German Gorraiz
Foto: EFE
El aislacionismo trumpiano sería un misil en la línea de flotación del complejo militar-industrial que tiene perfilado para el próximo quinquenio la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial.
El actual sistema dominante o establishment estadounidense utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Dicho sistema político se sustentaría en la sucesiva alternancia en el Poder del Partido Demócrata y del Republicano, ambos fagocitados por el lobby judío. Sin embargo, tras el triunfo de Donald Trump en las Presidenciales de EE.UU, asistimos a la irrupción del llamado «escenario teleonómico» en contraposición al «escenario teleológico» actualmente vigente y que vendrá marcado por dosis extremas de volatilidad.
Aislacionismo de Donald Trump
La posible victoria de Trump en Noviembre representaría pues el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder así como la firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia. Ello supondría la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como «primus inter pares» en la gobernanza mundial, quedando de paso la UE, Gran Bretaña, India y Japón, como convidados de piedra en el nuevo escenario geopolítico.
Así, Donald Trump aseguró en sus redes sociales que «nunca hemos estado tan cerca de la III Guerra Mundial» y que debe haber un «compromiso total para desmantelar el grupo de poder neoconservador globalista responsable de arrastrar al mundo a guerras interminables». Asimismo, en un discurso pronunciado en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el candidato republicano afirmó : «Soy el único candidato que puede hacer esta promesa: evitaré la Tercera Guerra Mundial», al tiempo que denunció la «excesiva cantidad de armamento que circula actualmente en el mundo», lo que estaría anticipando el retorno de la Doctrina Aislacionista de EEUU.
Sin embargo, el aislacionismo trumpiano sería un misil en la línea de flotación del complejo militar-industrial que tiene perfilado para el próximo quinquenio la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial mediante un incremento extraordinario de las intervenciones militares estadounidenses en el exterior para recuperar la Unipolaridad en el tablero geopolítico global.
El aislacionismo de Trump chocaría además frontalmente con el sueño obsesivo de los globalistas de Soros y de la Open Society Foundation (OSF) por conseguir el sometimiento de Rusia, pues Rusia sería para George Soros» la ballena blanca que lleva décadas intentando cazar».
¿Magnicidio de Donald Trump?
Los indicios de senilidad de Biden confirmados tras el reciente debate con Trump, la crisis del fentanilo, la carestía de la vida, la desafección del ala izquierda de los demócratas tras la masacre de Gaza y el incremento de la inseguridad ciudadana habrían hundido la popularidad de Biden hasta mínimos históricos, no siendo descartable su sustitución por otro candidato demócrata sin experiencia política con vistas al Congreso Demócrata de Agosto.
Ello facilitaría el retorno triunfal de Donald Trump en las presidenciales de noviembre, candidato que según una encuesta de CBS News y YouGov, contaría con el apoyo del 70% de los votantes republicanos y dado el fracaso de la ofensiva judicial contra Trump, no sería descartable la gestación de una trama exógena de los globalistas para neutralizarlo por métodos expeditivos (Magnicidio) e impedir la utopía de la Coexistencia Pacífica entre EEUU y Rusia.
Dicho complot tendría la paternidad de la Cuarta Rama del Gobierno, agentes patógenos de naturaleza totalitaria y devenidos en Estado paralelo y verdadero poder en la sombra que estaría fagocitada por el «Club de las Islas» de George Soros. Dicha Cuarta Rama se habría conjurado contra un Trump partidario de la Geopolítica Primus InterPares, con el objetivo confeso de neutralizarlo y lograr que EEUU vuelva a la senda de las seudodemocracias tuteladas por el verdadero Poder en la sombra (Cuarta Rama del Gobierno) así como restablecer la Unipolaridad estadounidense en el tablero geopolítico global tras la III Guerra Mundial.