

En la película Caza de Brujas, recién estrenada en Prime Video, hay un detalle que puede pasar desapercibido pero que encierra una carga simbólica poderosa. El gesto final de Julia Roberts pagando con un billete de 20 dólares. ¿Y por qué importa esto? Porque ese billete, que hoy sigue mostrando a Andrew Jackson, recuerda una historia de lucha, resistencia y retrasos políticos. La propuesta de sustituir la imagen de Jackson por la de Harriet Tubman, una mujer negra que escapó de la esclavitud, liberó a decenas de personas y dedicó su vida a combatir la violencia racial estructural en Estados Unidos.
Un simple billete se convierte en un espejo de quién aparece —y quién no— en los símbolos oficiales de un país.
¿Quién fue Harriet Tubman y por qué su retrato importa?
Harriet Tubman nació esclavizada alrededor de 1820 en Maryland. Después de escapar del cautiverio en 1849, volvió una y otra vez al sur de Estados Unidos para rescatar a otras personas esclavizadas. Fue enfermera, espía del ejército de la Unión durante la Guerra Civil, defensora de los derechos de las mujeres y símbolo de una dignidad inquebrantable.
Su vida encarna todo lo que la historia oficial ha preferido silenciar. La valentía negra femenina, la agencia política, la resistencia y la reescritura de la libertad desde abajo. Tubman dirigió al menos 13 misiones de rescate a través del Ferrocarril Subterráneo —la red clandestina que ayudaba a personas esclavizadas a huir hacia el norte— y nunca perdió a ningún «pasajero» en el camino. Por esta labor, los esclavistas ofrecieron hasta 40.000 dólares por su captura. Una cifra enorme para la época. Fue llamada Moisés porque, como el profeta bíblico, conducía a su pueblo hacia la libertad.
En 2016 se anunció que Harriet sería la nueva imagen del billete de 20 dólares. Ocho años después, el billete aún no ha llegado a las manos del público. Retrasos técnicos, resistencias políticas —especialmente durante el gobierno de Donald Trump, quien calificó el cambio como «pura corrección política»— y cuestiones de seguridad del billete han frenado su producción, que ahora se espera para 2028. Es decir, incluso cuando una sociedad reconoce la necesidad de corregir su memoria histórica, el poder se resiste.
El billete en Caza de Brujas como símbolo dentro del símbolo
Que una película sobre acusaciones, crisis y dinámicas de poder cierre con un billete de 20 dólares no es ingenuo. Ese papel es el objeto cotidiano más democrático —lo toca todo el mundo— y a la vez es un monumento portátil. Es una declaración constante de quién ocupa el centro del relato nacional.
Ver a un personaje pagar con un billete que todavía lleva la imagen de un presidente esclavista, en una película dirigida por Luca Guadagnino sobre acusaciones, secretos del pasado y la lucha por la verdad, es de todo menos casual. ¿Qué nos dice de un país que todavía no se atreve a poner el rostro de Harriet Tubman en un billete?
Quizá la película no lo dice explícitamente, pero lo sugiere. Hay símbolos que revelan más que mil discursos. En plena catástrofe moral, lo que queda en el bolsillo de una persona es un fragmento de historia. Y ese fragmento sigue contando la versión más cómoda del pasado.
El cambio prometido no ha desaparecido. Se ha pospuesto, sí, pero sigue siendo una deuda abierta. La deuda de reconocer públicamente la grandeza de una mujer negra en el lugar más visible de la memoria institucional.
Un billete con Harriet Tubman sería la admisión de que la nación se construyó también desde la lucha negra, desde manos y cuerpos que nunca eligieron servir, pero que decidieron liberar. Y por eso una escena mínima, casi casual, nos devuelve la pregunta. ¿Cuándo llegará el día en que paguemos con un símbolo que nos recuerde la libertad conquistada, y no la opresión naturalizada?
Redacción Afroféminas
