A partir de ese momento ocurrieron dos cosas:
-el M-23 creó una administración paralela que controlaba el mercado de minerales, cobrando tasas y porcentajes sobre la explotación y venta de ellos y monopolizando la exportación del coltán. Según el informe de expertos de la ONU de finales de 2024, excavadores y operadores en las minas pagaban una cuota anual de entre 25 y 250 dólares que, junto a las «comisiones» sobre las ventas de mineral, reportaban unos 800.000 dólares mensuales al grupo armado apoyado por Ruanda
-la exportación ilegal de minerales hacia Ruanda aumentó significativamente, con columnas de motocicletas o vehículos -visibles por satélite- que atravesaban la provincia de Kivu Norte. Para la fecha del informe, al menos 150 toneladas de coltán habían salido fraudulentamente de la RDC y se habían mezclado con coltán ruandés, creando la mayor contaminación de la cadena de suministro hasta la fecha en la región de los Grandes Lagos.
Buena parte del coltán adquirido por Traxys provendría de la zona minera y de conflicto de Rubaya y habría beneficiado indirectamente al M-23. Coincidiendo con el conflicto, en 2024 African Panther había exportado más coltán que en los cuatro años precedentes juntos y, según los datos facilitados por la propia Traxys, una de las minas proveedora de African Panther no realizaba ningún tipo de extracción y otra resultó en 2008 sospechosa de comprar «minerales de conflicto» en la RDC.
LAS MEDIAS VERDADES DE TRAXYS Y AFRICAN PANTHER PARA DEFENDERSE
Además de que ambas lo negaban todo, Traxys, explicó sus medidas de diligencia debida, entre las que estaban visitas a las minas proveedoras. African Panther también había visitado a 48 de sus 70 proveedores, aunque no identificó a ninguno. El fuerte aumento de sus exportaciones lo achacaba a la baja actividad entre 2020 y 2023 por la pandemia de COVID-19, si bien Global Witness comprobó que las exportaciones pre-pandemia también era muy inferiores a las de 2024.
Un argumento de defensa capital tanto de Traxys como de African Panther se refiere a la calidad del coltán, ya que el de Rubaya, el «coltán blanco», tiene una proporción mucho mayor de tantalio que el de Ruanda, «coltán negro». Pero según Global Witness, el coltán de las minas de Ruanda tiene una combinación de tantalio y niobio muy diversa. Además existe la práctica habitual de mezclar el coltán de los diversos lugares de origen para impedir determinar la procedencia de cada uno.
Pese a los sistemas de control, tanto en Ruanda como en Europa, el activista jefe de Global Witness, Alex Kopp, decía:
Nuestra investigación sugiere firmemente que el coltán procedente de la RDC y contrabandeado a Ruanda ha entrado en la UE.
PERO TRAXYS YA TENÍA EXPERIENCIA EN ANTEPONER LOS BENEFICIOS A LOS ESCRÚPULOS
Un informe del grupo de expertos del Consejo de Seguridad de la ONU para la RDC publicado en noviembre del 2008 demostraba que Traxys, al igual que la británica Afrimex, se abastecían de las compañías Olive, Muyeye, WMC y MDM. A su vez, estos cuatro proveedores compraban sus minerales de minas controladas por las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
Las FDLR fueron fundadas en el año 2000 por hutus participantes en el genocidio ruandés que habían huido al Congo y tenía por objetivo derrocar al régimen del tutsi Paul Kagame en Ruanda. Es responsable de innumerables asesinatos, violaciones, secuestros, reclutamiento de niños, mutilaciones, etc. etc. Entre su vasta nómina de crímenes se encuentran la matanza de 96 personas en Busurguni (2010), más de un centenar de violaciones en los primeros nueves meses de 2012 o el asesinato de 19 personas en el territorio de Masisi (2012).
En 2007 Traxys compró a los cuatro operadores citados 1.631 toneladas de casiterita y 226 toneladas de coltán. Desde fuentes mineras aseguraron que Traxys controlaba WMC y pre-financiaba a otras comercializadoras de materias primas. Mientras la multinacional luxemburguesa reconoció mantener tratos con Olive, Muyeye, WMC y MDM, negó acuerdos de pre-financiación con ellos.
En mayo de 2009, Traxys anunciaba:
A partir del 1 de junio, dejaremos de abastecernos de minerales del este del Congo, es decir, de las provincias de Kivu del Norte, Kivu del Sur y Maniema.
LA REALIDAD ACTUAL
ITSCI es un Programa para Cadenas de Suministro Responsables de Minerales al que pueden unirse operadores del sector y su objetivo es «crear cadenas de suministro de minerales responsables que eviten contribuir a conflictos, abusos de los derechos humanos u otros riesgos como el soborno, actualmente en África central». Y si bien se muestra crítica con la investigación de Global Witness, manifestaba:
…ITSCI abrió incidentes contra varios exportadores de ITSCI. Estas acciones llevaron a la suspensión, el 16 de marzo y el 16 de abril, respectivamente, de dos exportadores ruandeses miembros del Programa ITSCI debido a la falta de pruebas de la implementación de la debida diligencia: African Panther Resources Ltd. y Sunrise Metal Company Ltd. De acuerdo con nuestros procesos habituales, esta medida se tomó con referencia a información reciente y objetiva, y no guardaba ninguna relación con las investigaciones de Global Witness de las que ITSCI no tenía conocimiento.
De la misma manera considera que la ofensiva del M-23 ha aumentado los riesgos de fraude transfronterizo.
Se vive así en un terreno abonado, más aún, a la opacidad en las transacciones y abierto a la posibilidad de infringir incluso las autorregulaciones sobre minerales de conflictos con menor riesgo de ser descubierto o sancionado de alguna manera, por lo que gran parte de la legalidad y moralidad de multinacionales como Traxys queda limitada al peso que quieran dar a sus beneficios sobre prácticas que alimentan esta nueva guerra y que, a su vez, favorece esas mismas prácticas, en una espiral difícilmente controlable.